martes, 30 de noviembre de 2010

Doña Inés


Siempre en campaña. Ahora se enfrenta a una rara enfermedad y ha decidido dedicarle una canción

Se puede decir que llegamos juntos a Barcelona, aunque en diferentes aviones. Es imposible tirar los años atrás sin tomar en cuenta aquella mano amiga que me presentó a otros cubanos, y éstos me acogieron un fin de año frío, por supuesto, como suelen ser aquí las navidades si no tienes familia cerca.
Sin embargo, Inés llegó a esta ciudad para comérsela, compartiendo plato, esperanzas. Es así de sencillo: la persona que siempre ha sido dinámica, emprendedora, seductora con su voz y su mirada, atrapará los espacios aparentemente infranqueables dondequiera que vaya. Es por esto que ella –en realidad llegó en tren y no en avión, como había dicho antes- entró en la dinámica empresarial de Barcelona sin apartarse de sus intereses profesionales. Montó su propio espacio de música popular cubana –un bar de copas es ideal, sin tenerle miedo a la noche-y continuó haciendo lo mismo que en Cuba: promover el talento de los demás. Porque Inés es promotora cultural de nacimiento.
Ahora su bar ha tenido que cerrar – de momento- por razones que se explicarán más abajo.
Yo no podría olvidar jamás sus atenciones en los más importantes teatros de La Habana, su gestión comunicadora en estas instituciones que, dicho rápido y mal, “me daban de comer” en mi trabajo como periodista cultural de la isla. Aquí tiramos los malos recuerdos por la ventana y nos quedamos disfrutando de los buenos, siempre en torno a la música, esa que manda en un dispositivo afectivo y peligrosísimo nombrado Nostalgia.
Han pasado diez años. Inés dejó Galicia bien segura de lo que hacía. Por eso hago referencia al viaje en tren, que es un buen sistema de traslado de emociones de un lugar a otro, pasando con la vista estaciones innumerables. Nos hemos vuelto a encontrar en un café del mismo barrio donde la dejé la última vez. Me trae una mala noticia: Le han diagnosticado uno de los padecimientos raros todavía no descritos en los certificados médicos. Inés padece de Fibromialgia, la enfermedad del silencio, porque duele en todo el cuerpo, en los huesos y no se sabe dónde está alojada exactamente.
Como ella, la padecen miles de mujeres –sobre todo féminas- de entre 40 y 50 años fundamentalmente. Desde amas de casa anónimas hasta líderes políticas que salen en televisión. Tiene días más duros que otros, aunque a Inés me la encontré con el ánimo subido, como si no hubiera pasado nada.
Está en campaña otra vez, como siempre. Y esto es lo mejor que sabe hacer, dirigirse a los medios de comunicación. Por supuesto, ha echado manos de internet, de las redes sociales que son hoy mismo las que mueven el mundo.

“Doña Inés”, un tema afrocubano

David Álvarez, uno de los soneros o guaracheros más de moda en Cuba, le ha regalado los derechos de un tema suyo que apareció en su primer disco, Rimasones, hace unos quince años. Se lo regala por segunda vez, ya que Inés es la protagonista o musa de la canción, un yambú que termina en son. Fue escrita para ella:
“No malgastes tu alma, Doña Inés, que mañana otro gallo cantará, y hallarás la morada donde te acaricie la calma”.
Estos son versos entresacados, un estribillo que a partir de ahora volverá a sonar en muchos oídos vinculados con las redes digitales. A David Álvarez (director del grupo Juego de Manos) se ha sumado el artista plástico Omar Estrada, también cubano, que se encargó de montar la página web donde se podrá comprar esta canción. El objetivo, me dijo Inés tomando café por la mañana, es hacer aportaciones para la investigación científica de la Fibromialgia. Una vez hecha la compra de la canción vía electrónica, los miembros de esta plataforma enviarán un certificado digital como agradecimiento.
Se trata de un proyecto altruista surgido a partir de una dolencia real, de un personaje real de nuestros tiempos. David, el músico, vive en Cuba; Omar, el plástico, en Miami, e Inés, la musa, en Barcelona. No se han visto las caras en mucho tiempo, pero eso no importa: las nuevas tecnologías están hechas para acortar distancias.
Inés y este que escribe llegaron casi a la vez a Barcelona y no se volvieron a encontrar físicamente hasta la semana pasada, diez años después. Siempre contando con que estábamos a mano.
Le deseo toda la suerte del mundo a Doña Inés, ahora que se han fundido la mujer de la canción y la otra que siempre está en campaña.
Mire la propuesta musical en esta página web:
SandungAExpress Inc./Proyecto FM

Foto del autor
Inés Bobadilla fue especialista en relaciones públicas de los teatros Karl Marx y Amadeo Roldán, ambos en La Habana. Esta foto se la tomé acabados de llegar a Barcelona.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Día de (e) lecciones


A las dos de la madrugada de hoy me despertó un ruido de metales en la calle. Me asomé a la ventana –sin correr el cristal, por supuesto, para que no se escapara el calor- y vi que estaban desmontando las banderolas electorales. Con puntualidad, todo había terminado. En mi calle, casualmente, descolgaban la imagen del President Montilla.
Tres horas antes, los medios electrónicos habían dado la noticia oficial de que el partido conservador Convergència i Unió (CiU) vuelve al poder, después de ocho años haciendo una oposición “de chinos”; o sea, trabajando duro, a buen ritmo y sin perder el tipo. El líder de CiU, Artur Mas, ya no es un galán almidonado con el cabello negro; ya no es el eterno émulo que, habiendo ganado su partido en elecciones anteriores, quedó colgado de la brocha por culpa de las coaliciones de izquierda –el denominado Tripartido que gestionó la economía de esta comunidad hasta ayer.
A Artur Mas le han salido canas, pero parece que valió la pena. Ha sabido esperar para que la derecha moderada o centrista que representa volviera a recuperar el poder que tuvo durante 25 años. A su lado, anoche, se veía al padre del grupo político, Jordi Pujol, el hombre que vino de abajo –pasando por la cárcel franquista- y con el tiempo se convirtió en un verdadero cacique de estas tierras, un referente de la Catalunya tradicional, ahorradora, emprendedora, centrada en sus asuntos.
Debo confesar que, hace ocho años, cuando CiU perdió el poder por primera vez, me sentí muy contento. Viniendo de un país donde el inmovilismo político es la base de poder, me parecía necesario un cambio. Pero la vida me ha demostrado que los partidos de izquierda suelen ser malos administradores económicos, aunque sus política sociales, muchas veces electoralistas, sean ventanas abiertas a la esperanza individual.
Algo distinto debe estar pasando en Catalunya cuando el mal llamado Partido Popular (representante de la derecha española en general) ha obtenido más votos esta vez (18 escaños en el Parlamento autonómico, todo un récord en esta región). El resultado de ayer es un avance de lo que serán las elecciones presidenciales dentro de un año y medio. Volverá la derecha, por muchas razones que van más allá de la crisis económica.
En lo más personal, ayer fue un día para guardar en la memoria (no me atreví a marcarlo en el calendario, detrás de la puerta de la cocina). Fue la primera vez que voté en unas elecciones libres donde –según conté a dedo- había 29 partidos de diferentes expresiones y colores.
Me tuvieron que indicar los pasos dentro del colegio electoral, como si fuera uno de los 230 mil jóvenes que, según datos de la prensa, se iniciaban en unos comicios. Al finalizar la jornada –descanso dominical, como diría el título de un álbum de Mecano-, me sentía pleno y emocionado todavía, luchando por el mando a distancia del televisor. Mi mujer quería ver películas, series románticas y esas cosas, mientras yo quería seguir los escrutinios por TV3.
El dato, pues, es el siguiente:
A mis 45 años, soy uno de los 5 millones de catalanes con derecho a voto para la constitución del noveno Parlamento regional en la historia de la democracia española.

