domingo, 31 de octubre de 2010

Pudiéramos reunirnos más



Para los etéreos como yo, que no cuentan el tiempo, las fiestas tradicionales vienen a ser un llamado de atención, un almanaque humano, un recordar de dónde somos y hacia dónde vamos. Pero nos reunimos instintivamente, sobrados de felicidad por volvernos a ver –y tocarnos- sin tener en cuenta que luego, al regresar a casa, recapitularemos nuestros proyectos de vida. Y nos miraremos en el espejo de refilón mientras nos lavamos los dientes antes de meternos en la cama.
¡Cómo hemos crecido de un año a otro!
Algunos tienen hijos de un año a otro, niñas o niños que hacen crecer el grupo. Algunos, como yo, vamos con retraso, aunque esa noche soñamos con una casa con jardín donde se mueva de lado a lado un hijo que a su vez juega con un perro.
Es el dibujo perfecto que el día a día nos coarta por el corretaje de los trabajos, los pagos al banco y los análisis de la prensa económica.
Anoche éramos doce adultos –iba a decir apóstoles, pero me contuve- y tres niños; dos de ellos ya con sus juguetes y otra, Olivia, que viene de camino.
Hicimos una Mesa Sueca –también se conoce como Mesa Bufet- en la que había platos típicos de los diferentes países de donde somos oriundos (España y sus ex colonias tuvieron una amplia representación). Comimos luego los panellets (dulces) catalanes que hizo con sus propias manos Mari-Carmen y hubo para acompañarlos un vino griego, dulzón, que se parece al moscatel, el que –si fuéramos de rigor-debía servirse.
Es un pretexto, ya lo sé, aunque no ignoro que de pretextos también se vive. No estábamos allí reunidos por los santos difuntos –esos se llevan siempre dentro-, ni por la víspera de Halloween, por mucho que nuestros supermercados de barrio nos vendan ahora las calabazas pintadas. Estábamos para comprobar que el tiempo pasa y que cada uno de nosotros nos aferramos a la vida saltando constantemente sueños rotos, unos sueños por encima de otros todavía vírgenes.
Al final, los emigrantes, que este año ya muchos estamos nacionalizados aquí, descubrimos que, en esencia, seguimos siendo los mismos.

Montaje fotográfico de Mari-Carmen Marcos. El año pasado también ella nos dejó este recuerdo

jueves, 28 de octubre de 2010

Argentina o el mutante sin género


Todavía no sé por qué echo de menos un país en el que nunca he estado materialmente. Lo extraño de manera subliminal, con esa aproximación que se realiza a las objetos bellos, con los que, sin embargo, hay que actuar con cautela. Cuerpo envolvente. País envolvente.
Será por lo joven y lo mestizo que es, por lo sonoro que es; por lo que se hace notar.
He conocido Argentina a través de la música y del cine. A través de argentinos que visitaban Cuba en busca del Paraíso del Bienestar Social; o sea, en busca del gran blof de la Historia. También a través de argentinos que emigraron transitoriamente a España en la época del denominado Corralito –hace unos años. En efecto: muchos estaban de paso. Regresaron cuanto antes porque este mundo no es para ellos. Volvieron, como el tango, pero sin la frente marchita. Volvieron en busca de sus empanadas de carne y de sus bares bohemios cargados de diletantismo, cargados de poesía.
La música de los argentinos me la enseñó un maestro de Periodismo que tuve, no en las aulas, sino directamente en el taller, en la imprenta: Guillermo Bernal. Con él me fui a Varadero en 1987 a ver en directo a Fito Páez y a Baglietto, el último Festival que se dio allí, en la playa azul. Bernal luego se marchó del país y, como era de esperar, se exilió en Buenos Aires. No lo he vuelto a ver ni sé nada de su vida. Pero lo recuerdo.
Otro Festival, el de Cine Latinoamericano de La Habana, me entregó la obra completa de Eliseo Subiela –poética pura- y alguna película testimonial sobre la dictadura, que por suerte a ellos les duró poco tiempo con respecto a la de Cuba: La noche de los lápices.
Una vez, a la salida del Teatro Nacional de Cuba, me presentaron a Marcela, una joven revolucionaria que, por supuesto, amaba los caminos del Ché. Marcela se fue de vuelta a su casa en el gran Buenos Aires y, como en aquella época yo desconocía las atrocidades cometidas por el Guerrillero Heroico, sostuve con ella una relación epistolar bellísima que duró años, primero con tinta azul y luego –ya desde aquí- a través del ordenador. En realidad, Marcela y yo nunca hablamos de política hasta que emigré escapando precisamente del país que ella tanto adora. Ella, en las cartas, se llamaba Fermina Daza. Y yo, cómo no, Florentino Ariza. Fue una linda historia de amor.
Aquí conocí a Lucía, una jovencísima de pelo largo que aprovechó la contienda del Corralito para escaparse de su casa con el permiso de sus padres, aunque no con el deseo de ellos. Por primera vez tuve una amiga hipiee, filosóficamente hablando. Lucía también había estado en Cuba, había estado de paso, por su cuenta, sin misiones políticas. Le encantaba bailar salsa, trasnochar y recibir gentes junto a su novio Kike. Un día nos anunció que volvía a Argentina, después de haber sido, aquí, teleoperadora y sindicalista. Pero, claro, Lucía tenía toda una vida por delante y también extrañaba las empanadas de carne y la poesía oral que ostentan los suyos como patrimonio, como los rapsodas que llevaban las noticias cantando de pueblo en pueblo; como los andaluces, sin ir más lejos. María y yo cenamos con Lucía y Kike la noche antes de que se fueran.
Hoy, Argentina parece estar a la deriva con la muerte de Néstor Kirchner, el hombre todavía joven que enderezó un poco la crisis económica de su país. Según leo en las noticias, es como si la nación perdiera el norte con este deceso tan repentino, porque su mujer, la actual presidenta, ha perdido a su principal asesor. Kirchner, que nunca se supo bien si era de derecha o de izquierda, parecía bonachón e inspiraba confianza al pueblo, que ya estaba harto de galanes trasnochados gobernando. Y luego el pueblo, recordando los tiempos de Evita, entregó el poder a una estrella. Néstor se acercó, no obstante, a la dictadura de La Habana, consintiéndola a estas alturas de la vida.
Fue como Alfonsín, el presidente que nos envió pescaderías desmontables y coches de fabricación argentina, en los años 80.
Mi padre, como Kirchner, murió de un infarto cuando tenía poco más de 60 años. A mi padre también le practicaron una angioplastia y no dio resultado. Hoy lo recuerdo a bordo de un Ford Falcon despachado en el país austral, recorriendo las calles de La Habana en funciones especiales del Banco Nacional de Cuba. Eran tareas –lo supe de su boca después del infarto- relacionadas con la seguridad del Estado.

