jueves, 30 de diciembre de 2010

Exilio S.A.



Miro esta fotografía y me pregunto qué habría sido de mi vida si mis padres, a principios de la dictadura, me hubieran llevado con ellos a Estados Unidos en una embarcación, como pudo suceder, zarpando del pequeñísimo puerto que está en Boca de Camarioca, al este de La Habana. O si hubieran marchado antes, cada uno por su lado, y se encontraran por primera vez en el exilio.
Esa sería otra historia, como la de algunas familias que en realidad optaron por ese camino, atravesando sin mirar atrás las aguas profundas del Golfo de México. Gente que, o lo vio todo claro por sus facultades sobrenaturales, o simplemente fue dañada ipso facto por una banda de requisa que andaba haciendo expolio por la ciudad, llevándose pinacotecas enteras y obras de artes decorativas. Porque no hay que olvidar que aquellos barbudos insurgentes no declararon su carácter socialista –o sea, comunista- hasta dos años después de tener las riendas del país bien controladas, por lo que engañaron al pueblo y luego le tendieron una trampa mortal: No había marcha atrás. Con la Revolución todo y sin la Revolución nada.
Mis padres apostaron por esa Revolución y dejaron que zarpara vacía la embarcación que los había ido a buscar.
Lo que sucedió después es lo que llega hasta hoy, un gobierno militar que se ha apropiado del destino de once millones de personas, de los bienes raíces, de la potestad de hacer con los niños lo que ellos entienden. Y lo que ellos entienden es no dejarlos salir del país, a no ser en un viaje definitivo.
¡Pero quién iba a saber entonces que los insurrectos se habían inspirado en Stalin, en las costumbres totalitarias de aquel dictador trasnochado capaz de construir un imperio sobre otro! ¡Quién iba a pensar que, por decreto, nos cambiarían las tradiciones y nos empotrarían en una doctrina fidelista, en la que, un día como hoy, según se nos enseñó, debía celebrarse el triunfo de la Revolución y no el final de un año y el advenimiento de otro!
Después del pacto con los soviéticos, la mayor empresa construida por la Revolución es su propio exilio, del que vive económicamente de un tiempo a esta parte. Es ese exilio –apaleado y abucheado en el momento de partir- el que se encarga de enviar remesas a los descendientes o ancianos que les quedan en la isla. De ellos viven los guerrilleros barbudos y han vivido siempre de ellos, de una u otra manera. De mi padre vivieron, de mi madre también, y a mis padres los dejaron desvalijados, sin sus inmuebles, sin sus sonrisas naturales, sin esperanzas.
No queda nada de nosotros, dispersos ahora por el mundo. Mi madre murió este verano mirando la miseria en la que se había convertido su país, viendo y escuchando cómo su hijo que vive en el exterior –este que escribe- sobornaba a un chófer de ambulancia para que nos llevara al hospital. Porque allí todo funciona así: A golpe de dinero extranjero.
Tuve que ir desde lejos –con mucho temor, créanme- para decirle adiós y perdonarle todo, incluso aquella decisión de no haberse marchado al principio, cuando era posible olvidar y perdonar.
Ahora no. Ahora el daño es demasiado grande y solo nos queda, a los de afuera, brindar esta noche con la esperanza de que la presente crónica no vuelva a tener lugar.

En la imagen, mis padres el día de su boda, en 1963, al salir de una parroquia del Vedado, en La Habana. Llovía a cántaros. La cartulina lleva un sello impreso detrás:
Alfonso Bragado
Fotógrafo

TLEF. 30-6285

Mis abuelos maternos eran libreros y distribuidores de revistas; mi abuelo paterno era inspector de aduanas.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Por el camino encontré un árbol...



Ayer, en un bar de una amiga, recordamos cómo nuestra generación en Cuba se perdió durante años las navidades. No las conocimos hasta que el Papa Juan Pablo II visitó la isla en 1998. Ya era demasiado tarde para nosotros, porque éramos hombres y mujeres.
En ese año fue que el autonombrado Estado Revolucionario permitió celebrar la Noche Buena y todo lo consiguiente. Mi amiga me dijo anoche que fue alguna vez a la Misa del Gallo, en la Catedral de La Habana, pero no por religiosa, sino porque, como se trataba de algo prohibido por la ley, sentía curiosidad. Mi padre, que en paz descanse, tuvo que convertirse en marxista a la fuerza, lo cual no deja de ser una impostura porque en su interior continuó siendo católico, extrañando las navidades, el arbolito, las guirnaldas y los turrones; hasta que el prelado pactó un armisticio con los barbudos que continuaban dirigiendo a la nación. Pero, como dije, ya era demasiado tarde. El daño estaba hecho en millones de personas que se vieron obligadas a utilizar un disfraz invisible para poder sobrevivir en una tierra que de pronto se convirtió en agnóstica. Un largo archipiélago que, en dos generaciones, ya había cambiado el modo tradicional de celebrar sus fiestas pautadas en el santoral católico.
Es por esto que soy agnóstico; porque me lo enseñaron en la escuela.
Cuando era un niño –había nacido en 1965-, los maestros de primaria le dijeron a mi madre que era totalmente incompatible que en casa me llevaran a la iglesia. Tenía que escoger. Mi madre –que en paz descanse también- optó por seguir el estándar social, seguramente para no tener problemas, sin consultármelo, obviamente. Con los años he podido recapitular lo sucedido y he podido aprender algunos de los cánones católicos, como cultura general, en primer término, y en segundo para poder acompañar alegremente a mi mujer en las navidades que tanto le gustan. Porque al principio de conocernos yo me negaba a montar un arbolito, aquí en Barcelona, cuarenta años después de que mis profesores de primaria me arrancaran de las misas.
Entonces miré a mi alrededor y me di cuenta de que en Catalunya había opciones mediáticas y no discordantes con nadie. Se trataba solo de encontrar un sentido de las fiestas a partir de las tradiciones locales. Vi que un tronco sencillo, rústico, complementado con una barretina –la gorra de identidad nacional- y con una sonrisa pintada era el equivalente de un arbolito de navidad. Esta figura era el Tió de Nadal (Tió de navidad) que, una vez pasada la Misa del Gallo, y si se le había ofrecido comida previamente, entregaba los regalos en las familias. Como una deidad, si lo llevamos al plano religioso africano, que necesita ofrendas, generalmente dulces y frutas. Pero una deidad natural, capaz de lar lumbre y calor en estos días tan fríos.
Un tronco tal cual, con cáscara y resina, al que le habían salido manos y pies.
Hablé con él, en silencio, cuando estuvimos a solas, hace ahora unos pocos años. Le conté lo que estoy narrando en esta página y me dijo lo siguiente:
-No importa que seas agnóstico. Lo que sí estaría bien que corras la voz de lo ocurrido en aquella isla para que no vuelva a suceder. Todo el mundo tiene que ser libre de celebrar sus tradiciones. He venido para ser tu nueva familia. Si me aceptas; comenzaremos por ahí.
Desde entonces, mi mujer y yo ponemos un arbolito y al lado un Tió de Nadal.
Deseo a los lectores de este blog felices fiestas, reunificación familiar y sobre todo paz espiritual.
¡Feliz navidad!