Foto del autor tomada en un colegio electoral de la provincia de Barcelona.
Ayer recordé toda mi vida de un tirón: Desde que era un niño y custodiaba las urnas comunistas de Cuba (con pañoleta y boina rojas me vi), hasta que, siendo adulto, votaba automáticamente por el partido único de la isla. No había otra opción: Allí es obligatorio votar.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El pan (con tomate) nuestro de cada día


Última jornada de campaña electoral

Es casi seguro que Esquerra Republicana de Catalunya siga a la sombra de otros grupos políticos, ocupando esos papeles secundarios del gobierno tripartito socialista que administra hoy y lo hará, según encuestas, hasta este domingo nada más.
Las maneras de Esquerra de dirigirse a la población me recuerdan mucho a las de Cuba: propaganda y restricciones de la libertad individual, a pulso.
Si llegaran a gobernar Catalunya ellos solos, yo tendría que marcharme de aquí obligatoriamente. Ver las películas dos veces no es mi estilo –como les ha ocurrido a muchos cubanos en Venezuela que escaparon de un gobierno totalitario para encontrarse otro. Me conozco al dedillo la fórmula autoritaria y, más que eso, la he sufrido en carne propia.
Los papelazos del antiguo líder republicano, Carod-Rovira, quedaron para la historia como imperdonables meteduras del “delicado” pie. Primero, reuniéndose con ETA a espaldas de sus “socios” del gobierno tripartito, y, luego, realizando viajes a La Habana para establecer asociaciones cubano-catalanas apelando a la nostalgia, hermanamientos de pueblos de ambas orillas que todo el mundo sabe que son estrategias electoralistas.
Pero antes de salir del poder, uno de sus consejeros-directivos decretó que la gastronomía catalana esté obligatoriamente en las cartas de hoteles de cuatro y cinco estrellas. No hacía falta: aquí se consume la mundialmente conocida Dieta Mediterránea sin que nadie obligue a ello.
El pa amb tomàquet, el fuet, el bull, la secallona, el pa de fetge y otros productos del patio se venden por sí solos. Hay infinidad de ferias continuamente ofreciéndolos. Solo a vuelo de pájaro, recuerdo una que se realiza a cada rato en el centro de Barcelona, frente a la iglesia del Pi, al final de la calle Petritxol.
¡Y qué decir de las fiestas medievales de todo el interior de Catalunya, donde se come y se compra la mejor gastronomía regional!
Pero a la extrema izquierda le gusta imponer. Dejar huellas con el tristemente célebre método estalinista. “¡Ordeno y mando!”
Pero pasado mañana se les acabará la fiesta. Es muy probable que CiU (Convergència i Unió) gane las elecciones autonómicas. Y éstos no harán coalición con nadie, mucho menos con los de Esquerra. Tendrán mayoría absoluta, según indican los sondeos. Para entonces, volveremos por estas páginas con las noticias de los resultados.
Será la primera vez que vote en unas elecciones libres.
Un viejo sueño. Aunque todo llega, dice el refrán.

Foto del autor, tomada en la cocina de su casa.

Leyenda
(puede ser subjetiva):

.Pa amb tomàquet: El pan con tomate es la base de un buen desayuno o merienda mediterránea. Se unta el tomate en una rebanada de pan de pagés (de campesino) y se agrega aceite de oliva y sal. También se puede frotar un diente de ajo crudo ante todo.
.Fuet: Embutido catalán por excelencia. Se utilizan subproductos del cerdo y se le agrega especias en su confección. Es de consistencia más dura que otras longanizas.
.Bull: Otro embutido “endémico”. No tiene equivalente en la amplia gama de su familia ibérica. Es suave, como la morcilla negra.
.Secallona: Especie de salchichón muy parecida al fuet, pero de cailbre más ancho.
.Pa de fetge: Su traducción literal sería Pan de hígado. Es un tipo de paté regional, servido en lonchas en las charcuterías de las grandes superficies comerciales.

jueves, 25 de noviembre de 2010

El Premio Cervantes “toca” en Catalunya



Ana María Matute tuvo un desvelo la víspera del fallo

Dicen las “malas” lenguas que el Cervantes se reparte, alternativamente, entre España y Latinoamérica. Dicen además que es un premio estratégico, lanzado casi desde una botella que llega a manos del galardonado cuando éste peina abundantes canas.
Parece ser que es así. Ana María Matute, cumplidos los 85 y después de haber recibido infinidad de premios del mundo español de las letras, ha sido la ganadora ayer, la tercera mujer en obtener el laurel desde que se instauró el Cervantes, en 1976. No es difícil creer que la autora haya dormido poco la noche anterior: Se barajaba su nombre desde hacía mucho tiempo y esta vez alguien le “sopló” que el Premio iba a por ella. Lo ha dicho sin inconvenientes en distintas entrevistas, porque esta mujer con alma de niña es ahora mismo la más buscada por los medios, la más “cotizada” en la prensa nacional y, por supuesto, en la de Barcelona, su región natural.
Los foros de periódicos como La Vanguardia –el más antiguo de la zona, que publica solo en castellano- se han dado gusto esta mañana, “tirándose los trastos” encima unos lectores a otros; todo por el dichoso asunto de la lengua. Algunos nacionalistas parece que no acaban de entender que Ana María Matute pertenece al Viejo Testamento, como, en broma, ha dicho ella misma en una entrevista. Esto quiere decir que en su época se hacía literatura preferentemente en castellano, tanto por razones de alcurnia como por la persecución franquista. No hay nada que reprochar.
Pero aquí hay mucha gente aficionada a introducir el dedo en la llaga, para fastidiar la fiesta.
Ana María parece estar por encima del Bien y el Mal. Se le ve tranquila apoyada en un bastón, con su cabellera blanca bien arreglada, recordando en estas horas los gintonics que bebió en los círculos literarios de postguerra. Ella es una de las autoras que más y mejor han retratado a esta España dividida en dos bandos; por tanto, ha llevado a sus libros los asuntos sociales de un país tan complejo como es éste.
Escribió su primera novela a los 17 (Pequeño teatro) y encontró su mayor éxito de crítica y ventas a los 70 (Olvidado rey Gudú), de manera que, se puede entender, entre una edad y otra ha transcurrido una intensa vida. Más que la dotación metálica del Premio Cervantes (125 mil euros), a su edad lo más importante es la envoltura sentimental de lo que significa esto.
Sus antecesoras fueron dos mujeres relacionadas con Cuba: María Zambrano (poetisa española, se vinculó a la isla unos años en la primera mitad del siglo pasado) y Dulce María Loynaz y del Castillo, que, como Matute, fue avisada del premio cuando menos se lo esperaba, a los 91 años.
Dulce María estaba en La Habana relegada a un olvido impertinente. De pronto, el más importante trofeo de la lengua española le obligó a cruzar el Atlántico. De regreso, el gobierno cubano intentó devolverle sus méritos cuando ya la escritora no estaba para ceremonias. Falleció cinco años más tarde siendo profeta –como indica el refrán- fuera de su tierra.
En este mismo sentido, con Ana María Matute la vida no ha sido tan injusta. Se lo merece sin lugar a dudas.