En la foto, el recién fallecido ex presidente Néstor Kirchner


miércoles, 27 de octubre de 2010

Cuba engancha



Una vez que volví como turista –el gobierno revolucionario me obliga a utilizar ese estatus-, estuve a punto de hacer fotos que jamás hubiera pensado. El encanto de la luz en el Caribe es demasiado fuerte como para ignorar las amplias posibilidades de “construir” allí una estampa costumbrista. Junto con la luz, está el escenario que se “vende” solo, el escenario natural, tanto de ciudad como rural.
Estuve a punto de ser turista –quizá aprovechándome de cómo también me miraba la gente-, pero no tuve valor. Mi mujer tampoco. Ninguno de los dos apretamos el obturador de pasada por las escenas tercermundistas, muchas veces cómicas, increíbles. Seguramente nos perdimos buenas imágenes.
Trajimos de vuelta varias “tiras” personales con conocidos, amigos y paisajes celestes, sobre todo. Nada escandaloso. Nada insultante.
Entiendo que los fotógrafos profesionales viajen allá en busca de una buena serie temática para luego sacarle partido en exposiciones y libros. Es lícito. El tema que quiero compartir es el del sentimiento más profundo, el que hay detrás de las fotos surrealistas tomadas en la isla, generalmente en blanco y negro, pues otorgan un resultado mucho más dramático ya que suprimen otros colores de esa fantástica luz.
Me siento muy triste cuando veo a La Habana, por ejemplo, convertida en un escenario de postguerra, aun cuando nunca ha existido una contienda bélica en esa gran capital. Guerra sí hay todavía: la guerra del desgaste. Por supuesto que no puedo echarle la culpa al artista cuando todos sabemos que el culpable es el propio gobierno, que priorizó guerras –ahora sí- allende los mares, antes que cuidar a su gente.
Pero las escenas de desolación y folclore -¡tremenda combinación!- en Cuba no solo han sido captadas por exploradores foráneos; también los fotógrafos nacionales, muchos de ellos reporteros de medios oficiales, han trabajado en el asunto. Y han obtenido premios con un contenido que les toca muy de cerca.
Ayer, el portal digital del El País hablaba de la reciente publicación de un libro con imágenes tomadas en la isla, a cargo de un fotógrafo italiano que vivió durante 14 años allí, precisamente en los años más duros que pasamos cuando se desplomó el campo socialista. Ernesto Bazán (Palermo 1959) se enroló tanto con el terreno y la plasticidad del ambiente que llegó a pensar que estaba en suelo natal, aquel país alargado que bien retrató el cine en la extensa escuela del neorrealismo.
Siempre he dicho que, si Salvador Dalí hubiera nacido en Cuba después de 1959, jamás hubiera sido un maestro surrealista. No niego que es hasta simpático un país tropical donde abundan los coches y las neveras soviéticas –ahora, chinas-, donde el transporte es tan pésimo que constantemente se pueden capturar curiosas imágenes por la calle. Solo digo que me duele en lo más profundo estas fotos. Por dos cosas:
Una, porque la gente allí es tan amable y tan necesitada que no cuida en lo más mínimo su derecho de imagen.
Y otra porque, si somos honestos, La Habana fue una capital modernísima e higiénica alguna vez.

Foto tomada de El País
Una imagen del libro BazanCuba –primera parte de una trilogía- presentado recientemente en Madrid.


martes, 26 de octubre de 2010

El estilo español barriobajero


Me he pasado la vida en Cuba tratando de cultivar un buen lenguaje, no sólo escrito –por mi profesión-, sino también un correcto lenguaje oral. Tuve la suerte de que me impartieran clases magníficos profesores (as) en la universidad: Sapiencia infinita y buenos modales sudaban los maestros en aquellas jornadas tórridas de las aulas de la Facultad de Periodismo. Recuerdo en especial a la historiadora Nuria Nuiry, a la filóloga Otilia de la Cueva y a la investigadora de Literatura Nara Araújo, por solo citar tres nombres de personas que utilizaron su exquisito léxico dentro de lo ordinario que podría ser su turno de oficio.
Tratando de incorporar un “aparato categorial” bien pulido para expresarme, un buen día utilicé precisamente esta expresión y me dijo alguien en la calle, en broma:
-Aquí el único “aparato” que hay es este que está aquí- señalando sus planos bajos.
Era una muchacha.
Esto me dio la medida de que era verdad lo que repetía mi profesora de Gramática: Que existen o se pueden usar varias normas lingüísticas, sobre todo, dos: la norma formal y la coloquial.
Ahora bien, dentro de la segunda, que es la que predomina en España, por lo visto, cabe todo. Solo hay que vivir aquí –más viniendo uno de Latinoamérica, donde se utiliza muchas veces un castellano correcto y bastante formal- para darse cuenta de que la Madre Patria ha hecho de su lengua un desperdicio. No me refiero a los localismos, que de esos todos los países tienen; hablo de la dureza del lenguaje cotidiano, de la cantidad de palabras que aquí están en desuso porque en su lugar se emplean los sinónimos más feos, más “dolorosos” al oído.
En España casi nadie dice barriga: aquí se pronuncia “tripa”. Igual pasa con labios o boca: “Morros”. Y con senos o pechos: directamente, “tetas”, en cualquier medio de prensa audiovisual, sobre todo. También con trasero, glúteos o fondillo: “Culo”, a secas.
Es verdad que las palabras tienen diferentes cargas semánticas en los países donde se utilizan, pero esto que digo da la medida de lo poco que se ha preocupado la sociedad española por cuidar la riqueza de su lenguaje. No hay que, necesariamente, ser retórico para hablar con dulzura. Es eso por cierto lo que no abunda en España: el azúcar; porque, a la vuelta del tiempo, a la gente le ha sido más cómodo y moderno la dureza del lenguaje, algo que sin darse cuenta influye ya en las relaciones interpersonales.
Mi primer día de clases prácticas en el autoescuela, la profesora, una excelente persona y maestra, me indicó:
-Tienes que pegar el culo al respaldo del asiento.
Ella no pensó si quiera lo que me dijo. Es una norma lingüística de comunicación y no estábamos para perder tiempo.
De este ejemplo que cuento podemos pasar a otros niveles:
Hace unos pocos días, el alcalde de Valladolid, León de la Riva, se refería alegremente a los “morros” de Leire Pajín, la nueva Ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social. Se armó una gorda entre partidos políticos, pero no por la palabra utilizada (morros), sino por la incorrección machista que estaba en el subtexto de la frase. Y ayer mismo, Arturo Pérez-Reverte, escritor y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, enviaba un twitter en el que decía que Moratinos, Ministro saliente de Exteriores, era poco hombre, un “mierda”, dijo, por haber llorado en público en su despedida.
Sí, es muy posible que una de las razones por las que en este país se hable tan mal Español sea el machismo tradicional. ¡Ese virus resistente!
En la misma medida, mientras las mujeres aquí sigan diciendo que les sobra “huevos” para emprender los retos de la vida, estaremos en las mismas.

Foto del autor
Exposición nostálgica del Seat 600, el automóvil de fabricación española en el que, a pesar de lo pequeño, cabía toda la familia. Hoy la sociedad vive aquí a toda prisa, con increíbles tecnologías al alcance de sus manos. Queda poco tiempo para cuidar el lenguaje, para conservar las amistades.


