lunes, 21 de septiembre de 2009

Un profeta llamado Juanes


Anoche soñé con mi hermano menor, el que tiene veinte años y vive en La Habana. Desde que me marché definitivamente de allí, jamás había soñado con él.
En resumen, el sueño trataba de que unas semanas atrás mi hermano había fijado residencia cerca de mí, en algún lugar del Maresme catalán, y no me había llamado para decírmelo. Al enterarme me enfadé y luego fui a buscarlo.
Todos estos sueños “delicados” se los cuento a mi mujer porque ha estudiado la interpretación de los símbolos en el terreno onírico. Ella se puso a pensar y, como tardaba tanto, le dije mi opinión:
-Mira, este episodio no es más que la síntesis del concierto de Juanes.
-¿Cómo?
Mi mujer no esperaba semejante análisis.
-Sí-continué-. Como bien sabes, y por recomendación tuya, no era conveniente ver el concierto, por el daño que me está haciendo la saturación de temas cubanos, pero el subconsciente siempre trabaja; trabaja a su manera, en el plano surrealista.
-¿Y qué tiene que ver tu hermano con el concierto de Juanes?-preguntó mi mujer.
-Que seguramente él estaba allí.
-¿Pero no dices que, en el sueño, él estaba aquí?
-Estaba aquí y no me había llamado- me recosté a la nevera con una taza de café agarrada con las dos manos, como si tuviera miedo de que alguien me la quisiera arrebatar-. Eso significa que ya he dejado de ser importante para él, como nunca lo llamo…- seguí tratando de esclarecer los símbolos.
-¿Y él te escribe alguna vez?
Mi mujer a veces saca de la manga algunas preguntas capciosas. Quien no la conoce puede pensar que actúa con mala fe, pero no, es todo lo contrario. Simplemente, se toma su tiempo para investigar y ofrecerme la respuesta que más me pueda reconfortar y sea al mismo tiempo la más lúcida.
Es cierto que mi hermano menor jamás ha hecho un esfuerzo por llamarme desde su teléfono móvil. Tampoco me escribe a mi correo electrónico. Cuando exhumamos los restos de nuestro padre, nos retiramos un poco de la escena horrible que nos tocó vivir, y pudimos conversar a toda prisa sobre algunos asuntos familiares. Mi hermano insistía en que buscara una vía para sacarlo del país.
Aquella petición tan desesperada, delante, o detrás, de los huesos de nuestro padre, me revolvió la impotencia, ese sentimiento tan difícil de explicar. Yo había cruzado el océano Atlántico sólo para la exhumación, porque, ciertamente, no tenía deseos ningunos de volver a Cuba. Hacía unos siete años que estaba fuera y me había reciclado en cuidador de ancianos y enfermos terminales; o sea, vivía con el dolor ajeno adosado al dolor personal.
No le ofrecí solución alguna a mi hermano porque no la tenía, ni la tengo aún. Solo le dije que no perdiera las esperanzas, ya que yo me fui de allí con 37 años y él todavía tenía 19 ó 20.
Me pareció muy inapropiado hablar de esos asuntos en el momento de la exhumación. De regreso, comprendí que el tiempo apremia y nosotros no tenemos una comunicación fluida, que él estaba desesperado y le importaba poco el lugar y el momento. Solo le importaba que yo estaba allí delante.
Después de eso hemos hablado un par de veces. Creo que una, a través del Messenger de Yahoo donde nos encontramos de casualidad. No sé cómo se las arregla para conectarse a internet, no he querido preguntarle.
Lo cierto es que, durante los preparativos del concierto de Juanes, cuando los debates sobre la eficacia del espectáculo subían y bajaban de tono, yo solo pensaba en mi hermano. Porque estaba seguro de que él iría con sus amigos.
-Ahora entiendo- expresa mi mujer estirando una banqueta de la cocina para sentarse. Enciende un cigarro y pone en marcha la máquina de café. Me acerca un cigarro sin que yo se lo pida-.En tu sueño ya había pasado el tiempo, tu hermano había logrado salir del país sin tu ayuda y, como reproche, seguía sin llamarte, pero un día te lo encuentras por la calle. El concierto de Juanes sirvió como traducción de la concordia de la nación, en la que las familias, los que quedan, se vuelven a acercar tratando de superar el pasado, como mismo sucedió aquí después del franquismo…
Comienzo a irritarme. Aunque he aprendido a atemperarme para poder expresar lo que siento, todavía me quedan rezagos de aquella época en la que perdía todas asambleas por causa pasional. Siento que no podré explicarle bien a mi mujer que el concierto de Juanes es ambiguo y le deja mucha cobertura al gobierno de la isla. El embotamiento, a primera hora de la mañana, es una cosa que me puede durar varias horas, algo que temo porque me perjudica el resto del día. Dejo los conceptos políticos para más tarde, aplazados para otro día si es preciso. Me centro en mi hermano, con el cigarrillo por la mitad. Me pongo el segundo café, bien fuerte y con dos terrones de azúcar. Me viene a la cabeza la idea de que el sueño ha sido un aviso, que mi hermano puede aparecer aquí en cualquier momento, aquí o en Miami, pero me lo encontraré por la calle. Hace mucho tiempo que no sé nada de su vida y sin embargo estaba seguro de que era él un punto en ese mar de gente que asistió al concierto.
-Lo mejor será llamarlo-digo en voz alta.
Mi mujer afirma con la cabeza. Mira a mis ojos mientras fumo, entendiendo el caos que hay en mis sentimientos, tratando de que sea yo mismo el que tome los caminos a partir de mi experiencia laboral aquí, por haber vivido entre la reminiscencia de una dictadura de 40 años, el franquismo, cuyos sobrevivientes han estado a mi lado, hasta la muerte en algunos casos.

5 comentarios:

Pelusa dijo...

¿Sera que no hay nadie que no haya soñado con Cuba y la gente que dejo atras anoche?
Yo iba en barco con mi madre. Es verdad que era un crucero, pura recreacion, pero no deja de ser un barco...
Ojala y en verdad sea un Juanes profetico.
Saludos!

Jorge Ignacio dijo...

saludos, pelusa. los sueños son el reflejo del subconsciente. este viernes hay una descarga de un trovador en La Bicicleta, por si quieres y puedes ir. nos conoceremos allí, con mucho gusto. un abrazo.

Pelusa dijo...

Gracias por la invitacion, pero no puedo... Sorry!
Otra vez sera!
Mientras, nos leemos.

Silvita dijo...

Los chinos hicieron un poema!!!!
Te estarán enamorando ;-)

(Ahora me leo tu post... primero ví a ver si había chinos en la costa.)

Anónimo dijo...

Jorge, ¿cómo es posible que fumes y además alardees de eso?
Fumar provoca cancer y arruina el corazon, además de hacerte gastar mucho dinero. Me imagino que si tu mujer fuma tambien, dejarlo sera dificil , pero no imposible.
Los que te leemos siempre y en silencio, no queremos de desaparezcas por el cigarro y el cancer...
Juanita