Foto de la Premio Cervantes de este año, tomada de lavozdebarcelona.com. Ana María Matute ocupa el asiento letra K en la Real Academia de la Lengua Española.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El flamenco más fértil


Parece todo un reto “visionar” en una tarde las 90 obras de Rubens que el Museo del Prado posee. Lo es, sobre todo si se pretende, también, pasar por delante de Velázquez, El Bosco, Goya y Sorolla, entre otros grandes pintores. Termina uno mareado, dominado por eso que han dado en llamar Síndrome de Stendhal. Con otras palabras más mundanas: se padece de una borrachera intelectual motivada por un sobregiro de información no planificado, como diría un psiquiatra en el supuesto lugar de una consulta.
De paso por Madrid, y echando un vistazo a las propuestas de su gran pinacoteca, había dos exposiciones transitorias imposibles de eludir. La primera –por ser un préstamo volátil- era la denominada Pasión por Renoir, oportunidad única para la que se hacen largas colas al pie de la escalerilla del Prado. Y la segunda, un especie de “Todo Rubens” conformada por las casi cien piezas pertenecientes a España, montada en dos salas contiguas y a las que se podía acceder con la validez del ticket general del museo.
A Renoir le hicimos un saludo desde la distancia –“Hasta la vista, Monsieur”- porque es imposible abarcarlo todo. “El que mucho abarca, poco aprieta”, según el refrán. Hay que cuidarse en salud, auscultando el bombeo cardíaco como el que no quiere las cosas. ¡Venir de tan lejos para perderse a Renoir!
Pero también podría decirse ¡Venir de tan lejos para sucumbir al pie de la escalerilla!
En fin: Rubens era el objetivo. Goya y los demás siempre están en el mismo lugar, salvo la coincidencia demasiado puntual con un período de restauración.
Después de ver la serie de pinturas negras de Goya –enloquecido él y enloquecido el observador del siglo XXI-, gana mucho la mente con el colorido y variedad temática de Rubens, el más “trabajador” de la escuela flamenca. Se dice que su producción general puede alcanzar las 3 mil piezas, algo que no dudamos en lo más mínimo. Solo en el Prado está un centenar de importantes títulos suyos, encargados o comprados por Felipe IV. Esa es la razón por la que España atesora tanto Rubens en versión original.
Era de vértigo el montaje hecho en las salas A y B de la planta baja del Edificio Jerónimos. Cuadros apiñados, sin “que corra el aire”. Demasiada información visual. Era necesario verlo como un plano secuencia de izquierda a derecha, ya que los cuadros estaban montados en orden cronológico.
Busqué Las tres Gracias desesperadamente, por si me llegaba el final entre tanta maestría de las Bellas Artes. Esa era mi referencia. No venía precisamente del mito griego, sobre el que trabajaron, además de Rubens, incontables expertos de la plástica universal. Mi referencia venía de la carta de la heladería Coppelia, en La Habana. Las tres Gracias eran tres bolas de diferentes sabores, aderezadas con caramelo líquido. El cuadro más famoso de Rubens se me apareció como tal, cremoso y sensual. Aunque con cánones de belleza muy distintos a los actuales -se observan celulitis, cuellos hundidos y abundante masa en sentido general-, el atrevimiento de pintar al óleo (sobre madera) a tres mujeres desnudas, jugando a no se sabe qué, entre las cortezas de un árbol lejano, era como mínimo la confirmación del deseado ménage à trois. Éste, sin embargo, estaba fechado entre 1630 y 1635. Gigante obra.
Peter Paul Rubens, según los datos que se tienen, vivió 63 años; toda una mayoría de edad (sería como la quinta, en lugar de la tercera edad de su época) para lo que se alcanzaba entonces con el cuerpo. Es por ello que le dio tiempo a desempeñarse como diplomático, dominar correctamente varias lenguas, explorar el mundo femenino hasta que la naturaleza se lo permitió e, incluso, emparentarse con otro pintor cortesano de su tiempo: con el gran Velázquez.
Rubens volvió a la actual Bélgica dejando una inmensa huella en los palacios monárquicos españoles. Esa misma marca de origen que disfrutamos ahora en Madrid.


La exposición con las 90 obras de Rubens ha estado al cuidado de Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte. Puede verse sólo hasta el 23 de enero de 2011.