lunes, 25 de octubre de 2010

Trini, perdón por llamarte así



Cuba es un vacilón para quien no sufre aquella realidad cada día

Recién estrenada como Ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez desembarcó hoy en Luxemburgo solicitando una señal hacia la isla, algo tan ambiguo como un destello. En una canción, Carlos Varela, el trovador cubano que en una época fue contestatario, decía que la gente estaba en la calle esperando una señal.
Claro, todos interpretamos la reacción en cadena de un pueblo que está callado esperando a que alguien dé la primera gota de sangre. Pero –por solo citar un ejemplo con la letra de Varela- nos aburrimos de la polisemia precisamente esperando una señal. Y, como no estábamos dispuestos a ofrecer la primera gota de sangre, muchos nos marchamos del país como pudimos y otros quedaron allí haciéndole guiños al gobierno. Esto último se ve claramente en Facebook: A los periodistas que estudiaron con nosotros, a los que todavía están en los medios oficiales, la dictadura les "insta" a crearse una cuenta en esta red social para hacer propaganda al régimen, para defender lo indefendible. Y nuestros antiguos compañeros cumplen a cabalidad esta orden, porque necesitan Facebook para comunicarse con sus parientes que están en el exterior, o simplemente para estar al día en las nuevas tecnologías. El administrador de internet en un país totalitario es el Estado.
Pero desde afuera estas simplezas no parecen interesar mucho. Cuba ha llegado a la miseria porque los cubanos lo hemos permitido, por una u otra razón, y también porque los estados poderosos han hecho de la vista gorda. Así que solicitar una señal a la Unión Europea con respecto al tema cubano, a estas alturas es otorgarle más tiempo al castrismo.
Los que hemos sufrido durante muchos años una cartilla de racionamiento, los que sufrimos hoy la lejanía, la pérdida de nuestros padres en aquella isla desvencijada donde apenas funciona la salud pública, solo los que hemos sido despojados de nuestros bienes raíces por el hecho de emigrar y no nos garantizan un retorno libre a día de hoy, solo nosotros y los que sufren allí el día a día sabemos que no se puede perder tiempo en negociaciones con las dictaduras.
Trini, que fue secretaria de Cooperación para Iberoamérica, tiene que saberlo.
Recordemos que los gestos de relajación de las dictaduras nunca son actos de buena voluntad. Son estrategias, simplemente.
Pero el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sigue empeñado en ofrecer respiración asistida a Fidel Castro cuando a éste le hace falta. Ya lo hizo al principio de su primer mandato en la era de Zapatero: Canjeó a un prisionero de conciencia, el poeta Raúl Rivero, por un poco de aire fresco de la Comunidad Europea.
El cuento de nunca acabar.

Foto del autor
La represión policial es el eficiente brazo armado de las dictaduras. Véase, si no, el ejemplo de China.

viernes, 22 de octubre de 2010

Era rojo, como el de París


Reabre el mítico Molino del Broadway barcelonés

Esta ciudad donde vivo es dura como una piedra, pero hay que reconocer que posee personalidad histórica. Detrás de las fachadas hay un mundo de cosas que contar, historias de establecimientos o comercios que cambiaron de dueños e incluso, algunos, continúan perteneciendo a una misma estirpe luego de un siglo y medio. Eso es lo que tienen las viejas capitales, porque Barcelona, sin dudas, lo es, aunque sólo sea por su abolengo europeo.
Y como gran urbe mediterránea –al ladito de Francia se hacen maravillas-, tuvo su Moulin Rouge, ubicado en la zona de teatros de la avenida Paral·lel, el amplio paseo parecido a Broadway que está cerca del puerto y en la frontera del Raval, o sea, en la frontera de la perdición. Por esto mismo, junto con el glamur de la gente que visitaba y todavía visita los escenarios, se ha movido un hampa expendedora de productos altamente viciosos.
El Moulin Rouge o music hall por excelencia de Barcelona estuvo cerrado durante 13 años y casi hubo que tirarlo abajo por el deterioro que provoca la inercia. Pero una empresa interesada en él lo compró para remodelarlo, cuyo fruto culminó esta misma semana con la reapertura total, luego de cambiar bastante la fachada y borrar con una pátina blanquecina los tintes históricos de las aspas.
No será por el mismo motivo que el Moulin Rouge cambió su nombre en época franquista, cuando le suprimieron el adjetivo para evitar sospechas políticas, según cuenta la historiografía particular del inmueble. Entonces quedó como El Molino, El Molino de Barcelona o de la avenida Paral.lel.
Tiene sus detractores por haber sido, en una época, lugar de alterne entre copas; y también por pasar revistas eróticas de dudosa calidad artística. En lugar de alegrarse, algunos conservadores –que todavía quedan y no son pocos- se han entristecido con la noticia de la reaparición de El Molino en el circuito teatral de esa zona de ocio nocturno. Yo pasé ayer a ver cómo lo han dejado –desde que llegué a Barcelona siempre lo he visto cerrado-, pero tuve la mala suerte de que, por la hora, no estaba iluminado con la nueva tecnología que le han puesto: A base de leds.
Digan lo que digan, creo que el cabaret, como género escénico, hace falta en una ciudad donde se presume de tener de todo. Ayer recordé, con tristeza, el Teatro Martí de La Habana, encargado durante la primera mitad del siglo XX del repertorio vernáculo, del costumbrismo nuestro que, como aquí, trasgredió la rigidez de las dictaduras.

Foto del autor
El Molino, legendario cabaret, ahora un poco más sobrio, según la propuesta de su nueva fachada. El Paral.lel (Paralelo) de Barcelona es una franja social donde convive lo bueno, lo malo y lo regular. Discurre desde el puerto hasta Plaza España y fue concebido por el urbanista Idelfons Cerdà, quien también ideó una avenida Meridiana. El Paral.lel es famoso por sus bares al aire libre, además de los teatros.

jueves, 21 de octubre de 2010

El que repite, gana


Como en el dominó, el juego de mesa cubano por excelencia, se han sucedido tres acontecimientos a nivel mundial que retumban los suelos de la dictadura: Uno es el Premio Nobel de Literatura otorgado a Mario Vargas Llosa, legendario crítico del sistema imperante en la isla; al día siguiente, el Premio Nobel de la Paz para el chino Liu Xiaobo, disidente encarcelado mientras se daba la noticia, y ahora el Sajarov para el opositor Guillermo Fariñas, que también, de cierta manera, se encuentra entre rejas porque su domicilio está permanentemente vigilado en la ciudad de Santa Clara, a 300 kilómetros de La Habana.
La elección a Fariñas, un psicólogo y periodista independiente de 48 años, antiguo militar y ahora incómodo rebelde para los hermanos Castro, se ha ido por encima incluso de la ONG israelí Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) y la política etíope Birtukan Mideksa, lo cual quiere decir, a los ojos del Parlamento Europeo, que aquella isla remota tan ofendida, manipulada e increíblemente adorada es ahora una prioridad política para el Viejo Continente.
Con algo más del veinte por ciento de sus nativos en el exilio, Cuba ha tenido que esperar veinte años detrás del desplome soviético para entrar en una fase de “posibles cambios”, todo a partir de un punto de giro que sin dudas dio la muerte en prisión del disidente Orlando Zapata Tamayo. Precisamente, a la madre de Zapata le quieren negociar una salida del país en estos momentos para que deje de incomodar al gobierno con sus frecuentes declaraciones a la prensa internacional y al fustigado diarismo disidente.
Guillermo Fariñas, con su imagen escuálida –luego de varias huelgas de hambre en prisión y en su propia casa-, ha sido el promotor de la reciente liberación de decenas de reclusos de conciencia que estaban -y están todavía otros- en las cárceles, cumpliendo largas condenas por manifestarse abiertamente en contra del régimen. Fariñas dijo que solo abandonaba su huelga si liberaban a los más enfermos, y así fue, ganó el pulso, pero en cambio a los reos los expulsaron del país de manera definitiva.
Sin dudas, el Premio Sajarov –en honor al histórico disidente soviético Andrei Sajarov- es un reconocimiento a la desestructurada disidencia cubana, hoy en día protagonizada de puertas hacia adentro por la gran mayoría de la población, pero dicha en voz alta por unos pocos atrevidos. Como es lógico, la prensa oficial de allí callará la noticia o, para contrarrestarla, tratará de desprestigiar al opositor de raza negra, quien ha manifestado muchas veces que no va a claudicar.
Un dato curioso, aunque no de extrañar debido a la paranoia creada por la dictadura en 50 años, es el hecho de que algunos exiliados radicales han señalado a Fariñas como un espía, o simplemente alguien en quien no se debe confiar al cien por cien.
Sea o no un espía, digo yo, lo cierto es que Fariñas ha movilizado a la opinión pública internacional de cara a lo que podría ser el principio del fin de la dictadura. Pero no debemos extrañarnos, el día de mañana, si el derrumbe de esa autocracia lo realiza la propia familia Castro. Es una línea de pensamiento que no se podría descartar, conociendo de antemano la falta de honestidad de esta dinastía.

