Elecciones catalanas
Es persistente este hombre: Ha ganado dos veces las elecciones para presidente de la Generalitat de Catalunya y las dos ha sido víctima de una coalición demoledora. De manera que no ha llegado todavía a disfrutar el puesto.
Con magnífico porte y aspecto e hijo adoptivo, políticamente hablando, del legendario Jordi Pujol, casi está a punto de que se le pase el arroz; esa frase fea que bien define el punto ideal de algunas cosas en la vida. A pocos días de las elecciones autonómicas (tendrán lugar el próximo domingo 28), Artur Más está rejuvenecido y confiado de que será finalmente el President.
Anoche se le vio muy seguro en uno de los programas de mayor audiencia nocturna, el late show que conduce su coterráneo Andreu Buenafuente. Bromeó, se divirtió, se rió bastante en su estilo encorsetado de domingo, y digo esto porque este hombre siempre me ha parecido un gentleman excesivamente correcto. Creo que por este motivo (¿serán verdaderamente humanos o androides, los gentlemans?) algunos no lo ven como un político que los represente, y si sale triunfador otra vez, y no es desplazado por triunviratos, será porque los catalanes están hartos de los socialistas.
Y entonces volverá otra vez Convergència i Unió (CiU), que es un partido enfocado más a la derecha, a la Catalunya tradicional y nacionalista, pero no independentista. O sea, el juego perfecto para darle ese sueño de importancia al individuo catalán nativo y, al mismo tiempo, la posibilidad de no enemistarse con Madrid.
Escándalos de corrupción aparte, que siempre los hay en todos lados, los del CiU parece que manejan el dinero mejor que los socialistas.
Al señor Más me lo encontré una vez en una sala de espera de extracciones de sangre, en el Hospital Clinic de Barcelona. Tenía un número detrás del mío y, por lo visto, nos tocaba el mismo centro asistencial por empadronamiento. Artur estaba allí aguantando el tipo, trajeado, como siempre va, y solo con su mujer. No se veía ningún escolta, lo que no quiere decir que no lo hubiera. Pero el hombre al menos aparentaba una prestancia bastante discreta. Hubo alguna admiradora que le solicitó un autógrafo y él, amablemente, firmó.
Según las encuestas pre electorales, es muy posible que, al fin, esta vida azarosa le entregue todo el poder anhelado, con el que Más dirigiría una de las regiones más prósperas de la geografía española. La segunda o la primera capital, según se quiera ver. El programa de Buenafuente es un ejemplo de esto: Se emite desde Barcelona y hasta aquí vienen los invitados, las estrellas de la vida láctea.
¡Ay, pero ninguno de los dos hablaban anoche en catalán! ¡Qué tramposa es la política y que camaleónicos suelen ser sus directivos!
Precisamente, una noche antes de la de ayer, el mismo Artur Más le respondía en catalán a un ciudadano que le hablaba en español, también en la tele, pero esta vez en un programa autonómico, Tinc una Pregunta per a Vosté. Éste parece ser de los políticos que solo hablan español fuera de Catalunya. ¿Y el programa de Buenafuente donde se realiza?
Con magnífico porte y aspecto e hijo adoptivo, políticamente hablando, del legendario Jordi Pujol, casi está a punto de que se le pase el arroz; esa frase fea que bien define el punto ideal de algunas cosas en la vida. A pocos días de las elecciones autonómicas (tendrán lugar el próximo domingo 28), Artur Más está rejuvenecido y confiado de que será finalmente el President.
Anoche se le vio muy seguro en uno de los programas de mayor audiencia nocturna, el late show que conduce su coterráneo Andreu Buenafuente. Bromeó, se divirtió, se rió bastante en su estilo encorsetado de domingo, y digo esto porque este hombre siempre me ha parecido un gentleman excesivamente correcto. Creo que por este motivo (¿serán verdaderamente humanos o androides, los gentlemans?) algunos no lo ven como un político que los represente, y si sale triunfador otra vez, y no es desplazado por triunviratos, será porque los catalanes están hartos de los socialistas.
Y entonces volverá otra vez Convergència i Unió (CiU), que es un partido enfocado más a la derecha, a la Catalunya tradicional y nacionalista, pero no independentista. O sea, el juego perfecto para darle ese sueño de importancia al individuo catalán nativo y, al mismo tiempo, la posibilidad de no enemistarse con Madrid.
Escándalos de corrupción aparte, que siempre los hay en todos lados, los del CiU parece que manejan el dinero mejor que los socialistas.
Al señor Más me lo encontré una vez en una sala de espera de extracciones de sangre, en el Hospital Clinic de Barcelona. Tenía un número detrás del mío y, por lo visto, nos tocaba el mismo centro asistencial por empadronamiento. Artur estaba allí aguantando el tipo, trajeado, como siempre va, y solo con su mujer. No se veía ningún escolta, lo que no quiere decir que no lo hubiera. Pero el hombre al menos aparentaba una prestancia bastante discreta. Hubo alguna admiradora que le solicitó un autógrafo y él, amablemente, firmó.
Según las encuestas pre electorales, es muy posible que, al fin, esta vida azarosa le entregue todo el poder anhelado, con el que Más dirigiría una de las regiones más prósperas de la geografía española. La segunda o la primera capital, según se quiera ver. El programa de Buenafuente es un ejemplo de esto: Se emite desde Barcelona y hasta aquí vienen los invitados, las estrellas de la vida láctea.
¡Ay, pero ninguno de los dos hablaban anoche en catalán! ¡Qué tramposa es la política y que camaleónicos suelen ser sus directivos!
Precisamente, una noche antes de la de ayer, el mismo Artur Más le respondía en catalán a un ciudadano que le hablaba en español, también en la tele, pero esta vez en un programa autonómico, Tinc una Pregunta per a Vosté. Éste parece ser de los políticos que solo hablan español fuera de Catalunya. ¿Y el programa de Buenafuente donde se realiza?
Foto tomada de la televisión
Artur Más, a la izquierda, conversa animadamente con Andreu Buenafuente, anoche, en La Sexta.
Artur Más, a la izquierda, conversa animadamente con Andreu Buenafuente, anoche, en La Sexta.
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