martes, 23 de noviembre de 2010

Toda una vida


Cuando lo conocí, yo tenía alrededor de veinte años y comenzaba a redactar mis primeras notas de prensa, después de haber sido tanquista en el Servicio Militar Obligatorio. Por supuesto, me había dejado crecer el bigote, una larga añoranza de los soldados sin vocación marcial. Y él también llevaba un mostacho identificador de respeto, ahora anticuado, pero entonces era tan normal como soñar a diario con un futuro mejor.
En 1984, coincidiendo con el argumento de la novela futurista de George Orwell, dejé concluido el bachillerato y pasé a las armas sin opción alguna de hacer otra cosa. Me tocaba eso, o una cárcel por deserción. Paralelamente, Guillermo Bernal escribía en las páginas de Verde Olivo, la revista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que, como toda publicación de la isla y para disimular el tono militarista, incluía una sección cultural. Él escribía sobre espectáculos y era civil.
En 1987, al desmovilizarme del ejército y entrar en la Facultad de Periodismo, coincidimos en el periódico Juventud Rebelde, adonde me enviaron de prácticas. Bernal seguía escribiendo de temas culturales. Una vez fuimos a una fábrica de muñecas muy conocida en Cuba, cuya microsociedad había servido de inspiración para una telenovela que pasaban en ese tiempo en la tele. Nuestra idea –la de él- era entrevistar a los verdaderos protagonistas de la historia y proponer un reportaje para las páginas centrales. Una vez dentro de la fábrica, Bernal me dijo que la mayoría de los trabajadores estarían en una reunión del sindicato y no íbamos a encontrar a nadie interesante.
Yo estaba sorprendido de que pudiera adivinar las cosas y le pregunté cómo lo sabía de antemano.
-Es muy fácil, sólo tienes que mirar los carteles en los lugares antes de entrar- dijo como un sabio oriental, sin aspavientos.
De manera que el ejercicio de la observación, del que tanto me hablaron en la Facultad, lo aprendí verdaderamente en la práctica. Y nunca se me olvidó.
Bernal pasó a Radio Rebelde –nuestros medios llevan mayormente esos nombres belicosos- y aprovechó su voz grave para interactuar con otro público, siempre desde los temas de la farándula más exquisita de la cultura nacional. Ya estábamos en las puertas de eso que, eufemísticamente, el gobierno denominó Período Especial y que no era otra cosa que una profunda miseria colectiva motivada por el desplome del Muro de Berlín. Entonces, tal vez vaticinando el desastre mayor, emigró a Buenos Aires para seguir en las andanzas del arte como observador. Se metió en el mundo porteño de a lleno y, según tengo entendido, allí fue barman, profesor de bailes tropicales y siempre escritor. Mientras tanto, yo redactaba una columna de Teatro en el periódico más importante de Cuba, el Granma –también un nombre belicoso- y recordaba a mi maestro cada vez que no había programa de mano antes de entrar a una función.
Veinte años más tarde, puse su nombre en Facebook y apareció entre los primeros Guillermo que hay. Lo solicité y me respondió enseguida. Estaba viviendo en Madrid, muy cerca de mí, pero, para mayor asombro, llevábamos el mismo tiempo en España. Yo había visitado varias veces la capital sin saberlo.
Ahora es especialista en marketing en IFEMA, la segunda feria comercial más grande de Europa. Habla por teléfono con los clientes y los envuelve, como mismo hacía antes desde las páginas militares o desde la radio belicosa. Además, diariamente escribe El lagarto verde, un blog personal. Nos encontramos la semana pasada y fuimos al Museo del Prado. Antes de llegar a un par de salas cerradas por mantenimiento, ya él lo sabía.
-¿Tú eres brujo?-le pregunté mirando su cabeza rapada y, en general, su rostro sin un pelo.
-Lo ponía en la entrada. ¿No lo viste?
Entonces, muertos de risa, recordamos el reportaje que hicimos para las páginas centrales de Juventud Rebelde, el de la fábrica de muñecas Lilí. Luego, en la cafetería, tiramos veinte años atrás, o lo que es lo mismo: toda una vida.

Foto del autor
Bernal en la cafetería del Museo del Prado, a finales de la semana pasada

lunes, 22 de noviembre de 2010

¡Rasca y gana!



Ryanair avisa cómo será el futuro

Esta compañía irlandesa está ocasionando una fuerte competencia a las empresas españolas de low cost. Los precios de Ryanair son cada vez más baratos si uno no factura equipaje, si cumple con los requisitos de la denominada letra pequeña en la que se avisa, una y otra vez, mediante correos electrónicos, que el pasajero debe llevar consigo estrictamente una pequeña valija de cabina. No contemplan siquiera un bolso de mano aparte, como el archiviajero maletín para ordenador.
Todo debe ir dentro de un solo volumen (55x40x20 cm) de diez kilogramos y éste, si resulta sospechoso de sobrepasar las medidas, será introducido en un molde de hierro para ver si entra. En caso de que –en la puerta de embarque- el viajero no haya cumplido la normativa, se le cobrará el peso o volumen extra con tarjeta de crédito o débito, in situ.
Es como si uno fuera al supermercado y, al pagar, se diera cuenta de que no lleva efectivo. O sea, la acción más ordinaria de la vida en la Tierra.
Luego, si estamos en el aeropuerto de Girona-Costa Brava, Catalunya (la base de operaciones de Ryanair en España), caminaremos por la pista del aeródromo hasta alcanzar el avión. Todo muy natural, como si anduviéramos por casa. Solo falta que nos dejen ir en albornoz y chancletas.
Al subir a la nave (generalmente son modernos Boeing 737-800) debemos escoger un asiento libremente: las butacas no están numeradas en el billete electrónico que compramos desde nuestro ordenador en casa. Esta modalidad ofrece la ocasión de conocer a alguien, al menos hablar con alguien durante el vuelo, ya que tendremos que preguntar a los primeros que llegaron si el asiento de al lado está desocupado. Es una manera de socializarnos, de vernos obligados a ofrecer los buenos días o las buenas noches.
Una vez sentados y todavía con el teléfono móvil encendido –como si estuviéramos en el autobús, en el metro, en la oficina- esperaremos un largo rato para despegar, sin saber por qué. El tiempo está estupendo, la pista vacía y el avión ya ha repostado. ¿Habrá problemas en Madrid?
El capitán no dice nada ni a la tripulación ni a los pasajeros.
Despegamos por fin. El vuelo es fantástico, meteorológicamente hablando. Una hora y quince minutos no alcanza para terminar el libro que uno lleva en las manos y que, por suerte, no nos tuvieron en cuenta en la puerta de embarque. Pero, según las reglas del marketing internacional, sí alcanza ese tiempo para vender o intentar vender. Almanaques, cupones de rasca y gana para una lotería, cigarros sin nicotina que se chupan, no sueltan humo y, por supuesto, se pueden utilizar a bordo; perfumes de mujer y hombres, a precios increíbles; complementos, juguetes, gafas de sol. Solo falta que anuncien –como en los viajes para la tercera edad- una pata de jamón tiradísima de precio.
Ser azafata en Ryanair obliga a tener el cuerpo en forma y la mente alegre. Hay que vender o por lo menos tratar de vender.
En Madrid desembarcamos por un finger hasta los salones de la terminal antigua. Allí no es procedente caminar por la pista ya que hay muchos aviones. Nadie me preguntó nada y, en efecto, nos despedimos cariñosamente los viajeros contiguos. Cada uno para su casa, con el perfume de la mañana puesto en el cuello y todavía cantando. Caminamos mucho hasta la salida, diez minutos o más. Entre las personas que estaban esperando afuera, no vi a mi anfitrión. Busqué y busqué y no estaba.
Me senté en la cafetería que quedaba al lado, dentro de la terminal todavía, y me pedí un café. Llamé por teléfono tranquilamente.
Mi anfitrión no respondía.
Volví a llamar cuatro veces más.
Nada.
Pasaron veinte minutos. Yo estaba seguro de que algo raro debió suceder.
Guillermo apareció sofocado entre la gente que también corría de un lado a otro. Nos dimos un abrazo ante todo.
-Es que cambiaron la puerta y hasta la terminal de llegada de tu vuelo. ..Yo estaba esperándote en otro lado-explicó con mucha pena-. Ryanair hace eso constantemente para pagar lo menos posible por estadía. Es un avión que va y viene como si fuera una guagua- me dijo.
Entonces entendí por qué nos demoramos en salir de Girona. El piloto estaba esperando a que le avisaran hacia qué puerta debía dirigirse incluso antes de despegar.
-¿Y tu teléfono no funciona?-pregunté a Guillermo irónicamente.
-Se quedó sin baterías. No lo puse a cargar anoche. Ya ves –sonrió-, no he cambiado mucho en todo este tiempo.