Foto tomada del portal digital Cubaencuentro, editado en España
Los tiempos han cambiado: Si mi padre, que en paz descanse, se escondía en la cocina para escuchar las noticias en onda corta del extranjero, hoy un disidente como Fariñas atiende a los medios internacionales en el salón de su casa, sin pelos en la lengua.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Chao, Moratinos



El último tirón del gobierno

Esta mañana la prensa nacional nos sorprende con la noticia de grandes cambios que hará en su plantilla el gobierno español. ¿Pero nos sorprende en realidad?
Se suponía que algo tenía que pasar en la estructura de mandato. Solo hay que ver las caras de ellos en el Congreso para darnos cuenta de que el actual ejecutivo está agotado. Rostros como idos del aire, aguantando el tipo en el habitual enfrentamiento entre PSOE y PP, ahora más recargada la diatriba por parte de los segundos, que se aprovechan de la difícil situación económica, cómo no.
No me pongo a pensar cómo el PP hubiera llevado esta crisis financiera; eso sería especular. Me pongo a ver cómo su adversario político nada en un mar revuelto que por desgracia nos toca todos. En su momento, cuando por fin me pude regularizar luego de casi cinco años indocumentado, admiré la estrategia del PSOE porque me tocaba la fibra más profunda: con un simple permiso de residencia me entregaba la soberanía, algo que jamás tuve en mi país de origen.
Pero, a la vuelta del tiempo, me he desencantado con su manera de administrar el país y principalmente con la manera errónea de llevar la política exterior hacia Cuba. He leído en alguna parte que Miguel Ángel Moratinos es un experto en política internacional; sin embargo, y desde hace mucho tiempo que lo vengo siguiendo, no le veo buena imagen para dirigir la cancillería de este país; es como una pieza anacrónica en el juego de figuras alternativas que pretende mostrar Zapatero en su gabinete de gobierno.
Sé que un cambio de actor no satisfará la demanda que tenemos los exiliados de endurecimiento hacia la dinastía castrista, el único recurso posible para que Cuba transite de una vez; pero al menos la salida de Moratinos y entrada de Trinidad Jiménez nos lleva a albergar esperanzas.
Ella es comedida y tiene cierta atracción en la mirada, un brillo en los ojos y lágrimas cuando hacen falta; un brillo que, por fuerza mayor, insuflará nuevos aires a su nuevo ministerio.
A mí Trini –el público la llama así- me parece honesta, pero desgraciadamente ha entrado en esta cartera en la recta final de un gobierno exhausto, agarrado a las paredes con uñas y dientes.

Foto de Carlos Miralles, El Mundo
Con Trinidad Jiménez como Ministra de Exteriores vuelve el acento andaluz a primera fila, como en los viejos tiempos de Felipe González.

martes, 19 de octubre de 2010

Un pulso a Sarkozy



Si aquí en España los sindicatos se lo pensaron para organizar una Huelga General hace poco –e incluso algunos creen que todo estuvo pactado con el gobierno-, en el vecino país galo ya han hecho nueve revueltas de este tipo contra el ejecutivo de Sarkozy, que quiere alargar la edad de jubilación. Este último paro se ha centrado en algo tan cenital como los carburantes.
Sarkozy ha tenido que echar manos a las reservas del Estado para que algunos transportes esenciales sigan funcionando, porque las refinerías continúan con las puertas cerradas. Las imágenes que transmite la televisión dan cuenta de la amplia participación popular en tales contiendas: gente joven, mayoritariamente, se ve en las calles defendiendo barricadas; nativos, emigrantes e hijos de emigrantes; franceses islámicos nacidos en el país de los vinos y los quesos gourmet.
Y eso que Francia, con respecto a España, tiene un sistema de ayudas sociales mucho más sólido, o más coherente con la realidad. Pero estamos hablando de un país con una fuerte tradición revolucionaria, dicho en el correcto sentido de esta palabra. Se habla de otro Mayo del 68 si no se resuelven las demandas de la población, luego de que Sarkozy, por otro lado, protagonizara una muy criticada expulsión de gitanos rumanos.
En las fronteras españolas, los camiones llenan el depósito de combustible y continúan viaje sin saber cómo van a regresar. La parálisis del carburante galo, de continuar, sería bastante seria también para la economía española, que comercia en buena medida con el país de al lado.
En nuestro patio también el gobierno intenta estirar la edad de jubilación –entre otras medidas poco socialistas que se han tomado para paliar la crisis económica-, pero el estilo de vida de los españoles se basa más en aguantar y esperar a ver qué pasa. Zapatero, el presidente cansado, dijo en estos días que todavía le queda año y medio y que no va a tirar la toalla. Así que por aquí seguiremos atentos a los chismes de la farándula, a las noticias de Marbella –el mayor escenario de la corrupción- y a los folletines del fútbol.
Esto se enderezará, no caben dudas. El problema es que, a diferencia de los franceses, no sabemos cuándo.

Foto de María García
Las escapadas de fin de semana, como esta en la que mi mujer me retrató delante del mítico Moulin Rouge, están paralizadas de momento para los españoles. Los aeropuertos franceses funcionan a media máquina.

lunes, 18 de octubre de 2010

Anzuelo, captura y arrepentimiento


Lejos de salir del cine henchido de emociones fuertes, de esas que uno va procesando después como un rumiante, la sensación que tuve, incluso antes de que terminara la película, fue de olvidarme de ella. Me sabe mal por el ángel que al menos a mí me transmite Elsa Pataky, pero lo cierto es que en esta cinta descubrí que a ella “la mandaron a matar”, la aniquilaron con un bodrio mal armado y, sin embargo, pretencioso.
El tráiler de DiDi Hollywood prometía algo más interesante, sobre todo tratándose del cine de Bigas Luna, quien demostró saber manejar bien los personajes pasionales (Jamón Jamón) y los suspenses de época (La camarera del Titanic), por solo citar dos líneas de trabajo bien distintas. Pero a estas alturas apearse con una película tipo Clase B de domingo por la tarde, de esas en las que la hojarasca va engordando el metraje, y uno lo sabe, pero no se aparta, porque, además de que la televisión es gratis, no tiene nada más que hacer, apearse con un producto mal facturado en la madurez de su carrera asusta como mínimo.
DiDi Hollywood no arranca hasta la mitad de la película, cuando por fin aparece Peter Coyote, el único actor que pone un poco de carácter a esa historia de “En busca del Dorado” que hemos visto tantas veces. Elsa Pataky no se salva como protagonista porque evidentemente no tiene recursos para ello, pero, para empezar, tiene que meterse en un guión improductivo que está hecho para mostrarla desnuda. ¡Oh, Cine Español que todavía estás enredado en la época del Destape! ¿Cuándo vas a finalizar este síndrome, sin dudas producido por tantos años de dictadura y catolicismo con mano dura?
Son “criminales” las escenas sádicas que le han hecho rodar a la actriz y modelo, sobre todo aquella en la que la envuelven en un film de plástico de pies a cabeza. ¡Qué dura y qué gratuita escena! Ya estaba sugerido que eso podía suceder en la historia, pero el director no se conforma con la sugerencia: Quiere mostrar a la Pataky en posiciones incómodas.
Si el Cine Español sigue apoyándose más en lo visual, en vez de contar historias bien narradas como precisamente hace Hollywood –por mucho que no nos guste el excesivo americanismo de esta industria-, bien estamos.
Encima de un pésimo guión sobre un tema trillado, el director no se da cuenta de pequeños detalles que le restan seriedad a su entrega: ¡Aquella cocina del restaurante de Miami donde hay un dueño que habla con acento mexicano y lo hacen pasar por cubano!
Luego, está la eterna tirantez entre Estados Unidos y España, no entre los gobiernos, no, sino en la mentalidad de la gente…Todos puestos a parir, de ida y vuelta.
Como decía, demasiados tópicos para un guión flojo que utiliza, una vez más, a la Pataky como carnada. ¡Y nunca mejor dicho!
Lo siento por ella, pero no recomendaría esta película.