Foto del autor
Venta de Tió de Nadal en un mercadillo de Barcelona.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Colgados de la brocha


Los buenos programas desaparecen con la Navidad

La alianza entre Cuatro y Telecinco, o la fusión de la competencia, será buena para los accionistas de las cadenas privadas, pero para el público, a juzgar por lo que estamos oyendo hace días, ha sido una verdadera catástrofe. Gente del público llorando –hasta ahí llegó la cosa-, con el melodrama a flor de piel. No es para menos. Algo que alivia la vida doméstica –escapándose el que puede, mentalmente, de las tensiones provocadas por los impagos- desaparece como por arte de magia.
Está claro que la televisión no es patrimonio de nadie. El que lo crea así, lo tiene turbio…Lo peor de encariñarnos con algunos programas -por instinto básico lo hacemos, sin saber bien por qué-, es que un buen día esa caja repleta de tonterías nos obliga a reciclarnos. Como si no fuera suficiente con el número de reciclajes demostrado que somos capaces de emprender.
No sé qué será de la nueva programación de Cuatro el año que viene, de Canal+, asociado a esta cadena, pero lo que sí sabemos es que Telecinco, que los ha metido en un saco, no es lo mejor que hay para hacer televisión. Quiero decir: televisión seria y que valga la pena. No telebasura.
A veces se nos olvida que detrás de la superficialidad de la programación de Telecinco está la mano de Silvio Berlusconi, el Cavaliere. Este hombre controla la mitad de las acciones en esa cadena y ahora controlará los contenidos o parte de ellos en Cuatro y Canal+, cuando ya nos habíamos acostumbrado a buscar aquí los espacios menos sensacionalistas de los medios audiovisuales españoles, por mucho que la competencia les obligaba, a veces, a enseñar el colmillo.
Las mañanas de Cuatro, con Concha García Campoy, se despidió hoy mismo con un homenaje a la presentadora catalana que ha sabido manejar bien la pasión, en pos del equilibrio de opinión, y que le ha “cantando las cuarenta”, a quien ha hecho falta, en directo. Su tertulia a mediodía, con expertos en polémicas provenientes de distintos partidos políticos, ha dejado de existir. Lo mismo sucedió con las mesas vespertinas presentadas por Antonio San José, en Canal+, un verdadero ejercicio de periodismo libre de censuras de todo tipo y no por esto poco serio. Sus conexiones también en directo (llamó a Guillermo Fariñas, el opositor cubano que hacía huelga de hambre, por ejemplo), sus secciones polivalentes y su línea de teléfono abierta al público se acaban de ir a bolina para siempre, con una simple firma de negocios.
Eso es lo que tiene este país, que la gente seria importa muy poco, que las audiencias mandan a fabricar el dinero como si estuviéramos hablando de confeccionar bocadillos de salchichón a destajo. Y las audiencias –el famoso share- desgraciadamente cuenta con un amplio cuerpo de frivolidad. Alguien decía en directo que si no hubiera fallecido Jesús de Polanco, presidente del grupo Prisa, al cual pertenecen las dos cadenas absorbidas, no hubiéramos llegado a esto. Lo más criminal de todo no está en hacernos recordar que las cadenas privadas se mueven por dinero; está en habernos dejado con el caramelo en la boca y, peor, con la certeza de que a un equipo excelente de profesionales se les puede vender como si fuera un lote de jamones y vinos ibéricos.
Réquiem por los programas que se van y honor a quien honor merece.

En la foto, Antonio San José y Leticia Iglesias, los presentadores de La tarde en directo, un programa que se despide con el fin de año.
Mire este video con la despedida de Iñaki Gabilondo, emocionado por el cierre de CNN+.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Aguinaldo de papeles “viejos”


Disponible en imprenta dos años de este blog

El sistema de autoedición, bajo la imagen corporativa de un sello casero que se llamará en lo adelante Ediciones Bob (como recuerdo a mi padre), ha traído a nuestra puerta mi segundo libro, por correo ordinario, un día tan gris y lluvioso que daba más melancolía que euforia.
Da la coincidencia de que el telefonillo de mi apartamento está estropeado, por lo que el cartero dejó una notificación en los bajos para que fuera a recoger el paquete a la oficina postal de la zona. Cogí un paraguas y salí a buscarlo –al cartero- para ver si me lo encontraba por los alrededores y me evitaba tener que esperar un día más, como indica la nota de aviso. Pero el hombre ya no estaba a la vista. Así que, durmiendo mal –por culpa de varias circunstancias que tradicionalmente se juntan en navidades- al siguiente día volví a coger el paraguas. Llevamos dos jornadas con el cielo cerrado en Barcelona, pero solo cae el mortificante chiri miri que, como se sabe, no moja aunque sí empapa.
En Correos me estaban esperando. No exactamente a mí, sino a que entrara alguien por la puerta. Los empleados de la oficina que me toca –funcionarios del Estado- estarían jugando a las cartas –a la baraja- de no ser porque parece que tienen dos dedos de frente y encaraban el aburrimiento con resignación. Me dirigí al primero comenzando por la izquierda y le extendí la notificación de mi libro. Buscó amablemente entre los bultos y dio rápido con un paquete de cartón, manuable. Venía de Malmö, Suecia, donde tengo una amiga.
No esperé a llegar a casa y lo abrí en la propia oficina, sentado en una mesa redonda que tienen allí para rellenar modelitos de correos certificados. El contenido ya lo conocía, claro, pero estaba muy curioso por saber cómo habían impreso la foto de portada que hice junto con mi mujer –la fotografía, porque la cubierta la diseñó ella. Todo estaba perfecto, mucho mejor de lo que imaginé, incluyendo la encuadernación. Son 203 páginas que recogen casi dos años (entre finales del 2007 y finales del 2009) en los que trabajé vendiendo electrodomésticos, una experiencia que me llevó a conocerme mejor por las exigencias de tratar con todo tipo de personas, reír y seducir por oficio; algo que después se convirtió en hábito con la finalidad de vender más, egoístamente hablando. Aunque recuerdo que yo mismo no me creía nada de lo que estaba vendiendo. Sin mencionar los detalles de la empresa –hay varias cadenas especializadas en Barcelona-, el libro ahora compila los estados de ánimo de un servidor, en aquellos tiempos que parecen lejanos pero que en realidad no lo son.
La distancia que he tenido que tomar desde que me marché de las tiendas voluntariamente, ha sido necesaria, obligatoria, diría yo. Ahora toca manosear un caso cerrado y descubrirme a mí mismo en aquellas fechas en las que –como ahora- nunca dejé de soñar con cosas imposibles.
En la casa, más tarde, cómodo en el sofá, comencé a releer aquello sin poder evitar la sorpresa, la coincidencia del tiempo o de los tiempos. El libro comienza en plena campaña de navidad del 2007 y recoge crónicas de cómo yo concebía entonces estas fechas, días tristes para los emigrantes y a la vez días ilusorios para alguien que nunca había vivido intensamente las fiestas de fin de año. Es decir, todo lo que conlleva el montaje de un arbolito y la puesta en escena de otro montaje: el de los regalos.
Si lo hubiera planificado, no hubiera salido tan bien la sincronía de que el libro llegue ahora, pero hay que reconocer que a veces la vida tiene gracia y, por supuesto, está cargada de simbolismos.
Agradezco a los lectores que un día, por casualidad o no, dediquen un tiempo a leer Historias de depiladoras y batidoras americanas, el libro del blog.
Felices fiestas a todos.

