viernes, 8 de octubre de 2010

A propósito del Nobel de Literatura


Ya por fin Vargas Llosa lo tiene aunque, según la prensa española, todavía Mario no se lo cree. Estaba releyendo a Carpentier cuando sonó el teléfono con la noticia y él pensó que era una broma. Menos de 24 horas después, el mundo iberoamericano, sobre todo, está de patas arriba celebrando un Premio que de cierta manera le pertenece.
Gabriel García Márquez, ex amigo de Mario y Nobel de Literatura también, escribió solo dos palabras a través de la red social Twitter: “Cuentas iguales”.
Todo comenzó en Barcelona, casualmente la ciudad en donde vivo. Comenzó en torno a una agente literaria de la alta burguesía catalana, Carmen Balcells, quien vio en los escritores latinoamericanos que pasaban por aquí una posible cartera de clientes, o, mejor dicho, de entenados. Vargas Llosa incluso fijó residencia en la Ciudad Condal, que no queda muy lejos de París, donde al fin y al cabo se reúnen los escritores. Pero daba vueltas en el aire el tema de la revolución cubana, porque nosotros, desgraciadamente, nunca hemos dejado de ser un tema.
Después de experimentar de cerca el maniqueísmo de uno de los Premios más importantes y políticos de las letras latinoamericanas, el cubano Casa de las Américas, Mario se dio cuenta de que Fidel Castro era un impostor, vamos, que era un hombre falso, y se escindió de él y de la llamada “izquierda” intelectual. García Márquez, por el contrario, se unió cada vez más al dictador, hasta el punto de servirle de pareja en importantes eventos internacionales. Así comenzó una división ideológica, sin que falte por medio interesantes elementos dramáticos, como el famoso puñetazo que Vargas Llosa propinó a García Márquez, por problemas de invasión en la intimidad del agresor, cuenta la historia.
La Balcells, no obstante, ha estado en el medio de la trifulca de los dos grandes escritores, llaveando, supongo, de un lado y de otro. Hasta que un día doña Carmen se decantó abiertamente hacia el sistema de Castro –que ya sabemos no es comunismo ni nada parecido-, enviándole un ramo de flores a la habitación del dictador convaleciente, cuando el mundo –incluido este que escribe- pensó que Fidel Castro se “iba del aire”.
Parece un gesto pequeño pero no lo es. La agente literaria sabe perfectamente que el “tema” cubano ha estado en el centro del denominado Boom Literario de los años 60, fraguado sin dudas en Barcelona. Entonces es cuestión de estar o no estar con Fidel.
José Saramago, otro Nobel ibérico, estuvo dando tumbos con este asunto –Izquierda/Derecha, ¡qué gran jugarreta!-, hasta que se fue de este mundo dándole el Sí a Castro.
Me gustaría saber de qué tipo es el poder de seducción de un dictador como ese que ha sido capaz de tener el mundo dividido, aun a sabiendas de que las cosas en Cuba funcionan con escaso respeto a los derechos humanos.
Por supuesto, la prensa oficialista de la isla hoy no ha destacado la noticia que es portada en todos los periódicos del Planeta. Se ha limitado a “comunicarla” bajito porque el mandatario cubano, que, como se ha visto, no “se fue del aire”, no le perdona a Mario la traición.
Problemas intestinales. No caben dudas.

Foto de Bernardo Pérez
En esta imagen, Carmen Balcells y Mario Vargas Llosa.

1 comentario:

Silvita dijo...

Sí, qué cosa molesta: cuando leemos Cien años de Soledad, o El Evangelio según Jesucristo, o La Guerra del fin del mundo... hay un ruido que zumba en las orejas, y hay que espantarlo como mosquitos, la política y todo lo que genera. Tremendo esfuerzo para concentrarse!