viernes, 15 de octubre de 2010

La felicidad



Elsa Pataky es un amor de mujer y, en general, de persona. Al menos, eso dicta su imagen delante de una cámara de televisión, un sitio donde también se habla, generalmente respondiendo a preguntas más o menos incómodas.
Anoche, Pablo Motos, el conductor de El Hormiguero, dijo que era la primera vez que Elsa Pataky se presentaba en plató en una entrevista en España, pero no quedó claro si refería a la primera vez después de que la actriz regresara de los Estados Unidos, o en toda su vida. De cualquier manera, fue un regalo verla tan natural, aceptando participar en todos los caprichitos cómicos de este programa, como si estuviera en su casa, o como si la tuviéramos en casa charlando tranquilamente después de los postres.
Incluso, parecía mentira que la actriz tuviera encima el jet lag, porque ayer mismo dejó momentáneamente un rodaje en Atlanta para venir a la presentación de Di Di Hollywood, la más reciente entrega de Bigas Lunas donde ella es protagonista; un filme que se estrena hoy en la red de cines españoles. Elsa no llegó a tiempo a la premiere en Madrid, pero sí a la resaca general que todo esto ha provocado.
Casualmente –o no, eso nunca se sabe-, esta semana pasaron por televisión la cinta Ninette, de José Luis Garci, donde ella está monísima y comedida, soportando unos gags humorísticos que provienen de la literatura y en pantalla a veces quedan forzados. Como también estuvo forzadísimo el fabuloso desnudo integral de espalda que Garci que le hizo rodar, cuando ella tiene que caminar por un pasillo sin que esta acción se justifique en el papel. Con tan buena suerte que Elsa es capaz de desdibujar las cosas pasadas de tono cuando se le escucha hablar al natural, en esas entrevistas que transmiten su dulce divismo.
Por la tarde, la cadena CNN en español hablaba de la felicidad, a propósito del primer Congreso Mundial que, sobre este tópico, se celebrará en Madrid la semana entrante. La felicidad parece una cosa abstracta cuando se trata teóricamente, según pretende hacer la filial de Coca Cola en España, que es la organizadora. Sin embargo es concreta, horas más tarde, cuando la televisión nos regala unos bellísimos primeros planos de Elsa Pataky, y cuando ella misma, hablando de otras cosas, nos advierte que la vanidad es capaz de devorar a la felicidad.
Pero claro, uno tiene sus problemas y Elsa Pataky no va a tomar un avión a cada rato para venir desde Hollywood.
Escribiendo esto, acabo de recordar que hoy es viernes y que seguramente vamos al cine mi mujer y yo (¿Di Di Hollywood?); mañana limpiaremos la casa –o no-, y pasado nos estiraremos en el sofá el día entero viendo una película doblada al español.
El lunes próximo me tomaré una Coca Cola a media tarde y ya todo esto habrá quedado muy lejos.

Foto tomada de la televisión
Como se puede apreciar, invertí el ángulo para que la sonrisa de Elsa fuera hacia adentro del blog. Ese lunar, en la vida real, va al otro lado de su rostro.

jueves, 14 de octubre de 2010

El arte del Matador tiene nuevo Ministerio




Recuerdo haber envidiado alguna vez a un viejo amigo de la familia que tenía colgado, en la sala de su casa, un póster de una corrida de toros, donde figuraba su nombre. Ese afiche era la señal, muy visible, de que el hombre había visitado España.
Yo también quise entonces un cartel así, como suvenir, inspirado además en las lecturas hemingwayanas que hablaban de esta materia fascinante, inspirado seguramente, por otro lado, en las películas del cine español. Pero a la vuelta del tiempo, cuando la vida me trajo a vivir a este inmenso país de países, evidentemente se me había pasado la curiosidad por los toros y los toreros. Me molesta ver maltratar a un animal, sea cual sea.
Aunque, paradójicamente, soy de los que disfruta de un buen entrecot hecho al punto, acompañado de una copa de un buen tinto ibérico. Es una cuestión contradictoria que no sufrirán íntimamente las personas vegetarianas.
Ahora bien: hay mucha diferencia entre comerse un entrecot de buey o de ternera y asistir al espectáculo donde martirizan al animal hasta quitarle la vida; eso cuanto menos, porque puede darse la coincidencia de que sea el propio toro quien enganche al matador, lo eleve por los aires y luego lo patee. Esas duras imágenes, que no aparecen en el cartel de aquel amigo de La Habana, nos las pasan por la televisión a cada rato, en momentos tan inapropiados como la hora de cenar o comer.
Lo cierto es que, sin quererlo, he aprendido algo del mundo del toreo a través de la tele. Un universo que se adentra en las frivolidades de las relaciones personales de los diestros con sus parejas, novias, mujeres, prometidas, ex novias, ex amigas.
El destino me depositó en una región que, si bien tenía dos grandes plazas de toros, en general no es muy adicta al ruedo. De hecho, Catalunya acaba de dictar una ley que impedirá practicar este espectáculo a partir de 2012, una fecha que está a la vuelta de la esquina. Ha sido un tema político porque los partidos de esta comunidad autónoma tratan de no perder así un importante número de votantes que están en contra del toreo.
Pero les queda otro grupo aferrado a la tradición taurina.
Si bien en Barcelona existían dos plazas inmensas –una a la entrada y otra a la salida de la gran urbe-, ahora solo queda una, La Monumental, que lógicamente dejará de funcionar en 2012. Yo estoy aburridísimo de las prohibiciones, viniendo de donde vengo. Prefiero que la gente vaya a las corridas si les apetece, aunque a mí no me verán por ahí. Porque, si bien Catalunya es diferente a otras comunidades castellanas en cuanto a las tradiciones, aquí también vive mucha gente que es producto de una emigración intrapeninsular que arraiga sus costumbres, gente que ha construido parte de este territorio y que incluso ha nacido aquí, aunque su ámbito más próximo no sea precisamente el catalán.
Ya veremos cómo salen los políticos de esta vuelta de tuerca que ha puesto más tensa las relaciones con Madrid. A veces pienso que esa tensión interesa.
De momento, ayer se dio la noticia de que un grupo de afamados toreros lograron que la fiesta taurina sea competencia del Ministerio de Cultura y no del de Interior, como era hasta la fecha. Estaban todos elegantísimos –suelen ir muy arreglados siempre los toreros- y muy felices porque, en lo adelante, se les reconocerá como artistas.
Eso en el resto de España, apartando a las dos comunidades autónomas que ya han eliminado las corridas de su panorama: Catalunya y Canarias.