Foto del autor

viernes, 17 de diciembre de 2010

Bienvenido, Míster Mario


Con la asignación del Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa hemos vivido momentos de reconocimiento colectivo, lo mismo las minorías que los seres más comunes; eso si acaso los comunes fueran lectores imparciales, amantes de la letra impresa por hábito de infancia.
Porque hay otros que compran el título de moda y lo exhiben en el vagón de metro donde viajan, como mismo se exhibe un botín de cuero o unas gafas de diseño. No obstante, comprar literatura para exhibirla no es de las más feas maneras de frivolidad.
España, según lo que veo, es de esos países trajinados por el paso del tiempo, de un lado a otro de los grandes mares –o, como diría Paco de Lucía: entre dos aguas-; primero que todo por su emigración forzosa en los dos últimos siglos, ya sea por razones económicas, políticas o las dos cosas juntas. Pero la identidad ibérica, bien conocida a través de la gastronomía, ha estado luchando tenazmente contra los cantos de sirena. Hoy –“muchos años después…”, y ahora cito a García Márquez-, vivimos en una sociedad que todavía confunde sus identidades con el desarrollo tecnológico y necesita importar ideas de Estados Unidos constantemente (formatos de programas de televisión y música sobre todo), por mucho que el discurso cotidiano, el verbal, lo niegue: Si nos guiáramos por lo que dicen, los españoles serían los seres más anti yanquis del mundo.
Esa doble moral casi nadie la cuestiona y mucho menos la acepta (salvo raras excepciones, como mi suegro, que es un gran consumidor de cine hollywoodense y reconoce que es la mejor industria que hay). Con respecto a Latinoamérica, ese mundo todavía les queda muy lejos en sentido general. Claro que es una paradoja, a diferencia de otros antiguos imperios que tienen integrados en su sistema de vida lo que sembraron allende los mares. Latinoamérica, todavía hoy, se concibe desde España como un lugar para hacer dinero. Si no estamos de acuerdo, pensemos en Bisbal, en Chenoa, en Bustamante.
A mí me ha dado mucha rabia ver cómo han tratado aquí la noticia del Nobel de Vargas Llosa. Ha sido desmedido el tratamiento para lo que realmente importa un latinoamericano (ya no se utiliza tanto sudaca como despectivo; ahora está más en curso decir “un Machupichu”, manera suave de identificar a un sujeto con rasgos andinos). Antes del Nobel, Vargas Llosa vendía libros bastante bien (recuerdo lo mucho que transitaba en el metro La fiesta del Chivo, al llegar yo a este mundo), pero ahora se ha convertido en algo más que un escritor importante: Ahora es un tema informativo, una vuelta de hoja hacia su nacionalidad –de peruana a española-, un Nobel, en fin, español.
Será porque se necesitaba otro Camilo José Cela en el ambiente y éste, por suerte o desgracia, ya no está. Entonces, como planteó irónicamente Berlanga en Bienvenido Míster Marshall, la sociedad se hace la ilusión de que es importante en el mundo mundial al salir en las noticias.
El diario El País no podía permitirse cubrir el acto en Estocolmo con su corresponsal allí; envío, pues, a un especialista para que cronicara el momento en el que Don Mario hablaría de España como su segunda patria, país de acogida, laboratorio de pruebas donde, por cierto, se ensayó el Boom Literario Latinoamericano de los años 60.
Pero Mario, que, a diferencia de su coterráneo Alfredo Bryce Echenique, no tiene pinta de Machupichu, evocó a Perú con nostalgia y suficientes adjetivos de cariño, porque en definitiva él, que quiso ser presidente en su tierra, ha crecido como se debe, con el paso del tiempo, y no con los privilegios que le ha dado la vida y que él mismo reconoce. Hubo un párrafo en su discurso de investidura que me parece clave. Es éste, hablando de su estancia en París:
“… Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.”.
Ahora Mario, como siempre lo ha hecho, tendrá la misión de desmitificar su Premio poco a poco, entre micrófonos acosadores de la prensa rosa, reuniones, cócteles, programas serios de Radio Nacional de España y conversaciones de tránsito con los taxistas. Granito a granito de arena. Nadie que no sea él sabe bien lo que tiene que esperar un humanista de su altura en el camino hacia el Nobel. Lo que tiene que sufrir.

En la foto, el joven Don Mario, probablemente en los años de París.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Historia de una silla vacía


