viernes, 18 de abril de 2014

Descansa en paz, García Márquez, pero no creas que olvidamos



García Márquez visita Aracataca, el pueblo donde nació



La muerte este jueves 17 de abril de Gabriel García Márquez ha dejado cierta dinámica de controversia entre colegas y amigos, unos muy acongojados y otros no tanto con el deceso.

Es lo que pasa con personajes contradictorios cuando se van y no se llevan a sus amigos dictadores: La obra literaria –sin dudas inmensa por los cuatro costados- no importa tanto cuando hay un país detrás destrozado, no solo sus ciudades y pueblos del interior, sino también la gente;  o sea, estamos hablando de una nación.

Un texto de la narradora cubana Daína Chaviano aparecido en Facebook hoy, pone en mi boca lo que siento, de manera que lo comparto como mío. Soy de los que piensan que no hay que olvidar, por mucho que los ancianos causen pena e incluso mueran.

Un dictador como Fidel Castro es un destructor nato, capaz de desaparecer de la faz de la tierra lo que sea necesario para conseguir sus proyectos megalómanos. No es poca nuestra tragedia nacional; no son pocos los muertos cruzando el Estrecho de la Florida; no son tres ni cuatro los desastres ecológicos causados por el dictador en más de cincuenta años (me vienen a la mente los pedraplenes que enlazan la isla grande con la cayería norte de Cuba, un brutal daño al ecosistema marino); no son aislados los casos de familias destruidas, luego reconciliadas cuando él quiso, ni insignificantes las cifras de muertos en la guerra de Angola, que duró, por su capricho, la friolera de 15 años, más o menos.

Así que me sumo a lo dicho por Daína Chaviano, escritora exiliada como muchos que lo perdimos todo, menos la dignidad. Frente a una historia como la nuestra, ¿qué puede importar que el Gabo haya sacado de la cárcel a unos artistas?

Descansa en paz, García Márquez, y gracias por tus personajes de ficción, pero nunca te perdonaremos tu amistad con el hombre que destruyó una nación bella y alegre.

Lamento cualquier muerte, pero no lloro por los amigos de ningún dictador (y menos aún por los que alabaron la "ternura" del tirano que ha destrozado a mi patria), aunque hayan sido grandes creadores. Respeto el dolor ajeno. Espero que respeten el mío.


Daína Chaviano