jueves, 2 de julio de 2015

Cuba-USA: No es aconsejable soñar con las riendas sueltas





La noticia de aperturas de embajadas este mes en las dos orillas del viejo conflicto cubano-norteamericano revolvió la redacción donde trabajo. No es para menos: 54 años después de clausuradas, ambas sedes diplomáticas vuelven a activarse en los mismos edificios donde estaban antes. La perspectiva del secretario de Estado norteamericano John Kerry izando en La Habana la bandera de las barras y las estrellas es mucho más que un símbolo; es un hecho contundente. Pero -¿por qué será que siempre existe un pero?- para llegar a este punto histórico el gobierno de Obama ha otorgado a los Castro un sinfín de ventajas y concesiones que La Habana no ha compensado ni en un 0,01 por ciento.

Muchos nos preguntamos por qué Obama es tan dadivoso, si conoce de antemano con quién está negociando. Para enfocar esta columna de opinión personal, vamos a echar a un lado la retórica de que ningún gobernante norteamericano ha sido capaz de llegar a este punto en más de medio siglo. Centrémonos en los hechos, que en definitiva es lo que se puede tocar con las manos. Lo demás es especulación.

Los hechos hablan de detenciones arbitrarias cada domingo a las Damas de Blanco, movimiento cívico independiente que solo  pretende marchar por las calles con flores en las manos, reclamando libertad para los presos políticos. Bien: muchas personas saben que, para llegar a la reapertura de embajadas, Washington aceptó una lista de 53 excarcelaciones de reos de conciencia, o lo que es lo mismo, activistas por los Derechos Humanos que estaban entre rejas por exigir respeto a las libertades individuales, algo tan básico que resultaría difícil de comprender a cualquier ciudadano del mundo que haya nacido en democracia.

Lo que mucha gente no sabe es que esa lista fue manipulada por la dictadura cubana, y que luego del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas, o del inicio de éstas, algunos activistas volvieron a la cárcel.

Pero vamos a un hecho cotidiano. No nos dejan hablar por teléfono con los activistas de la sociedad civil. Cada día, los servicios secretos –que ya no son tan secretos- nos cortan las llamadas y tenemos que buscar alternativas para comunicarnos.

Continuar trabajando en esas condiciones significa que las cosas no han cambiado y que no hay voluntad para cambiarlas del lado del régimen de los Castro. ¿Qué han dado ellos hasta ahora, además de 53 excarcelaciones políticas, aunque quedan muchos activistas entre rejas? ¿La libertad de un subcontratista norteamericano que tenían secuestrado por cinco años?

Y poca cosa más, que ni siquiera viene a la mente ahora.

En la cumbre panameña de jefes de estados americanos estaban las fuerzas paramilitares castristas, para golpear a los opositores pacíficos cubanos que viajaron hasta allí. Reventaron actos públicos, conferencias, encuentros de la sociedad civil del continente.

En fin, no son pocas las personas que opinan que Obama debía haber exigido al menos la garantía de no avasallar a la oposición.

Al menos eso, para que el escenario luzca limpio mientras se negocia e izan respectivas banderas. Ya no hablar de una amnistía general, de una excarcelación total de prisioneros políticos y de una nueva ley de partidos.

Eso sería soñar con las riendas sueltas.

Publicado originalmente en HuffPost Voces 

 Foto: Ramón Espinosa/AP