Parafraseando al poeta traidor

No lo queríamos para nosotros, pero al final ha sido verdad esa sospecha acerca de la terquedad del gobierno militar de la isla, al no permitirle recoger el Premio Sajarov a Guillermo Fariñas. Como mismo hicieron los autócratas chinos con el Nobel de la Paz, hace escasos días.
Es como si le temieran a su sombra, la que ha sido testigo de atropellos múltiples a lo largo de medio siglo, tiempo en el que tres o cuatro generaciones de cubanos quedaron estancadas en un lino verde podrido, resbaladizo, traidor. Digo esto porque no podemos olvidar que a veces nos hemos matado a nosotros mismos en ese afán de supervivencia, con bayonetas de papel desdibujando al prójimo en los colegios, y también con cuchillas caladas en el combate cuerpo a cuerpo de la doble moral, toda una vida. Incluso en este exilio que, como a cualquier emigrante, exige una carrera rápida y eficiente para no perder la identidad, al tiempo que conseguimos la libertad de expresión y de movimiento.
Si somos culpables también, de una manera chiquita aunque sea, instrumentados desde niños por ese régimen despótico que tropicalizó las maneras del estalinismo, como bien ha dicho Fariñas esta tarde, eso sería cuestión de pulimento en el camino hacia la democracia nacional. Lo que sí no podemos permitirnos es el cuerpo a cuerpo vil una vez más, ser víctimas de la manipulación de Estado que no hace otra cosa que sembrar el odio entre nosotros, los de la diáspora con los de adentro, los de adentro con los de afuera y los de adentro con los de adentro. Ese mapa descabezado y caótico que somos es el que hay que tratar de ordenar antes de que sea demasiado tarde.
El propio Fariñas tiene detractores cubanos en el exilio. Algunos descalifican a un hombre honesto que no busca notoriedades, sino el reencuentro pacífico entre todos los que fuimos, de una u otra manera, parte de aquel terrible sistema.
Si Fariñas parece un Gandhi caribeño, con su cuerpo escuálido a la vista de todos, pues bienvenido sea. No es hora de debatir sobre su imagen, sino de pensar que estos activistas pacíficos entroncan con el debilitamiento de la dictadura, con el propio descrédito de ella por sus torpezas, una tras otra.
Ya nadie cree en el Castro redentor que engatusó al mundo mientras se aprovechaba miserablemente de las familias cubanas. Los oportunistas tendrán que acogerse al beneficio del olvido, que es lo que mejor se puede hacer con los traidores que un día hablaron en nombre del comunismo, cuando en realidad lo que nos rodeaba era un culto manipulado hacia una sola persona.
De ese culto unos nos pudimos desprender, y otros, como aquel poeta cantor, se acomodaron como auténticos burgueses proletarios.
A Silvio Rodríguez le devuelvo sus versos, pensando en esa silla que la junta militar ha dejado vacía hoy en el Parlamento Europeo:

En el borde del camino hay una silla/ la rapiña merodea aquel lugar/ la casaca del amigo está tendida/ el amigo no se sienta a descansar/ sus zapatos desgastados son espejos/ que le queman la garganta con el sol/ y a través de su cansancio pasa un viejo/ que le seca con la sombra el sudor.

Foto del autor
Una de las escenas de la obra La Tempestad, de Shakespeare, en versión cubana del grupo Buendía. En la imagen, el actor Pablo Guevara.

martes, 14 de diciembre de 2010

Los buenos recursos de la gestualidad



Kylie Minogue también es un encanto en la distancia corta

Aunque en realidad no le haría falta hablar, ya que lo dice todo, o casi todo, con la mirada, ella se esfuerza por ser agradable y piensa, incluso, en cómo decir algunas cosas en Español. Eso es todo un detalle.
Podría pasar del rollo de las traducciones mentales y dedicarse a responder en Inglés, sin más. A fin de cuentas debe estar cansadísima de andar de un lado a otro del mundo, con sus baúles de ropa, como hacía la siempre bien recordada Conchita Piquer. Y no tiene avión propio, según confesó anoche a Pablo Motos en El Hormiguero, del canal Cuatro de televisión.
La Piquer tampoco lo tenía, pero no creo que se moviera tanto entre latitudes como hace Kaylie, esa cuarentona australiana que compite, y a veces gana, con la mismísima Madonna.
Un metro cincuenta creo que mide de alto. Sin embargo, Kylie ha sido bien dotada para la danza y para cantar, dos virtudes indispensables en un music hall. Además, cuenta con un cuerpo de baile impresionante –en los dos sentidos- y así también son las coreografías que le acompañan. Pero una cosa es el espectáculo visual alcanzado con todos los sentidos desde lejos, y otra el espectacular encanto de las distancias cortas, de la sonrisa bien llevada, junto con los ademanes, en esos primerísimos planos que le hicieron anoche en la entrevista emitida en directo. Ahí, en esas condiciones, se pierde, se aumenta o se mantiene todo, todo lo que da el ángulo ancho de las gradas.
Pablo Motos estaba embobecido, torpe, ido del guión o de su escaleta. No podía creer que tuviera tan cerca a una de las mujeres más deseadas del mundo –por hombres y por otras mujeres-, permitiéndole caprichos, susurros de milímetros, olfateos de perfume, preguntas de ropa interior. Todo un show que superaba al mismo conductor. Porque esas oportunidades de tener tan cerca y tan natural a una diva que vende millones de dólares en espectáculos y discos, en realidad se da pocas veces.
Como es lúdico y poco sensacionalista –aunque su estilo es sensacional-, El Hormiguero permite estos acercamientos desde la distancia subjetiva de estar entre amigos en una fiesta particular, aunque enfrente se hallan todos esos focos y las cámaras. Y es verdaderamente agradable la transportación que sugiere el programa hacia planos bastante más humanos de lo frecuente.
Kylie, por supuesto, habló del cáncer de mama que superó gracias a la eficacia de un diagnóstico precoz y también de los avances médicos. Pasó por todo, quimioterapia y cirugía, y al final la vida le permitió continuar disfrutando de esos buenos recursos de gestualidad que tiene, acompañados de unos bellos ojos. Pero ya sabemos que los ojos, los labios, las manos, todo necesita una expresión que lo mueva, que lo represente.
Con Kylie se echa por tierra el mito histórico de las vedettes espigadas.

Foto tomada de la televisión
La australiana estuvo anoche en El Hormiguero y dejó oficialmente inaugurada la navidad en España, coincidiendo con el día de Santa Lucía. A finales de invierno vendrá a Barcelona. Aquí presenta su gira internacional Aphrodite-Les Folies 2011, el 12 de marzo en el Palau Sant Jordi.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Provocación, desahucio o egocentrismo?