Foto del autor
Camino al avión en la pista de Girona-Costa Brava, a unos 80 kilómetros de Barcelona. Ryanair ya opera desde el aeropuerto de El Prat, en la capital barcelonesa, pero todavía sus vuelos a Madrid salen desde su base central. Estos transportistas irlandeses tienen, prácticamente, aeropuerto propio en medio del campo catalán. Su sistema de comunicación dentro de los aviones se realiza sobre todo en inglés.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Tenemos madrina


Más allá de las calenturas y las frustraciones

Ella se ha metido en camisa de once varas. Lo sospechaba antes de iniciar su proyecto de libro sobre los bloggers cubanos y, aún así, decidió editar un compendio de ensayos originales que versan sobre el fenómeno de la comunicación entre las dos orillas; de un lado, el exilio y, de otro, los que están todavía en la isla.
Una tarea verdaderamente complicada, si se tiene en cuenta todo el tiempo que ha tenido que esperar la nación cubana para que pudiéramos hablar o, al menos, intentar hacerlo. Beatriz Calvo Peña (Burgos, 1974) parece cubana nativa, una del patio con conocimiento de causa. Ha vivido en Miami durante algunos años y ha investigado la prensa decimonónica de la isla, pesquisa que la llevó a las bibliotecas de La Habana y a caminar por esas calles dejadas a la providencia, dejadas precisamente al tiempo.
Tiene un acento impreciso, mezcla de Iberoamérica total. Es muy viva, apasionada, interesada en los fenómenos sociológicos. Está muy contenta con el libro terminado, Buena Vista Social Blog, que anoche se presentó en Madrid en las oficinas de la Fundación Hispano Cubana. Pero está triste también porque tuvo que recortar mucho, una poda necesaria que le exigió la editorial Aduana Vieja porque, de lo contrario, no entraba en imprenta.
Tenía el volumen hecho cuando se vio obligada a dar tijeras a prácticamente la mitad, eliminar textos de los cuales se enamoró por razones de identidad, por conocer de primera mano los asuntos cubanos y la blogosfera en particular.
Han sido muchos días de poco dormir, me dijo anoche mientras conversábamos después de su presentación, una charla improvisada ante un auditorio variopinto de cubanos exiliados, sobre todo.
Estoy convencido –y se lo dije a ella- que tendría que ser alguien no cubano quien nos armara una estructura, porque nosotros somos demasiado hedonistas como para pensar en el colectivo. Hay suficiente material escrito y verbal sobre nosotros, que ya somos tan emigrantes como los judíos, que en todas partes estamos y somos capaces de reunirnos pero no de unirnos.
La columna vertebral de este libro son los ensayos que recoge y luego están los testimonios de los autores de bitácoras. No están todos. Sería imposible. De manera que a Beatriz le ha tocado la responsabilidad de elegir entre un mundo de escritores cubanos que ahora mismo navegan en la red. Lo más importante, en todo caso, es el contenido y no los nombres. El deseo de ofrecer las dos versiones del exilio y el ”insilio”, y ahí están.
El libro no gustará al gobierno cubano, pero a Beatriz le importa más la gente común.
Gracias a ella por atendernos. Entendernos sería pedirle demasiado.

Foto de Guillermo Bernal
Conversando con la editora, Beatriz Calvo, después de la presentación de Buena Vista Social Blog.

martes, 16 de noviembre de 2010

Algunos “rojos”van trajeados



La corbata sigue siendo opcional de cara a las elecciones

Si no fuera catalán, tendría el más común de los nombres: Juan.
Pero nació, al parecer, en una época en la que estaba despenalizado inscribirse con nombres de la geografía regional, similares al castellano y a veces no tanto. Entonces, se llamó Joan, como el poeta, el cantautor que combina en su patronímico el bilingüismo más rico y mestizo que he visto: Joan Manuel Serrat, que, según el itinerario post franquista, debía llamarse Joan Manel.
Puigcercós, el que nos ocupa ahora, es un hombre joven y con bastante fuerza para andar de un lado a otro haciendo mítines y regañinas. Es el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya, la facción más radical –sin violencia, que se sepa- de los nacionalistas del patio. Esquerra, para aquellos lectores que no conozcan el catalán, significa Izquierda, y lo demás se entiende bastante bien.
Joan Puigcercós representa al reducto de las fuerzas “rojas” que vienen quedando por aquí, nostálgicos de la importante fuerza republicana que tuvo España principalmente en Barcelona y, por extensión, amantes de la mal llamada Revolución Cubana . Por esta reminiscencia es que Catalunya no tendrá en mucho tiempo un presidente identificado con los antiguos Nacionales (el Partido Popular), aunque, como se ha modernizado, la región elige por mayorías un partido catalanista de centro derecha (CiU).
Hace poco, Joan, el político, arremetió en la tele contra un pobre anciano, en el programa de Televisión Española –aunque versionado al catalán- Tinc una pregunta per a vusté (Tengo una pregunta para usted). El señor evidentemente era uno de esos tantos andaluces o murcianos que emigraron aquí para trabajar en las fábricas, que han tenido descendientes hoy considerados legítimamente catalanes. Éste le preguntó a Puigcercós si le hablaría en castellano, a lo que el político dijo No y luego le soltó una arenga de identidad nacionalista impresionante; por supuesto, en lengua catalana.
No fue nada indulgente con el jubilado. Al contrario, aprovechó para marcar su territorio.
Y ayer mismo se le fue la pinza, como se dice vulgarmente. Se le ocurrió, desde aquí, lanzar una ofensiva a Andalucía diciendo que en esa comunidad autónoma no pagan impuestos. A partir de estas declaraciones, se ha liado una gorda en todos los espacios de opinión. Yo que vivo en Catalunya puedo dar fe de que pagamos más impuestos que en muchas otras comunidades autónomas y de que tenemos los mismos salarios, pero un político no puede permitirse ser absoluto. A no ser que estuviera buscando lo que ocurrió: Que en todas las peñas hablaran de él.
Algunos analistas creen que se trata de una estrategia en medio de la campaña electoral autonómica que ahora mismo tiene lugar.
En particular, veo en Puigcercós tintes excluyentes. Y eso es muy feo, además de injusto.

Foto tomada de El País
Puigcercós en un mitin electoralista en Tarrassa, una pequeña ciudad en las afueras de Barcelona. Obsérvese el gran parecido de la bandera catalana con la enseña nacional de Cuba.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El benjamín de los políticos