Foto del autor
La Arena de Barcelona, en plena reconstrucción. Esta importante plaza, ubicada en la entrada de la ciudad, en la Gran Vía, saliendo del aeropuerto, será pronto un inmenso centro comercial. Le han dejado su fachada intacta y han vaciado el interior. Suena ya a nostalgia, como mismo evocan las chimeneas de antiguas fábricas que han quedado solas, acompañando otro paisaje urbano.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un mundo de cosas




Ha terminado hoy el largo “Puente del Pilar” y el día comienza con un abanico de noticias. La más mediática, sin dudas, es el rescate poco a poco de los 33 mineros chilenos atrapados a 700 metros de profundidad desde el pasado 5 de agosto. Salvamento que, en el momento de escribir estas líneas, continúa transmitiéndose por televisión e internet.
Se esperaba para navidades; sin embargo, la experiencia y los avances tecnológicos han acelerado muchísimo el proceso de evacuación. Tanto es así que se ha visto en directo. En España, con cinco horas por delante de la zona cero chilena, eran alrededor de las cinco de la madrugada cuando salió a la superficie Florencio Ávalos, de 36 años, el primero de ellos. La cápsula Fénix 2 tarda unos veinte minutos en cada ascensión, y de vez en cuando se engrasan y regulan sus mecanismos de deslizamiento. Un show mediático que ha tenido de todo previo al día de hoy: desde nacimientos de la hija de uno de los mineros, hasta una petición de matrimonio de otro obrero enterrado a esas profundidades.
La filial española de CNN ha diseñado para la ocasión una pantalla cuadriculada en la que permanece, en el extremo superior derecho, la imagen en directo de la zona del Desierto de Atacama, en Chile, donde está ocurriendo el milagro. Hay una conductora en plató que desde temprano comenta un manojo de noticias y parece que en cualquier momento se le va a secar el cielo de la boca.
Rastreo internet tomándome un café y encuentro que los editores están hilando fino, para colocar donde corresponda, entre otras noticias, la buena nueva del rescate, la muerte ayer de Manuel Alexandre, el eterno actor secundario español que tenía en su currículum unas 300 películas, y otro deceso inesperado: el de Antonio Puerta, aquel joven alto que atacó al profesor Neyra porque éste último intervino en una trifulca en la vía pública entre marido y mujer. También, como es habitual luego de largas fiestas nacionales, los medios de comunicación dan cuenta de la cantidad de personas fallecidas en accidentes de carreteras, una epidemia al parecer incurable. 26 han muerto en el "Puente del Pilar"* de este año.


*El Puente del Pilar hace referencia a varios días festivos que tuvimos en homenaje al Día de la Hispanidad y, por extensión, a la virgen de Zaragoza.

Foto tomada de la televisión
Claudio Yáñez, el octavo de una lista predeterminada, en el momento en que sale de la cápsula diseñada para la operación de rescate.

martes, 12 de octubre de 2010

Día de la Hispanidad




Como cada año, el acto central en Madrid por el encuentro de dos mundos se convierte en una parada militar. Es el pretexto que ha escogido el Reino de España para mostrar su poderío, su modernísimo ejército que, dicho sea de paso, participa también en labores humanitarias cuando hay graves catástrofes en cualquier confín del mundo.
Incluso, y esto no es noticia, España vende armamentos de última generación a países que lógicamente no los fabrican. Uno de ellos es Venezuela, cuya bandera nacional no salió hoy en el desfile del madrileño Paseo de La Castellana. Es curioso: Dice la prensa que el abanderado venezolano se encontraba indispuesto pocas horas antes de comenzar la revista. Por eso había ocho en lugar de nueve enseñas correspondientes a las antiguas colonias españolas que celebran el bicentenario de su independencia: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Bolivia, México y Venezuela.
Es para sospechar: ¿No tendrá nada que ver la ausencia de Venezuela con el hoy investigado vínculo de ETA con ese país?
Es todo un “detalle” que los reyes hayan invitado a desfilar este año por primera vez a sus antiguas colonias, en un día como éste en el que se rinde culto a la lengua castellana –ya admitida por la RAE como lengua española, indistintamente-, y en el que en definitiva se ensalza el papel de la metrópolis. Pero es que el mundo ha cambiado mucho. Algunos de los militares que hoy tripulaban carros de combate son iberoamericanos, radicados aquí pero provenientes de allá. Forman parte de un ejército asalariado dispuesto a desplazarse a zonas de catástrofes y zonas de guerra, en cumplimiento de la voluntad del gobierno de participar en misiones con aliados.
También es un “detalle” que el reinado en el que vivo y trabajo nos dé el privilegio, a los provenientes de antiguas colonias, de solicitar la nacionalidad española al cabo de permanecer dos años legales aquí, por encima de otros inmigrantes –emigrantes, en fin- que tienen que esperar muchos años más.
Nunca pensé en ser español y, sinceramente, ahora que lo soy, digo en alta voz que me conviene. Es una lástima que el mundo se mueva así a estas alturas, con pasaportes de mayor y menor pesos.
Además hay que decir que es un “detalle” que este reinado me permita mantener doble nacionalidad, cosa que el gobierno cubano no acepta.
Pero, bueno, cuando uno emigra y se asienta, por ejemplo, en Catalunya, descubre que mucha gente que vive en esta tierra no se siente española, cosa comprensible. Así que descubrimos que hemos aterrizado en otra realidad y no en la imaginábamos.
Descubrimos, por ejemplo, que ser español no es tan importante. Pero, aun así, disfrutamos el día de hoy tranquilos en casa, porque nos lo paga España.

Foto tomada de la televisión
Un primer plano del Príncipe Felipe de Borbón, futuro heredero de la Corona. Televisión Española desplegó 22 cámaras para el desfile, algunas de ellas incluso viajaban dentro de helicópteros y carros de combate.

viernes, 8 de octubre de 2010

A propósito del Nobel de Literatura


Ya por fin Vargas Llosa lo tiene aunque, según la prensa española, todavía Mario no se lo cree. Estaba releyendo a Carpentier cuando sonó el teléfono con la noticia y él pensó que era una broma. Menos de 24 horas después, el mundo iberoamericano, sobre todo, está de patas arriba celebrando un Premio que de cierta manera le pertenece.
Gabriel García Márquez, ex amigo de Mario y Nobel de Literatura también, escribió solo dos palabras a través de la red social Twitter: “Cuentas iguales”.
Todo comenzó en Barcelona, casualmente la ciudad en donde vivo. Comenzó en torno a una agente literaria de la alta burguesía catalana, Carmen Balcells, quien vio en los escritores latinoamericanos que pasaban por aquí una posible cartera de clientes, o, mejor dicho, de entenados. Vargas Llosa incluso fijó residencia en la Ciudad Condal, que no queda muy lejos de París, donde al fin y al cabo se reúnen los escritores. Pero daba vueltas en el aire el tema de la revolución cubana, porque nosotros, desgraciadamente, nunca hemos dejado de ser un tema.
Después de experimentar de cerca el maniqueísmo de uno de los Premios más importantes y políticos de las letras latinoamericanas, el cubano Casa de las Américas, Mario se dio cuenta de que Fidel Castro era un impostor, vamos, que era un hombre falso, y se escindió de él y de la llamada “izquierda” intelectual. García Márquez, por el contrario, se unió cada vez más al dictador, hasta el punto de servirle de pareja en importantes eventos internacionales. Así comenzó una división ideológica, sin que falte por medio interesantes elementos dramáticos, como el famoso puñetazo que Vargas Llosa propinó a García Márquez, por problemas de invasión en la intimidad del agresor, cuenta la historia.
La Balcells, no obstante, ha estado en el medio de la trifulca de los dos grandes escritores, llaveando, supongo, de un lado y de otro. Hasta que un día doña Carmen se decantó abiertamente hacia el sistema de Castro –que ya sabemos no es comunismo ni nada parecido-, enviándole un ramo de flores a la habitación del dictador convaleciente, cuando el mundo –incluido este que escribe- pensó que Fidel Castro se “iba del aire”.
Parece un gesto pequeño pero no lo es. La agente literaria sabe perfectamente que el “tema” cubano ha estado en el centro del denominado Boom Literario de los años 60, fraguado sin dudas en Barcelona. Entonces es cuestión de estar o no estar con Fidel.
José Saramago, otro Nobel ibérico, estuvo dando tumbos con este asunto –Izquierda/Derecha, ¡qué gran jugarreta!-, hasta que se fue de este mundo dándole el Sí a Castro.
Me gustaría saber de qué tipo es el poder de seducción de un dictador como ese que ha sido capaz de tener el mundo dividido, aun a sabiendas de que las cosas en Cuba funcionan con escaso respeto a los derechos humanos.
Por supuesto, la prensa oficialista de la isla hoy no ha destacado la noticia que es portada en todos los periódicos del Planeta. Se ha limitado a “comunicarla” bajito porque el mandatario cubano, que, como se ha visto, no “se fue del aire”, no le perdona a Mario la traición.
Problemas intestinales. No caben dudas.