Hablando de bloggers de distintas orillas

Según me comentó la investigadora de internet Beatriz Calvo (Buena Vista Social Blog, Ed. Aduana Vieja, 2010), para su libro sobre el universo blogger cubano invitó a participar tanto a los de adentro de la isla como a los de afuera. Con los de adentro, donde coexisten diferentes tendencias amparadas o no por la oficialidad, lo contempló todo, pero tuvo poca respuesta de los escribidores oficiales. Uno de ellos, el que me ocupa hoy, Paquito, ni siquiera hizo acuse de recibo.
Es una lástima. Su bitácora, titulada precisamente Paquito el de Cuba, es una de las más leídas –después de la de Yoani Sánchez, por supuesto- y una de las más controvertidas. Atractiva a nivel visual en primera instancia (rojo fuerte y negro, como la bandera que llevara Fidel Castro en sus luchas insurreccionales), por el contenido se desliza una prosa intimista bien escrita y bastante pulida; constancia en las publicaciones y un tema también atractivo: Su activismo gay. Pero hay un trasfondo que roza con el morbo y es que el autor, infectado con el virus del SIDA, es capaz de narrar sus elucubraciones de posible occiso, con un sentido del humor urgido de criollismos y buen estilo periodístico, al mismo tiempo. No es nada nuevo en este mundo nuestro donde, a día de hoy, se ve de todo, ya no en la red tan atrevida, sino además directamente en la televisión.
Lo extraño, para los que conocemos desde adentro el sistema de información oficialista cubano, es que se le permita contar su vida tan abiertamente rozando zonas incluso de la crónica roja, en un país donde, según los medios de prensa, parece que no existen los sucesos de sangre, pasionales y accidentales. Leyéndolo sobre cómo quiere que lo incineren y que, debido a su delgadez, ahorraría combustible a la economía nacional, me vino a la mente una entrevista que leí tontamente en estos días en El País. Juan José Millás, a quien sigo desde hace tiempo, entrevistaba a un hombre que se iba a suicidar el día siguiente, para reivindicar la eutanasia o lo que también se ha dado en llamar Muerte Digna. En fin, me dejó un malísimo sabor de boca aquel texto de Millás, para mí sensacionalista y disfrazado.
A Paquito lo conocemos de cerca los periodistas que estudiamos y trabajamos con él en Cuba. Lo apreciamos por su talento y sociabilidad, pero, desde afuera, lo vemos como un propagandista emergente de las ansias de poder de los hermanos Castro. Digo emergente porque se ha empleado a fondo en el mundillo de las comunicaciones digitales que son las que más funcionan ahora. Como redactor de prensa impresa, papel por el que pasamos algunos de los que nos exiliamos, ya no tendría sentido su discurso íntimo aperturista (entre comillas, diría yo con respecto a la transparencia informativa).
Paquito utiliza sin reparo una de las plantillas de Wordpress, que son gratis para cualquier individuo que pueda conectarse a la red. No debería si, como él hace, se critica sistemáticamente al capitalismo, su principal enemigo ideológico. Porque Paquito se declara comunista ante todo. Es un cóctel bastante difícil de tragar viniendo de un gobierno altamente homofóbico, que llegó a construir campos de concentración para internamiento de los “desviados” ideológicos y sexuales. Esto está documentado y supongo que el gobierno querrá pasarlo por el tamiz del olvido, como hizo, oportunistamente, después de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, en 1998, cuando autorizó a que los homosexuales pudieran ser miembros del único partido político oficial. Antes de esa fecha, los gay sufrieron incontables episodios de marginación y humillaciones, como el triste envío a EEUU de cientos de ellos junto con la lacra social y enfermos mentales, en 1980, a través de un éxodo marítimo.
Los que alguna vez hemos leído a Paquito desde la distancia, sabemos que él no va por libre; que se ha dejado utilizar por una evidente estrategia de “rejuvenecimiento” del sistema que incluye, entre otros engaños, la aparición de una hija de Raúl Castro como principal activista por los derechos de los homosexuales.
La violación de los derechos humanos, precisamente, en su amplia acepción, es el peor rastro que ha dejado esta dictadura luego de medio siglo.
Paquito, el de Cuba, es uno de los pocos privilegiados con acceso legal y continuo a la red de redes. Conectarse sin permiso se considera una contravención, toda vez que el administrador de internet es el propio gobierno. Entonces, haciendo uso de ese privilegio, se defiende como puede en las polémicas generadas en sus post. Su bitácora está enfocada hacia el exterior de la isla y obvia claramente la realidad de desesperación que ahora mismo ocurre a su alrededor.
En definitiva, sus vecinos no lo van a leer en esas frases eufemísticas que utiliza para respaldar su proyecto ideológico.
De uno de los debates en la sección de comentarios he sacado esta decantación de su “puño y letra”:
“Creo que el socialismo todavía es un lejano sueño”, en ese tono esperanzador que pretende olvidarlo todo, “solo que me parece correcto luchar por él”.
De acuerdo estamos, Paquito, aunque yo lucharía por un socialismo utópico, de papel, de escrituras, que no es precisamente el que se ha llevado a la práctica. Yo no cuento con esos actores que tienes en el gobierno.

Ilustración: Paquito el de Cuba (por Garrincha), tomada del blog aludido

Vea aquí un blog con la misma impronta de un afectado por el VIH, también de un cubano, elaborado en la otra orilla. Este autor, Miguel Ángel Fraga, ha publicado un libro de entrevistas con enfermos de SIDA que, como él, fueron secuestrados en un centro de vigilancia, cuando se detectó por primera vez el síndrome en Cuba. Otro episodio penoso de violación de los derechos humanos.

Francisco Rodríguez Cruz (Paquito) es un directivo del diario oficial Trabajadores y además imparte clases en la Facultad de Comunicación Social, de la Universidad de La Habana.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Revolución Saturno


Nuestro exilio es duro y poco reconocido

Pasan los días, las semanas, los meses; pasan los años. Pasa la vida.
Se nos está yendo entre las manos ese tiempo preciso que es el que sabemos dónde estamos y hacia dónde vamos, ante la mirada resbaladiza de buena parte de la comunidad internacional, la mirada de la llamada Izquierda Progresista, sobre todo, que ha dado sus giros subrepticios para adecuarse a la Historia sin que sea posible sentarla en el banquillo. Recuerdo haber visto con mis propios ojos a Ana Belén y a Víctor Manuel tranquilos en los jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, cantando en prosa los versos de Nicolás Guillén, el poeta de la Revolución. Diciendo eso de “Tengo lo que tenía que tener”; o sea, cantando la vía ideal comunista de la igualdad social. ¡Muy romántico!
Pero la realidad –se ha demostrado ampliamente- ha sido otra. Por eso, aquellos actores de Izquierda están ahora recogidos y, en su lugar, aparecen otros oportunistas que intentan vivir de nuestro dolor. No es cuestión de ideología. Tal vez este que escribe sea más comunista, en esencia, que los que dicen que lo son. Se trata de visualizar de un plumazo cómo el oportunismo, por un lado, y el instinto de conservación, por el otro, se han dado la mano para permitir que unos tiranos continúen coartando nuestros derechos más elementales.
¡Ay, pobres mujeres vestidas de blanco que andan por las calles de La Habana diciendo en forma silente todo esto mismo, y son atemorizadas con golpizas incluso de hombre a mujer!
El más reciente episodio de este aberrante ejercicio de poder sucedió ayer, en vísperas del Día Internacional de los Derechos Humanos. Las aporrearon miserablemente delante de las cámaras de televisión extranjeras. Pero el gobierno cubano continúa negando sus arbitrarios maltratos, continúa haciendo pasar por delincuentes a quienes solo piden elecciones libres. Como en China, cuyo ejecutivo mantiene en la cárcel a un hombre honrado, Liu Xiaobo, que será premiado esta tarde, in absentia, con el Nobel de la Paz. Enfermos de poder, testarudos dictadores –todos- que masacran políticamente a pueblos enteros, a millones de sus hijos, hasta devorarlos, como un Saturno.
También ayer, el consulado cubano en Berlín le comunicaba verbalmente –nunca por escrito- a una blogger activista que el Gobierno Revolucionario le prohíbe su entrada al país, a su país, donde nació, donde creció, donde estudió, donde trabajó. Es evidente que al gobierno cubano no le basta con cobrarnos los estudios toda la vida con los ridículos salarios que percibe un profesional. Su actitud acreedora va mucho más lejos: Se persigue al exiliado donde quiera que esté y se le regula sus visitas a la isla en dependencia de lo que éste sea capaz de callar. O de hablar. Se trata de un pacto tácito que ha convertido a buena parte de nuestro exilio en el eterno chantaje de la doble moral. Doble allá y doble también en la otra orilla. Aguaya Berlín –su nombre en la red- ha optado por aprovechar la libertad de opinión que tiene a su alrededor, precisamente una libertad ganada con la sangre del genocidio más grande conocido en la historia de la humanidad. Ha preferido denunciar, decir lo que ha vivido, antes de transitar por la escaramuza de lo que significa comer bien y, para la política, un punto en boca.
Es una decisión muy valiente teniendo todavía a seres queridos en la isla, como por ejemplo a su padre, a quien le abrió un blog para que éste, simbólica y clandestinamente, pudiera expresar sus recursos de pensamiento desde la isla. Aguaya Berlín, una cibernética matemática escapada de allí como casi todos hicimos, desinformando, preparando un plan de fuga efectivo que, sin embargo, no contemplaba las despedidas. Porque uno se marcha de Cuba con la ilusión de que un Estado tan bárbaro no nos superará, ni en el tiempo ni en las emociones. Y un buen día, cuando ya hemos desarrollado con mucho esfuerzo nuestro propio camino en el exilio, nos damos cuenta de que el animal aquel, voraz, vengativo, no es capaz de perdonarnos ni siquiera en nombre del tiempo, como hicieron aquellos intelectuales de izquierda que, al menos, se han retirado de una callada manera.
No.
Saturno –ya se sabe- no perdona jamás.