Elecciones catalanas

Hasta ahora, Albert Rivera es la cara más visible de un nuevo partido catalán que, en las elecciones pasadas, ocupó unos seis puestos en el Parlamento, algo que impresionó sobremanera al electorado y a la sociedad de esta parte de España.
El novedoso grupo se denomina Ciutadans (Ciudadanos), en idioma regional, aunque, por lo visto, ellos no tiene ningún problema con el bilingüismo.No muestran ninguna dificultad en expresarse indistintamente de ambas maneras, en dependencia de quién sea el interlocutor; no eligen el catalán como punta de lanza. Esto sí es algo realmente insólito en una región donde hacer política significa ante todo el predominio de la lengua local. Es así de estratégico este tema y no porque –según la Generalitat- existan riesgos de que desaparezca un idioma que parte del latín y que, incluso, es más antiguo que el castellano.
Ciutadans parece estar montado en el carro de una Catalunya emergente, vuelta a dibujar desde hace más o menos una década con la llegada de miles de emigrantes de muchos confines, pero, sobre todo, venidos de América Latina y del mundo árabe. Este partido, que se autodefine como “de Centro”, aunque mucha gente piensa que se inclina más hacia la Derecha, sabe que la lucha aquí es dura mientras exista Convergència i Unió, el grupo político que tantos años –alrededor de 25- estuvo en el poder regional, con la inamovible figura de Jordi Pujol.
Luchar contra el pujolismo supone romper los moldes conservadores “de toda la vida”. Por eso han elegido a un líder muy joven que no ha dudado en desnudarse para hacer campañas. Desnudarse literalmente. Albert Rivera, además de atrevimiento, posee un verbo fácil, dinámico. Me aventuraría a anunciar que atraerá votantes dubitativos en estos tiempos de inconformidad y hastío general.
El color “corporativo” de Ciutadans, el naranja, llegó hasta los bajos del consulado cubano en Barcelona este año, arropando una de nuestras manifestaciones contra del régimen dictatorial de la isla. En la foto de arriba se puede ver a Rivera frente a una periodista de Intereconomía, el canal de la televisión español más afín a la Derecha.

Foto del autor
Las elecciones autonómicas tendrán lugar el domingo 28 del corriente mes.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Irónicamente correcto



Adiós a Berlanga

La noticia hoy de la muerte de Luis García Berlanga, a los 89 años, en su residencia de Pozuelo de Alarcón, Madrid, trastocó los titulares de todos los telediarios, portales digitales y despachos informativos españoles a partir del mediodía. Incluso tuvo prioridad con respecto al hostigamiento marroquí en tierras del Sáhara Occidental, cabecera durante esta semana en los medios de prensa.
Y es que Berlanga (valenciano de nacimiento) fue el creador costumbrista más agudo y prolífico de estas tierras, desde los oscuros tiempos franquistas hasta los remolinados años actuales de la especulación inmobiliaria. No dejó jamás de retratar la psicología ibérica en toda su amplitud, a los pillos, a los demagogos, a los represores sexuales –o sea, los curas, como bien ha dicho Joaquín Sabina-, a las tonadilleras y, en fin, a todas las figuras tragicómicas de la idiosincrasia profunda.
Su cine, mayormente en blanco y negro, pudo sortear la censura, gracias a la ironía con que Berlanga trataba los temas prohibidos y, también, porque en él estaba incluido el folclor, que nunca puede faltar en las producciones españolas de todo tipo.
Muy mayor –“ha muerto de mayor”, declaró su familia en las últimas horas-, Berlanga sufría desde hace algunos años la terrible enfermedad del Alzheimer, por lo que su imagen fue incluida en una campaña solidaria de Médicos sin Fronteras llamada Pastillas contra el dolor ajeno. Casi no reconocía a nadie pero todo el mundo, de una u otra manera, se reconocía en sus películas, aunque éstas hayan sido rodadas muchos años atrás. A través de su cine, se podía obtener un perfil de quiénes fueron los abuelos y los bisabuelos de este país.
Bienvenido, Mister Marshall (1953), su obra cumbre, ha quedado como referencia de la realidad española de postguerra civil. El filme, irónicamente, toca de refilón el famoso Plan Marshall norteamericano, ideado para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial; aunque España, por cierto, no estaba incluida en las ayudas.
Un refrán popular español asegura que la vida es como una película de Berlanga.

Foto tomada de La Vanguardia (Mercè Taberner)
El mejor retratista de la segunda mitad del siglo XX español, aquí sujeto a un balcón de Barcelona, en 2007.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El rey Arturo


Elecciones catalanas

Es persistente este hombre: Ha ganado dos veces las elecciones para presidente de la Generalitat de Catalunya y las dos ha sido víctima de una coalición demoledora. De manera que no ha llegado todavía a disfrutar el puesto.
Con magnífico porte y aspecto e hijo adoptivo, políticamente hablando, del legendario Jordi Pujol, casi está a punto de que se le pase el arroz; esa frase fea que bien define el punto ideal de algunas cosas en la vida. A pocos días de las elecciones autonómicas (tendrán lugar el próximo domingo 28), Artur Más está rejuvenecido y confiado de que será finalmente el President.
Anoche se le vio muy seguro en uno de los programas de mayor audiencia nocturna, el late show que conduce su coterráneo Andreu Buenafuente. Bromeó, se divirtió, se rió bastante en su estilo encorsetado de domingo, y digo esto porque este hombre siempre me ha parecido un gentleman excesivamente correcto. Creo que por este motivo (¿serán verdaderamente humanos o androides, los gentlemans?) algunos no lo ven como un político que los represente, y si sale triunfador otra vez, y no es desplazado por triunviratos, será porque los catalanes están hartos de los socialistas.
Y entonces volverá otra vez Convergència i Unió (CiU), que es un partido enfocado más a la derecha, a la Catalunya tradicional y nacionalista, pero no independentista. O sea, el juego perfecto para darle ese sueño de importancia al individuo catalán nativo y, al mismo tiempo, la posibilidad de no enemistarse con Madrid.
Escándalos de corrupción aparte, que siempre los hay en todos lados, los del CiU parece que manejan el dinero mejor que los socialistas.
Al señor Más me lo encontré una vez en una sala de espera de extracciones de sangre, en el Hospital Clinic de Barcelona. Tenía un número detrás del mío y, por lo visto, nos tocaba el mismo centro asistencial por empadronamiento. Artur estaba allí aguantando el tipo, trajeado, como siempre va, y solo con su mujer. No se veía ningún escolta, lo que no quiere decir que no lo hubiera. Pero el hombre al menos aparentaba una prestancia bastante discreta. Hubo alguna admiradora que le solicitó un autógrafo y él, amablemente, firmó.
Según las encuestas pre electorales, es muy posible que, al fin, esta vida azarosa le entregue todo el poder anhelado, con el que Más dirigiría una de las regiones más prósperas de la geografía española. La segunda o la primera capital, según se quiera ver. El programa de Buenafuente es un ejemplo de esto: Se emite desde Barcelona y hasta aquí vienen los invitados, las estrellas de la vida láctea.
¡Ay, pero ninguno de los dos hablaban anoche en catalán! ¡Qué tramposa es la política y que camaleónicos suelen ser sus directivos!
Precisamente, una noche antes de la de ayer, el mismo Artur Más le respondía en catalán a un ciudadano que le hablaba en español, también en la tele, pero esta vez en un programa autonómico, Tinc una Pregunta per a Vosté. Éste parece ser de los políticos que solo hablan español fuera de Catalunya. ¿Y el programa de Buenafuente donde se realiza?

