Finalmente, aterrizaron
ayer en Miami los viejos peloteros de Industriales para celebrar un tope
amistoso en algún terreno aún no determinado de esta ciudad. La empresa Somos
Cuba, organizadora, tuvo el contratiempo de la cancelación de un terreno de la
Universidad Internacional de la Florida (FIU), al parecer porque alguien se
quejó de que, entre los visitantes, vienen peloteros que en su día violaron los
derechos humanos actuando como cancerberos de los Castro.
Nada nuevo en la capital
del exilio cubano: Aquí vive gente de las cuatro generaciones de cubanos afectados por la dictadura, gente que no está
dispuesta a olvidar.
La llegada de
Industriales es sin dudas una noticia que, por cierto, no se ha publicado en La
Habana. El tráfico de la nostalgia viaja en una sola dirección, de allá hacia
acá. El día de la conferencia de prensa sobre la cancelación del terreno de FIU
alguien dijo, con toda razón, que el primer partido de este simbólico
reencuentro debió realizarse en Cuba, en el estadio Latinoamericano, y no aquí.
Sucede igual con la
música, que dejan salir a los artistas de allá pero no dejan entrar a los del
exilio, dígase Gloria Estefan, Willy Chirino o Celia Cruz, quien
desgraciadamente murió sin volver a pisar su tierra.
Si es sólo una
estrategia comercial la llegada de Industriales en Miami –cosa bastante difícil
de creer-, sin dudas abre una puerta al tan deseado encuentro de la nación.
Como estaban otorgadas
las visas por parte del gobierno norteamericano, los “viejos” peloteros
viajaron para presentarse en Tampa los días 23 y 24, pero todavía no hay
seguridad de que puedan jugar en Miami.
Se supone que sí, que
algún terreno conseguirán, pero al menos la bronca está rodando desde el
principio.
Sería ideal que Javier
Méndez y Padilla pudieran disculparse, frente a frente, con el exiliado cubano
al que agredieron físicamente en Winnipeg, durante la semifinal de los Juegos
Panamericanos de agosto 1999.
Ese puñetazo en pleno
rostro a un hombre que saltó al terreno con un cartel opositor todavía duele.
Foto: Del perfil de Facebook de mi amigo Jorge Ebro, cronista deportivo de El Nuevo Herald, quien aparece aquí retratado con Armando Capiró, uno de los mejores bateadores de todos los tiempos. La imagen fue tomada ayer en el aeropuerto de Miami.
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