Foto del autor
La televisión de Mallorca entrevista a Aguaya Berlín, en el primer encuentro de bloggers cubanos en el exilio, celebrado en el verano de 2009

jueves, 9 de diciembre de 2010

¡Cuidado con quien duermes!


Aunque sea una noche

La vida de Julian Assange parece un guión cinematográfico: Todo un héroe mundial, enfrentado a la mayor potencia capitalista, termina entregándose a la justicia porque se le incrimina de acoso sexual. Entregándose para lavar su imagen, según ha dicho él mismo que, por supuesto, no reconoce haber violado a nadie.
Si ha sido verdaderamente ese el motivo de su entrega voluntaria, lo difícil en lo adelante será que lo dejen volver a su trabajo. Porque su ocupación consiste nada más y nada menos que en poner a pelear al mundo, ya no solo en desnudar la política exterior estadounidense –algo grande, inaudito-, sino también su labor periodística ha perjudicado a todos los gobiernos, de una u otra manera. La fama, por descontado, ya la tiene.
Cuando pensábamos que Julian -ese hombre canoso, más parecido en poses a un George Clooney que a cualquier cibernético imaginario- iba a desaparecer de la faz de la Tierra –como Bin Laden- y continuaría posteando secretos de estado desde un escondite remoto, los medios dieron la triste noticia de su entrega en Londres. Todo suspense terminaría entonces, pero, al menos yo, me sentí más tranquilo en la suposición de que volverán a tibiarse las relaciones de Estado en este planeta.
La gran mayoría de las cosas que Julian “reveló” se sabían desde hace tiempo, exceptuando la aportación de imágenes de sucesos bélicos reales que han dado la vuelta al mundo, conmocionándolo. Sin embargo, el sensacionalismo que hay detrás de una mascarilla aprovecha el caso de los papeles “secretos” de Wikileaks para vendernos la noticia como nueva. Eso ha hecho, por ejemplo, El País, que ha abierto un dossier en cabecera como si ellos mismos estuvieran realizando la investigación. ¿Acaso no se publicó en su momento que España vendió armas al gobierno venezolano de Chávez?
La trama principal del culebrón parece haber terminado, aunque quedan varias subtramas que darán más lumbre en estos días. Una de ellas, la de dos mujeres suecas que culpan a Julian de acoso sexual, después de habérselo llevado ellas mismas, aunque en diferentes momentos, a su cama particular: Anna Ardin y Sophia Wilen.
La primera, activista socialdemócrata vinculada con Cuba, ha desatado la polémica en los medios independientes y oficiales que tocan a la isla. Por un lado, se ve que estuvo ayudando a la disidencia cubana y, por otro, una facción de la disidencia dice sentirse engañada por Anna. Esta joven, a su vez, ha presentado una tesis académica a partir de sus observaciones en el país comunista del Caribe, de donde fue expulsada, se cuenta, por las fuerzas de gobierno.
No sería la primera vez que una joven sueca se acerca a Cuba, movida por el romanticismo de un país ideal donde la justicia social funciona , pero, al llegar allí y vivir el día a día, se da cuenta de que le han vendido miserablemente gato por liebre. Recuerdo a una sueca muy famosa entre la farándula habanera de los años 80 y 90, Gunilla, quien, al marcharse definitivamente, se llevó consigo una canción dedicada* y un montón de corazones rotos. Según la leyenda urbana, Gunilla compartió eso que los suecos llaman Amor Libre con varios trovadores de distintos tamaños vocales, líricos, color de voz y de piel.
Cuando visité Suecia este año, le pregunté a una amiga cubana que vive allí cómo eran las relaciones con las mujeres nativas.
-¡No te las recomiendo!- aseguró Silvia abriéndome los ojos, los ojos míos y los suyos-.Muchas suecas –continuó- te llevan a la cama puramente por sexo y te despiden antes del amanecer, sin brindarte siquiera una tacita de té. Dicho esto –se aseguraba Silvia de que yo hubiera entendido el mensaje-, puedes hacer con tu vida lo que quieras.
Parece una realidad en toda regla si tomamos en cuenta las cifras, ya que Suecia es el país europeo con mayor índice de denuncias por acoso sexual, según he leído en la prensa. Allí, lo que ellas dicen va a misa. Ahora, lo que hay que investigar es si muchas mienten o no.
Parece increíble que Julian Assange, siendo un tipo tan listo, no haya tenido en cuenta que estaba jugando con fuego, en las mismísimas calles nevadas de Estocolmo. Su carrera mediática se ha visto interrumpida por unos “casuales” movimientos pélvicos.