Foto tomada de la televisión
Artur Más, a la izquierda, conversa animadamente con Andreu Buenafuente, anoche, en La Sexta.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pobres cántabros…



Si la vida hubiera querido, ahora yo estaría empadronado en una localidad asturiana, presumiblemente en Gijón. Pero no quiso. Me devolvió a Barcelona con las maletas sin abrir.
Aunque me habían advertido de que el clima del Cantábrico no era para mí, había una fuerza dominante en aquel momento, y era la necesidad de romper, romper y salir adonde fuera. Me gustaba la idea de las verdes praderas al lado del mar, del olor a marisco revuelto con el aire, incluso me imaginé usando un chubasquero como complemento cotidiano, en un lugar donde todo el mundo saluda a los otros, donde todos se conocen, ya sea de la realidad o de otra vida.
Y los antepasados asturianos de mi vecina Elenita, la maestra que dejé en La Habana…Y el nombre de Jovellanos rondando en las fabulaciones y elucubraciones de la historia de cómo hicieron Las Américas. De aquellos asturianos que bien siguieron hasta Argentina, o bien desembarcaron a mitad de camino, en una isla. Aquellos mismos, pobres mineros tiznados aunque llenos de esperanza, bien tratados en la fabulosa serie Vientos de Agua que no terminó de emitir Telecinco porque ahora a la gente no le interesa esos temas.
A todos, incluidos mis amigos que me llevaron a Gijón, los recordé ayer y hoy a través de las imágenes del desastre provocado por el mal tiempo, precisamente por esos vientos de agua que recalan de vez en cuando y se llevan todo; arrasan con playas, senderos y barcos. Digo los cántabros extendiéndome también a los gallegos, y al otro lado a los vascos.
Todos los que viven del mar tendrán que volver a empezar una vez se aleje la borrasca, y volver a levantar sus muelles y reparar sus pesqueros con la negrura del cielo todavía encima. Pero ellos, los del norte, saben de sobra cómo hacerlo.
No sería la primera vez. Es su destino. Que por poco fue el mío pero, como he dicho, la vida no quiso.


Foto del autor:
Un ángulo de la ciudad de Gijón, con mi amigo Manolo, asturiano, posando para mí. (Algo parecido se titula una obra de teatro, Mi socio Manolo, del dramaturgo cubano Eugenio Hernández Espinosa).

martes, 9 de noviembre de 2010

Laicistas y exhibicionistas por necesidad



No hacía falta que viniera el Papa para darnos cuenta de que España es un país aconfesional; aunque sí ha sido muy provechosa su visita para terminar de establecer socialmente el carácter laico de este Estado, a partir de debates en la televisión y la radio.
No sé si la empresa que se dedica a medir la cantidad de público que asiste a las concentraciones ha dicho algo, pero lo que vimos por los tiros de cámara aéreos demuestra que, al menos en Barcelona, había más gente en la manifestación de este año a favor del Estatuto catalán. Un domingo, que por lo general, los que pueden, salen de la ciudad en busca de aire fresco, y los que no se quedan en el sofá haciendo zapping, acompañados de una lata de Coca Cola y una bolsa de patatas fritas. ¡Quién va a dejar un domingo por salir a la calle a ver pasar al Papa! Algunos, sí, pero pocos.
Ya no estamos en la España dominada por curas y maestros locales, aquella hipócrita sociedad subyugada por una jerarquía religiosa que campeaba a sus anchas, con el respaldo, eso sí, de un dictador. Aunque la huella profunda de esos 40 años de franquismo todavía está, incluso, en algunos jóvenes, la sociedad mayoritariamente prefiere disfrutar del bienestar material que tiene a su alrededor, de las libertades ganadas con los años. No es que la gente esté en contra de la Iglesia, sino que pasa de ella. Es diferente.
Por supuesto: Luego de una larga represión, vienen los bandazos, los extremos del otro lado. Y este fenómeno de expansión sexual todavía no termina de curarse. No ha sido suficiente con que el cine se haya desinhibido a niveles altos y ridículos, que el teatro también lo haya hecho, que existan los locales eróticos de pago, las revistas. El hándicap está ahora en que, si no muestras pecho o muslos, no vendes.
Este destape ridículo, exhibicionista –véase el vestuario ligerísimo del verano- tiene su raíz precisamente en las prohibiciones históricas. Quiero que conste que a mí me encanta la desnudez, pero a su debido tiempo y lugar.
No por puritanismo, no. Es porque, de la manera en que concibo el sexo, tenerlo de entrada todo a la vista me parece poco emocionante.
¡Pero qué le vamos a hacer! Es lo que hay.

Foto tomada de la televisión
El programa Sé lo que hicisteis, de La Sexta, es muy divertido y desenfadado. Sin embargo, obliga a sus presentadoras a llevar unas faldas tan cortas que mucho trabajo pasan para sentarse. Es un programa vespertino, no es que esto ocurra muy tarde en la noche.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Parafraseando a los músicos


Una compilación de escritos sobre la blogosfera cubana y otros textos tomados de la propia red, cohabitan en un libro de la editorial Advana Vieja* que ya está listo para imprimir.
Esto quiere decir que el PDF o matriz digital está disponible para que los lectores/compradores realicen su pedido desde sus casas u oficinas, y el ejemplar solicitado les llegue a sus manos en aproximadamente una semana. Estamos hablando de una de las ventajas de la llamada Globalización, unida sin desperdicio alguno al “mundo” de las nuevas tecnologías: Impresión bajo demanda.
Lástima que en Cuba, el país del que habla el libro, este sistema no funcione, porque, de base, habría que poseer una conexión a internet, algo que allí resulta prohibitivo para internautas particulares.
Buena Vista Social Blog, como título, es atractivo y resume el quehacer de una de las mayores –si no la mayor- blogosferas relativas a un país en concreto. Hablo, por supuesto, del índice proporcional de creadores de bitácoras cubanas. Es altísimo en relación con los once millones de habitantes que permanecen dentro de la isla con grandes dificultades de acceso a internet, y también en relación con los cerca de tres millones que se encuentran en la diáspora. A priori, las razones de tal eclosión tienen que ver con la falta de libertad de expresión en Cuba y, paradójicamente, con el alto nivel profesional de los nacidos allí después de 1959.
La investigadora Beatriz Calvo, especialista en redes digitales y nuevas técnicas de comunicación, se dio cuenta de este fenómeno y se planteó un volumen impreso que explique de alguna manera por qué esa necesidad de los cubanos de expresarse por escrito. En su blog personal, argumenta con estas palabras su idea:

Buena Vista Social Blog nace, por un lado, para cumplir con el objetivo de insertar a la blogosfera cubana dentro del canon de los estudios de comunicación, pero su publicación significa aún algo más: esta colección refleja la estructura sobre la que se asientan las redes de contactos, la voluntad de conciliación, la invitación al diálogo, las desavenencias y los encontronazos, los acordes y desacuerdos, es decir, el armazón de la sociedad civil cubana.”.

Hace poco más de un año, hubo un intento similar en Palma de Mallorca pero montado como un Coloquio, al que, desgraciadamente, asistimos pocos bloggers relacionados con la temática cubana. Aquel, que se conozca, fue el primer intento en sistematizar teóricamente un fenómeno social que, sin duda alguna, echará abajo a la dictadura imperante en la isla.
El libro, pues, viene a reforzar aquella convocatoria de Mallorca: Acotar con conocimiento académico un movimiento espontáneo que se produce ahora mismo, tanto dentro como fuera de la geografía cubana.
Se presentará en Madrid el próximo día 17 a las 19 horas (en las sede de la Fundación Hispano Cubana), y también en la Feria de Libro de Miami el 21 del corriente mes. Para ver el índice general de Buena Vista Social Blog, pinche aquí.