Foto de Bernardo Pérez
En esta imagen, Carmen Balcells y Mario Vargas Llosa.

jueves, 7 de octubre de 2010

Benet y Barcino


Falta solo un mes para que el Papa Benedicto XVI bendiga en cuerpo y alma el famoso templo de Gaudí. Será un domingo, día de reposo familiar y de poca movilidad en la vida ordinaria. El Sumo Pontífice dará una vuelta en su papamóvil por los alrededores y oficiará una misa dentro de la que pudiera ser la catedral más rara del mundo, sin duda alguna la más extravagante.
El interior de la Sagrada Familia, donde caben 9 mil personas, sólo acogerá ese día 7 mil 500 por razones de seguridad. Es un mundo onírico en el que Gaudí se gastó casi toda su materia gris, tratando de ser original sin molestar a la Iglesia. El techo de la bóveda central es asombroso: parece un bosque proyectado hacia arriba. Y las columnas y balcones interiores entregan una ciudad futurista bastante parecida a Barcelona. La puerta de entrada por la fachada de La Pasión ostenta tantas inscripciones, en relieve, que no alcanzaría todo un día para leerla de arriba abajo. Esto sin contar los miles de detalles y alegorías de las dos fachadas terminadas.
A partir de ese día -7 de noviembre-, el templo se convertirá en Basílica. Ese es el objetivo de la visita papal, pre inaugurarlo antes de que concluyan las obras de construcción dentro de veinte años. La Sagrada Familia, como se le conoce comúnmente al edificio, funciona hace mucho tiempo como principal atractivo de esta ciudad, ya que cuesta creerlo desde la estampa de una revista de arquitectura. Es por ello que muchos de los vecinos de este atrevido inmueble se están frotando las manos porque piensan alquilar sus balcones para la visita de Benet, como sería el nombre del Papa en catalán.
Mientras, una inmensa mole de hierro muerde las rocas del subsuelo donde están los cimientos del templo. El “aparato” se llama Barcino y es una de las tuneladoras más grandes y modernas del mundo. Es capaz de perforar un conducto donde nadie se imagina –aunque por suerte la prensa informa- y aprovechar el polvo de las “mordeduras” para construir las propias paredes del túnel. Parece que Barcino se hubiera puesto de acuerdo con el Santo Padre. Precisamente, en esos días, estará trabajando por debajo, mientras el jerarca religioso bendice el templo por arriba. Como si el Papa lo apuntalara con su presencia. No pocas personas en esta ciudad todavía se preguntan si era estrictamente necesario que este túnel pasara por ahí.
Dentro de poco tiempo, si las cosas salen bien, el enlace de este país con Francia, en un tren de alta velocidad, discurrirá por debajo de la nueva basílica. Cosas que pasan, sin más.

Foto del autor

miércoles, 6 de octubre de 2010

Alicia Alonso bailó para Batista



Papeles amarillos dan cuenta de un acto olvidado. Mañana jueves, TVE estrena un documental sobre la vida de la artista cubana

La Prima Ballerina Assoluta del Ballet Nacional de Cuba está próxima a cumplir 90 años. No todo el mundo llega a esa edad y mucho menos con fama universal. “Se lo ha currado”, dirían en España refiriéndose a la trayectoria y talento de esta singular mujer que a fin de cuentas nadie sabe quién es.
Su aura es muy misteriosa. Apenas habla en los actos públicos, si es que asiste a ellos. Tiene una vida tan larga que a la mayoría de los cubanos se nos confunde con la muerte, ya que nos parece mentira que todavía esté dando quehacer con su atuendo de siempre, sus gafas oscuras y su nariz empinada; sobre todo después de bailar en un escenario hasta los 75 años, guiada por voces de su partenaire que nunca escuchábamos en platea pero que sabíamos imprescindibles.
Sin embargo, Alicia Alonso es una leyenda viva. Por su compañía, una de las más prestigiosas del mundo, han pasado bailarines talentosísimos que ella misma no ha dejado brillar hasta cierto punto, porque ha gobernado con mano férrea según dice la voix populi. Nadie la podía opacar y nadie podía discutir sus órdenes. Es una dama de hierro del Caribe que ha sido tan excelsa maestra como eficaz para el régimen de Fidel Castro. Su figura es un tema complicado –una de cal y otra de arena- del que algún día se hablará diáfanamente cuando termine la dictadura, porque no es menos cierto que el Ballet Nacional de Cuba es una de las instituciones más sólidas del panorama cultural de la isla, aun cuando no pocos de sus talentos emergentes pongan pies en polvorosa en las giras internacionales. Y luego triunfan en importantes compañías, como se ha podido comprobar.
La vida y obra de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo –su nombre original- podrá verse mañana jueves en un documental que Televisión Española emite en la 2, a las diez de la noche. El filme forma parte de la serie Imprescindibles y entronca con el nuevo perfil cultural que quieren darle a esta cadena. El homenaje, pues, está servido en este país que nunca ha dudado en reconocer la figura de Alicia, otorgándole incluso una cátedra que lleva el nombre de la bailarina en la Universidad Complutense de Madrid.
Una vida tan larga se presta para el revisionismo. Entre los papeles que traje de Cuba hay uno que es un documento histórico. Se trata del programa de mano original de El lago de los cisnes, función única, “de Gala”, según el pliego, ofrecida por el Ballet Alicia Alonso en la Toma de Posesión del Presidente Mayor General Fulgencio Batista, en el Teatro Auditorium*, el 25 de febrero de 1955. O sea, un día después de que Batista entrara legalmente en el poder en su segundo mandato.
No sé si Alicia recuerda o reconoce que hubo esa función. De hecho sería de lo más normal que una compañía insigne cubana actué para el presidente de la República. El programa de mano incluye en la portada un sello seco a relieve con el escudo nacional y, además de relacionar el elenco completo, detalla cada uno de los cuatro actos del mítico ballet. El ejemplar que conservo me lo regaló un viejo amigo conocedor del mundo del espectáculo y me pidió encarecidamente que no mencionara su nombre.
Para los interesados en detalles, reproduzco los principales créditos del programa:

Ballet Alicia Alonso
Director Artístico: Fernando Alonso Rayneri

Elenco: Alicia Alonso

Royes Fernández

Carlota Pereyra, Víctor Álvarez

Artista Invitada: Dulce Wohner

Director Musical: González Mantici

Director de Escena: Miguel S. del Castillo


Un año y siete meses después de esta función, Alicia Alonso baila para los estudiantes de la Universidad de La Habana en un acto de desagravio que la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) le ofreciera. El Instituto Nacional de Cultura de la época, dirigido por Guillermo de Zéndegui, había suprimido el estipendio del gobierno a la Academia de Ballet que Alicia dirigía, porque, según argumentaron los funcionarios, se trataba de una compañía enfocada solamente a la élite social.
De esta manera, la gran coreógrafa y bailarina se quedaba sin el apadrinamiento de Batista, pero muy pronto, en 1959, conseguiría otro tutor. Otro dictador.
Hasta el día de hoy le ha sido fiel a Fidel Castro.