Foto del autor
Una habitación sencilla, austera, moderna, como las de IKEA, puede resultar peligrosa en una noche de testosterona suelta.
*Santiago Feliú, quizá el trovador más underground de La Habana en los ’80, escribió una antológica canción para Gunilla, en la que se entristecía de que ésta hubiera dejado el calor tropical por la nieve de Estocolmo. En este video, cantan a dúo Vida.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Rebelión enmascarada afectó a todos los niveles


Sin noticias de unos pasajeros en tránsito

El parte más reciente que tengo de mis amigos Mari-Carmen, Ignacio y Lucas indica que a las once de la noche de ayer todavía estaban en el aeropuerto del Prat, en espera de que les avisaran para tomar su vuelo a Lisboa, con la compañía portuguesa TAP, que debió salir a la ocho. Después de este dato, suministrado por Ignacio a Facebook, le hemos perdido la pista.
Sin quitarles el optimismo que llevaban entonces, me pareció difícil que embarcaran a su hora, debido a la inmensa cantidad de viajeros retrasados y con prioridad con respecto a ellos, pero no les dije nada de esto, por descontado. Una de las fotos tomadas en la terminal aérea y también enviada a Facebook, demuestra la soledad nocturna de esa sobredimensionada estación nueva, la T1, debido a que los viajeros podían informarse de los nuevos horarios de salida de sus vuelos desde una página web habilitada para la contingencia. El propio Nacho se refiere en su Facebook a que los salones están despoblados y el pequeño Lucas se divierte mirando los escaparates adornados de cara a las navidades.
Si perdieron la conexión en Lisboa, si ahora están volando sobre el Atlántico, si tuvieron que refugiarse en algún hotel luso, esto está por ver. En Santiago de Chile les espera la familia de Lucas, la parte amplia que nunca ha visto al pequeño.
En España, se recuperan los aeropuertos de la huelga enmascarada de los controladores aéreos. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha dicho que existe un plan B por si volviera a ocurrir en los días que quedan de fiestas, desde ahora hasta pasados los Reyes el año que viene. Ese plan no es otro que la colocación de médicos de cabecera en las torres de control del país, cuyos galenos tienen la alta responsabilidad de emitir los certificados médicos por estrés, enfermedad que, según se cuenta, padecen los controladores.
Lo cierto es que la situación de ayer –casi 24 horas cerrado el espacio aéreo nacional- pudo preverse desde principios de año, cuando los controladores comenzaron sus protestas por las modificaciones hechas por AENA en sus organigramas de trabajo. Esta es la empresa que regula los movimientos de aeropuertos españoles en todos los sentidos.
La terminal de Barcelona hace poco estuvo a punto de ser gestionada por la Generalitat de Catalunya, pero a fin de cuentas resultó imposible, lo que hubiera sido un histórico traspaso de poder.
Entre las anécdotas de ayer, estas tres: El líder de la oposición, Mariano Rajoy, quedó aislado en Canarias (nunca mejor dicho lo de una isla); el Rey Don Juan Carlos estuvo fuera todo el tiempo, en la Cumbre Iberoamericana que se celebró en Mar del Plata, Argentina, y el Barça tuvo que irse en tren a jugar en Pamplona, cuando habitualmente lo hace en avión.
Pero, claro, estos tres casos tienen el futuro asegurado.

Foto tomada del perfil de Facebook de Mari-Carmen Marcos. Su hijo Lucas (en esta imagen se le ve más pequeño que ahora) no sabe nada de lo que sucede a su alrededor en el aeropuerto. Se divierte con todo lo que encuentra a su alcance.
Nota: AENA abre 442 expedientes disciplinarios a controladores aéreos. La suerte está echada. En particular, creo que ambas partes se pondrán de acuerdo, pero la fea imagen de España de cara al turismo internacional sobrevuela el Planeta.

Actualizado (19:40): Ya están en Río de Janeiro desde las 17:41. Con su teléfono móvil, Ignacio envió un texto breve en el que indica que les queda otro viaje de seis horas, entre Río y Santiago de Chile, con la aerolínea brasileña TAM. Ya están fuera de la zona afectada. Nacho no indica si alcanzaron su enlace en Lisboa sin problemas. Ánimos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

La democracia se paga cara




Los controladores aéreos tuvieron que ceder

En el momento de escribir estas líneas -24 horas después de cerrado el tráfico en los cielos de España-, dos entrañables amigos se dirigen hacia el aeropuerto del Prat, en Barcelona, con la esperanza de poder embarcar hoy mismo, como tenían previsto desde hace meses. Y es que la gente normal no anda improvisando importantes reuniones: Sus billetes para poder celebrar las navidades en Chile fueron pagados con tiempo suficiente.
Mari-Carmen e Ignacio no contaban con una huelga encubierta de los controladores aéreos, quienes desde ayer abandonaron sus puestos de trabajo y dejaron el tráfico de aviones a la buena de Dios; o sea, cerrado. Hay que comenzar por decir que no se trata de un colectivo que viva en la miseria. Todo lo contrario. Su alto nivel de vida, basado en los astronómicos ingresos percibidos (pueden llegar a ganar unos 200 mil euros al año) se ha visto afectado por los recortes presupuestarios estatales. Se supone que estos especialistas tengan deudas contraídas de alto standing y han decidido hacer un pulso con el gobierno, sabiendo de antemano lo importante que es su oficio para la vida de un país.
Ha sido una huelga encubierta, ya que esgrimen el argumento de enfermedades puntuales en un 60 por ciento de ellos. Luego, los de Madrid, se albergaron en un hotel cercano a Barajas para iniciar allí sus negociaciones. Una crisis más para Zapatero –el presidente que lleva muchos meses estresado- ha dejado en tierra a cientos de miles de pasajeros que, como mis amigos, habían planificado este Puente de la Constitución para regalarse unas vacaciones. Se dice que las pérdidas en solo 24 horas han sido mucho mayores que las que ocasionó en una semana el volcán islandés en abril pasado.
Por primera vez en la historia de la democracia –o sea, en 35 años- se ha decretado una alerta máxima en el reinado de España. Los mandos militares han tenido que asumir la dirección de los aeropuertos y el gobierno ha tenido que echar manos del código penal para recordarle a los controladores que se estaban jugando entre 8 y 10 años de cárcel por sedición. Éstos han reaccionado al decreto y se han incorporado a sus puestos de trabajo, según indican los principales diarios digitales que, debido a esta situación, tuvieron que reformular el diseño de sus cabeceras sobre la marcha.
Lo peor es la situación económica y sentimental del trabajador común y corriente, del parado, del que cobra prestaciones, ese que se ha dejado una buena parte de sus ingresos en planificar una ilusión con sus seres queridos.
El aeropuerto del Prat, con importantísimos enlaces hacia centro Europa, ha tenido que suspender casi el 80 por ciento de los vuelos programados para hoy. Como había adelantado en la crónica anterior, en casa elegimos esta vez un viaje por carretera, pero bien pudimos ser unos de los tantos tirados que ahora mismo no saben si abandonar las terminales o dejarse allí a la suerte. Espero ansioso una comunicación de mis amigos para saber qué ha pasado con ellos. Han sacado billete con la compañía lusa TAP hasta Lisboa; luego, con la misma empresa hasta Brasil, y del gigante suramericano con otra compañía, TAM, hasta su destino, Santiago de Chile. Con ellos viaja el pequeño Lucas, su retoño que por primera vez, si las cosas salen bien, cruzará el Atlántico. Esperemos noticias de estos pasajeros en tránsito.

