Esta mañana despuntó el sol pero, debido al mal estado en que quedaron las calles, mucha gente no ha salido de su casa. Prueba de ello es la música tech que escucho mientras escribo estas líneas. Es de mi vecinito de arriba, el adolescente discotequero que retumba mis paredes con sus graves sonidos, aunque, cierto, habitualmente lo hace los domingos.
Ayer, Día Internacional de la Mujer, miles de personas quedaron atrapadas en carreteras, trenes e incluso vías urbanas, debido a la gran masa de nieve que cayó como homenaje a la Dona –dicho en catalán. Está visto y comprobado que Barcelona no está preparada para eventos climatológicos fuertes, de ningún tipo. Las intensas lluvias también afectan el movimiento usual de la ciudad porque el drenaje no funciona eficientemente y algunas estaciones de metro, solo por poner un ejemplo, se inundan. Ahora la nieve ha colapsado el tráfico y la Generalitat de Catalunya ha decretado la fase 2 de emergencia.
Hay 170 carreteras afectadas y, de ellas, 30 cortadas totalmente.
Los telediarios locales daban cuenta de la inmensa cantidad de mensajes SMS llegados la víspera a las redacciones. Provenían de corresponsales voluntarios que narraban in situ en qué circunstancias exactas se encontraban. Pero algunos programas también vacilaron esta nevada histórica con bromas –ya sentados cómodos en el plató-, acerca de lo sucedido a los reporteros, presentadores y meteorólogos camino al trabajo.
Tengo una gran amiga, profesional de la imagen. Sin pensárselo mucho –yo intenté hacerlo pero me pudo la pereza-, se amarró unas botas de montaña y se arrojó a la calle a capturar instantáneas. La playa de la Barceloneta, nevada, es noticia, claro que sí. No es muy normal que caigan cinco centímetros de nieve en niveles tan bajos como la orilla del mar.
Al final de la jornada, ya de noche, mi mujer y yo nos dimos cuenta de que no teníamos leche para desayunar y nos lanzamos a las pistas de hielo. Sin exageración lo digo. Había que amarrarse a los postes de la luz y calcular la trayectoria para poder avanzar poco a poco.
Solo al comprobar que las placas heladas del suelo eran un peligro mortal, entendí por qué la municipalidad decidió suspender el servicio de autobuses y alargar, toda la noche, las funciones del transporte subterráneo.
¿Cuánto tardará el sol en derretir todo el hielo amontonado?
Un par de días, supongo. Ya se verá.
Ayer, Día Internacional de la Mujer, miles de personas quedaron atrapadas en carreteras, trenes e incluso vías urbanas, debido a la gran masa de nieve que cayó como homenaje a la Dona –dicho en catalán. Está visto y comprobado que Barcelona no está preparada para eventos climatológicos fuertes, de ningún tipo. Las intensas lluvias también afectan el movimiento usual de la ciudad porque el drenaje no funciona eficientemente y algunas estaciones de metro, solo por poner un ejemplo, se inundan. Ahora la nieve ha colapsado el tráfico y la Generalitat de Catalunya ha decretado la fase 2 de emergencia.
Hay 170 carreteras afectadas y, de ellas, 30 cortadas totalmente.
Los telediarios locales daban cuenta de la inmensa cantidad de mensajes SMS llegados la víspera a las redacciones. Provenían de corresponsales voluntarios que narraban in situ en qué circunstancias exactas se encontraban. Pero algunos programas también vacilaron esta nevada histórica con bromas –ya sentados cómodos en el plató-, acerca de lo sucedido a los reporteros, presentadores y meteorólogos camino al trabajo.
Tengo una gran amiga, profesional de la imagen. Sin pensárselo mucho –yo intenté hacerlo pero me pudo la pereza-, se amarró unas botas de montaña y se arrojó a la calle a capturar instantáneas. La playa de la Barceloneta, nevada, es noticia, claro que sí. No es muy normal que caigan cinco centímetros de nieve en niveles tan bajos como la orilla del mar.
Al final de la jornada, ya de noche, mi mujer y yo nos dimos cuenta de que no teníamos leche para desayunar y nos lanzamos a las pistas de hielo. Sin exageración lo digo. Había que amarrarse a los postes de la luz y calcular la trayectoria para poder avanzar poco a poco.
Solo al comprobar que las placas heladas del suelo eran un peligro mortal, entendí por qué la municipalidad decidió suspender el servicio de autobuses y alargar, toda la noche, las funciones del transporte subterráneo.
¿Cuánto tardará el sol en derretir todo el hielo amontonado?
Un par de días, supongo. Ya se verá.
Foto: Rosa Anna Frutos. Un ciclista abonado al Bicing –sistema de alquiler de bicicletas del ayuntamiento- transita por el paseo marítimo.
2 comentarios:
Mi hermanito, espero estés disfrutando lo bello de la nieve, y cuidándote de su parte dura. Ya había visto las noticias y me acordé de ti. Por acá, aunque no ha caído nieve - todavía, pues a un par de horas al norte de Hermosillo sí que se puso blanquito blanquito - la primavera se resiste a llegar tan pronto como en otros años. Como dice la canción de Sabina, ya uno no sabe si reir o si llorar, viendo al invierno como se apodera del trópico.
Tápense bien, chama.
Rodrigo, hermano, ya la nieve desapareció. Ha sido increíble pero duró lo que un merengue en la puerta de un colegio, al menos en la ciudad capital. Quedan nevados nuestros Alpes, o sea, Los Pirineos. un fuerte abrazo. Estoy bien y no me resfrié en esta ocasión.
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