*Auditorium: Se trata del octogenario teatro llamado hoy Amadeo Roldán.

martes, 5 de octubre de 2010

El entusiasta ofendido


Hace unos pocos días, preguntándome en alta voz por qué el son y la rumba catalana se parecen tanto, un amable lector y músico barcelonés me envío un enlace a una página que aclara mis dudas. Francesc Torné, guitarrista “ventilador” de la orquesta Derrumband, reconoce luego, en intercambio de mails con un servidor, que sin los gitanos no hubiera sido posible este género “nacional”.
Entrecomillo “nacional” entendiendo a Catalunya como nación y al mismo tiempo dejándola dentro una gran amalgama de países que sin dudas es España. Lo cierto es que aquí tuvo lugar el surgimiento de este ritmo aflamencado que luego ha servido muy mucho en el ámbito comercial. En Cuba oíamos todo esto de refilón –Las Grecas, Peret, Lolita-, gracias al programa Nocturno, de Radio Progreso, que nos mantenía al corriente de la música española tan afín a nosotros. Pero en realidad –salvo raras excepciones- los artistas españoles dejaron de visitar la isla a partir de los años 60. El por qué es obvio: la mal llamada Revolución Cubana cerró el intercambio de mercados musicales al mundo capitalista y nos dejó en manos del realismo socialista. Tan real era este último que lo tuvimos metido en casa con nombres provenientes de festivales de la canción de Europa del Este, como el famoso Sopot, polaco, que nos ponían en televisión. Esto ocurría en los años 70, cuando, según el artículo facilitado por Francesc Torné, la rumba catalana estaba en su apogeo.
Se sabe a estas alturas que el mercado cubano no se abrió otra vez hasta principios de los 90, cuando la isla comenzó a dolarizarse descaradamente y los músicos –algunos- fueron de los pocos privilegiados que tocaron la divisa. En los 80, una década atrás, había pasado por allá un infiltrado que cautivó al público con boleros de toda la vida: El gitano Moncho, de cierta manera heredero de la rumba catalana, aunque decantado por la melodía suave. Ese, según recuerdo, fue el único* español –catalán, para más señas- que desafió el bloqueo musical impuesto por la Revolución y se presentó en los teatros habaneros una y otra vez. Hasta que se le ocurrió musicalizar los versos del Héroe Nacional José Martí –poeta modernista, para más señas- y el gobierno lo vetó sin contemplaciones.
Fue una torpeza, por supuesto, pero eso demuestra hasta qué punto pudo ser radical el gobierno cubano. Martí es intocable, parece ser la lectura. Y tiene lógica si pensamos que al pobre Pepe, hombre sencillo hasta la médula, lo convirtieron en doctrina, en una imagen de piedra que estaba en todos los patios de colegios cubanos. Tiempo más tarde, Ana Belén hizo lo mismo con los versos de Nicolás Guillén, Poeta Nacional, pero esto sí fue permitido porque era harina de otro costal.
Moncho fue ingenuo y todavía me pregunto por qué no tuvo asesores. Sonear, rumbear al Maestro de la Revolución todavía está considerado un sacrilegio. Con esta pifia a cuestas –a nosotros, adoctrinados, nos pareció atrevido, aunque nos gustó el compás-, Moncho quizá haya sido el único exponente de la rumba catalana que interactuó con la isla físicamente, en los tiempos duros. Años después, fue el sacerdote polaco Karol Wojtyla, enfundado como Papa, quién pidió a la Revolución que Cuba se abriera al mundo, y viceversa.

Foto del autor
Afiche promocional por los 50 años de vida artística de Moncho, El Gitano del Bolero. Anuncia un concierto en el Palau de la Música Catalana hace unos pocos meses.
*Nota: También Joan Manuel Serrat visitaba Cuba en los años 70 y 80, pero este artista encajaba perfecto en el ámbito político cubano, a diferencia de Moncho.
Seguramente habrá quien piense que el bloqueo fundamental venía de EEUU, y en parte no deja de tener razón. Sin embargo, el bloqueo yanqui le hizo un gran favor al gobierno comunista de la isla, que terminó bloqueándonos todavía más con la sovietización de la economía y la cultura.

lunes, 4 de octubre de 2010

El cielo está mejor que mi ombligo



Me quedé pensando, a primera hora, en qué momento habíamos puesto la lavadora porque no me acordaba. ¿Se había puesto sola?
El electrodoméstico centrifugaba con tanta fuerza que parecía que iba a despegar. Mientras tanto, yo seguía en la cama soñando con aviones, como siempre. Es mi sueño preferido –a la fuerza-, el más recurrente y a él me he acostumbrado como casi todos los emigrantes. Los míos son aviones de guerra soviéticos que sobrevuelan la ciudad, en escuadras; no son aviones comerciales.
También sueño con aeropuertos perdidos en el interior del campo y que, por supuesto, simbolizan el aeropuerto de La Habana. Sueño con los gendarmes de allí que me impiden el paso y me llevan a comisaría. Luego me apresan y no me dejan salir de la isla. Hasta que despierto y compruebo que se trata de una pesadilla. Ese día lo paso mal. Llevo casi diez años tratando de aceptar este sueño como algo irremediable, que aparece cada mes como promedio, quitándole espacio a los sueños eróticos neutrales, porque en alguna ocasión he tenido un sueño erótico con fuerzas castrenses. Una vez, en Lisboa, en un viaje de placer, soñé con el Comandante en Jefe y, por supuesto, el sueño me agrió el día. María me vaciló para disimular su cabreo:
-¡Joder, mi amor! –dijo convencida-: ¡la verdad es que a ti Fidel te pone!
Pero ayer los aviones eran de la Segunda Guerra Mundial, bombarderos y caza bombarderos, modelos antiguos cuyo motor tenían un sonido retro riquísimo, grave, engañoso. Ya digo: lo confundí con el centrifugado de la lavadora. Se me había olvidado que en Barcelona se celebraba este fin de semana la Festa del Cel (Fiesta del Cielo), promovida por el Ayuntamiento y con el patrocinio más variopinto. Hacían acrobacias en primera línea de mar pero, para tomar fuerzas, se metían hacia dentro sobrevolando la gran urbe. Por mi casa estuvieron pasando hasta pasadas la cuatro de la tarde, cuando ya había despertado de una noche larga y llena de excesos.
Entré en los periódicos digitales para ver qué estaba pasando. La noticia se centraba, sin embargo, en la llegada al aeropuerto del Prat del avión comercial más grande del mundo, haciéndolo coincidir con la Festa del Cel. Es un Airbus 380 de la compañía alemana Lufhansa, con 526 plazas y dos pisos. Yo había visto su silueta desde mi terraza aunque pensé que era un espejismo. Es el buque insignia del aire, decía la prensa. ¡Tremenda mole de hierro!
Lo recibieron en Barcelona con chorros de agua cruzados. Iba para Mallorca, pero pasó por aquí para que lo viéramos, nos indican los portales vespertinos. Mientras tanto, la gente se quejaba en los apartados de opinión de los diarios porque, decían, estos aviones viejos hacen mucho ruido y el domingo es un día para descansar. ¡Así se gasta el dinero nuestro Ayuntamiento!, comentaba aireado un lector. A mí, sin embargo, el ruido no me molestaba tanto –estoy acostumbrado- como tener que mirar hacia arriba. Me podía provocar una contracción muscular y a eso sí le tengo mucho miedo.
De la cama, María y este que escribe pasamos al sofá, y así estuvimos todo el día, estirados, olvidando a propósito que el domingo es el día de las lavadoras. Los aviones se marcharon sin dejar rastro.

Foto de Josep García.
Festa del Cel 2010. Una avioneta sobrevuela la zona de la termoeléctrica de Sant Adrià de Besòs y las instalaciones del Fórum Universal de las Culturas, al este del litoral barcelonés.