Foto del autor
24 horas sin tráfico aéreo significa una pérdida multimillonaria para España, además de un chantaje sin precedentes de un sector profesional sumamente importante. En la imagen, aviones de Ryanair esperan en tierra, en su base española de Girona. Esta es la compañía de low cost más grande de Europa.

viernes, 3 de diciembre de 2010

La purísima concepción de un puente


El que no tiene las maletas hechas, por las razones que sean, está pensando en colgar los hábitos esta tarde, los hábitos de levantarse temprano y los de no hacer muy larga la noche. Pura rutina de entre semana que ha quedado como un sistema de señales dentro de lo que se considera la gestualidad doméstica: un bostezo, un estirón, un juego de manos con el mando a distancia, un mordisco a esa tableta de chocolate tan traicionera a veces.
El chocolate, dicen, tiene la virtud de calmar los nervios y de subir la libido, de emboscarse entre los dientes de una manera escabrosa no muy fácil de olvidar. Por eso mismo es que entretiene y desvía toda atención tormentosa producida en el trabajo, ese lugar más obligatorio que deseado. Pero veamos que el lapso de tiempo corriente entre el chocolate, el sofá y la cama es bastante breve de acuerdo con lo que necesitamos. Es por ello que un puente como el que comienza hoy viene a resolver estos asuntos con más calma.
Hay que proyectarse en dirección a cualquier lugar menos al trabajo. Salir o no salir da igual –muchas veces, debido al tráfico de coches, es preferible lo segundo-, siempre y cuando uno sea capaz de desconectar de verdad. Por supuesto, las agencias de viajes aprovechan estas oportunidades que les da la vida para intentar vendernos el itinerario ideal, que luego veremos no será por el precio económico indicado en las preliminares.
Dice La Vanguardia que a partir de esta tarde saldrá medio millón de vehículos catalanes de sus lugares habituales, presumiblemente hacia la nieve. Esto sugiere el desplazamiento de dos millones de personas más o menos, solamente en tránsito en sus vehículos particulares. Si uno se pone a pensar en lo duro que está el panorama fuera de casa –aquí en Barcelona metropolitana está todo tranquilo y con un sol radiante-, pues no saldría a buscar montañas nevadas ni placas de hielo en el camino, que suelen ser tan peligrosas, sobre todo para el animal (i)racional de ciudad.
Y si cavilamos, por otra parte, que dentro de cuatro o cinco días todo volverá a ser un hábito –trataremos de no pasar el aspirador por la noche-, entonces nos encontramos en la gran disyuntiva de salir o no salir, un dilema Shakespeareano de nuestros tiempos. El pecado original, supongo, está en haber adquirido un coche alguna vez.
La guía de carreteras Michelin nos ha hecho un cálculo de cuánto vamos a gastar mi mujer y yo si, como tenemos previsto, realizamos un viaje en un mismo día a la Venecia de la costa catalana. Empuriabrava está aquí al lado, es factible y sería curioso visitar esos canales mediterráneos que hemos visto en documentales. Es factible siempre y cuando no hagamos noche allí (la guía Michelin no cuenta gastos de alojamiento).
Sería un viaje alternativo, contracorriente. No harían falta cadenas en los neumáticos ni equipos especiales para la nieve. A estas horas, nos seduce la palabra puente por sus connotaciones de enlace. La carga simbólica de un término muy bonito también en inglés (Bridge), es un contrapeso del circuito monótono de nuestras vidas. Para los que vivimos en una gran ciudad, el diarismo incluye el viaje subterráneo en el metro, ese trayecto parecido a una serpentina en el que casi nunca miramos a los lados, sino más bien hacia abajo, hacia el papel de un libro o hacia los zapatos de los otros.

Foto del autor
El Puente del Petróleo conecta el litoral con las aguas de Badalona, un municipio contiguo a Barcelona. Ya no llegan barcos allí con el oro negro, pero el nombre se ha quedado como documento histórico de lo que fue una ciudad industrial, convertida en balneario.
Estos cinco días festivos –desde mañana hasta el miércoles 8- significan el puente más largo en España desde el 2004. Se le denomina Puente de la Constitución o Puente de la Purísima.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los "papeles secretos” de este blog



Mientras los gobiernos de buena parte del mundo, por culpa de Wikileaks dan puñetazos sobre la mesa sintiéndose con la espalda al aire, un inofensivo blog como éste continúa bloqueado en China.
Lo sabía desde hace tiempo, pero hoy me lo recodó un buen amigo cubano que vive en Beijing. Tenemos que comunicarnos exclusivamente a través del correo electrónico amparado por los servidores de Yahoo y Hotmail, pero no podemos intercambiar criterios rápidos a través de plataformas sociales como Fecebook, ni él visionar videos en Youtube: “Están bloqueados aquí”, me recuerda cada vez que, acostumbrado a la comodidad del enlace, le adjunto links en los correos.
Me pregunto qué tendrá que ver mi blog con China y la única respuesta posible es el nexo comunista. Escribo desde España, como se puede ver en los datos del editor que están en la cabecera, pero parece ser que el tema cubano expuesto en mis “papeles” no es del agrado del gobierno chino. No creo que los pekineses se hayan detenido a espiarme conscientemente; sino que, por palabras claves detectadas por un software especial, me hayan eliminado de las conexiones. Si el gobierno chino ha sido capaz de pactar con el gigante Google la eliminación de motores de búsqueda para territorio nacional, para censurar contenidos molestos, muy fácil les sería ordenar la programación de un software que cuide la imagen de uno de los pocos estados comunistas que quedan en el mundo: el de Cuba, su socio comercial que, además de la política, le compra montones de bicicletas, refrigeradores, televisores, autobuses y coches ligeros, entre otros artículos fabricados en serie.
Con la que está cayendo hoy con las filtraciones de Wikileaks, cuyas revelaciones no hacen otra cosa que redundar en lo que ya sabíamos de EEUU desde la guerra de Viet-Nam, me da mucha risa el infantilismo de los regímenes totalitarios que no saben hacer otra cosa que prohibir, intentando tapar el sol con un dedo.
Pero, al mismo tiempo, me duele que mi amigo haya dejado la isla de las prohibiciones para encontrarse con un país inmenso en el que las libertades continúan siendo cortadas.
¿Es internet lo que tiene mi compatriota en su casa de Beijing?
No. Él navega por una intranet diseñada arbitrariamente por el gobierno. ¡Qué pena de lo que, según se dice, será el país más importante del futuro!

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