Nota. *La editorial Advana Vieja radica en Valencia, España, y está especializada en asuntos cubanos.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Esos "laicistas agresivos”*...



La sociedad y la política han cambiado mucho, por suerte. ¡Quién iba a decir que un presidente español no iba a hacer acto de presencia en una ceremonia papal, aunque se trate de una visita pastoral y no de Estado! ¡Quién lo iba a decir de una España en la que, hasta hace muy poco, los matrimonios no tenían validez si no pasaban delante de un cura, y la gente, como alternativa, debía viajar a Gibraltar para realizar un enlace civil!
¡Y quién iba a pensar si quiera que en este mismo país se pudieran unir oficialmente los homosexuales, amparados por la constitución!
Pero de todas maneras, aquí siempre hubo, hay y habrá un doble juego, antes oculto y ahora abierto de par en par. Un partido conservador y profundamente católico como es el que está ahora en la oposición y otro populista y liberal, que concluye un segundo mandato en los próximos años. En el medio, una monarquía católica, apostólica y romana –los jefes de Estado, en realidad-, aunque permisiva con tal de que la dejen tranquila hacer su papel.
Ahí estaban “nuestros” reyes esta mañana dentro de la Sagrada Familia, tranquilitos y sin decir ni pío, ya que el protagonista absoluto hoy en Barcelona fue Benedicto XVI, que dejó finalmente santificada una obra maestra de la arquitectura regional. Todo correctísimo, con la liturgia correspondiente y el mensaje de permanencia de la Iglesia dictado en tres idiomas (castellano, catalán y latín), por si acaso.
Para los agnósticos como yo, había dos opciones esta mañana: Tomarnos el domingo como uno cualquiera u observar por la televisión los tiros de cámaras y el acabado del interior de esta construcción, parafernalia teatral incluida.
En lo particular, la visita del Papa a Barcelona no me moviliza hasta el lugar de los hechos, pero mi curiosidad periodística me puso, cómo no, frente a la tele, tan pronto abrí los ojos e incluso desde la cama. Sé que hay de todo, como en la Viña del Señor, por mucho que la televisión autonómica , TV3, intente tapar el sol con un dedo, suavizando sus narradores las manifestaciones públicas en contra de esta visita. Hubo parejas de homosexuales besándose en los labios mientras pasaba el Santo Padre; grupos feministas en contra del enfoque de género que ha tenido tradicionalmente la Iglesia y, por supuesto, se pidió cuentas, a viva voz, por los terribles episodios de pederastia cometidos por sacerdotes.
Si desestructuramos la larguísima ceremonia de consagración del edificio de Gaudí, vemos cómo la figura de la mujer queda relegada a un segundo plano, en el acto mismo donde unas monjas limpian la mesa con unos trapos en actitud servil. Las siervas de Dios retiraron el aceite que antes había esparcido el Sumo Pontífice; luego se extendió un mantel y quedaba así inaugurado el altar de la nueva basílica.
Nada de esto es nuevo en la iconografía católica.
Lo que sí resulta novedoso es que el presidente de un país como este enarbole la bandera laica y facilite leyes sociales modernas, entre las que se despenaliza el aborto por voluntad propia. Estamos en el siglo XXI, no podernos olvidarlo. El ecumenismo es conveniente, la pluralidad de criterios y, por supuesto, el respeto a la creencia de los demás.
Hoy me siento más tranquilo al comprobar que vivo en un país donde convergen distintas maneras de pensar, donde, por ley, ninguna es perseguida y mucho menos proscrita. El día de mañana no sé qué podrá pasar, aunque solo espero que los dirigentes del futuro tomen nota y no intenten retroceder.
En el momento en que escribo estas líneas, Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, acaba de entrar en la Catedral de Barcelona para realizar un descanso y almorzar, una crema de verduras de primer plato y un cordero al horno de segundo, según los detalles de TV3. Mi mujer y yo –o sea, esta familia- entramos paralelamente en nuestra cocina a preparar una paella mixta. ¡Que todo sea por la coexistencia pacífica!

Nota: *Así ha tildado el Papa al presiente español José Luis Rodríguez Zapatero.
Foto del autor
El interior de la Sagrada Familia captado dos meses atrás, cuando el altar que hoy se ha inaugurado aún no estaba a la vista

Apostilla (19.30 horas)
Sorpresivamente, el presidente de gobiero, Zapatero, apareció a última hora de la visita papal, en un hangar nuevo de Iberia preparado para la despedida. Todavía no se sabe qué hablaron él y Benedicto XVI. Televisión Española, que trasmitió en directo este momento, no tenía audio del encuentro.
Por otro lado, no parece ser casual que Telecinco, canal privado y de emisión nacional, retransmitiera durante esta tarde íntegramente la teleserie de ficción El Pacto, en la que se aborda el tema del embarazo precoz y la incomunicación familiar. Siete adolescentes quedan encita en un colegio de pago de la clase media alta, en la España de hoy, en medio de tapaderas por parte de la mayoría de los estratos sociales. Un guiño de Telecinco, sin lugar a dudas, que culminó casi en el momento en el que el prelado subía al avión de Iberia en el aeroupuerto del Prat de Llobregat, aquí en Barcelona.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Habemus polémica


A pocas horas de la visita del Papa a Barcelona, varias plataformas contrarias se manifiestan abiertamente

Según dijo la prensa local hace poco, la tuneladora Barcino, que se encarga en estos momentos de perforar la bóveda por donde discurrirá el tren de alta velocidad hacia Francia, ya superó la zona de peligro máximo, los cimientos de la Sagrada Familia. Por un momento, este cronista y supongo que mucha gente local, sospechó que iban a coincidir in situ Benedicto XVI y la inmensa máquina, el primero por encima y la otra por debajo.
El sofocón, sin embargo, no ha estado en este “pequeño detalle” urbanístico, sino en la cadena de protestas que ha suscitado en esta ciudad la visita pastoral. Será para bendecir la más grande obra de Gaudí, convertirla en basílica y, de paso, aunque no se explique claramente, pre inaugurar un edificio que lleva casi 130 años en construcción. Mucha gente, incluso católicos cuyas bases filosóficas no están precisamente con las del Papa, rechazan la visita, por considerarla inoportuna y sangrante para la economía de esta comunidad autónoma.
¿Por qué tendrán que destinar el dinero del contribuyente a los gastos de seguridad y logística de un acontecimiento que dejará medio inmovilizada la ciudad?, se preguntan algunos. Otros, sin embargo, se dejan llevar por su devoción hacia la Iglesia y esperarán el domingo a Joseph Ratzinger con los brazos abiertos, como si éste fuera –para ellos lo es- el enviado de Dios; un representante que, por cierto, tiene que trasladarse en un vehículo blindado para garantizar su vida, al tiempo en que se exhibe como un Todopoderoso.
Los medios de prensa nacionales aseguran que este suceso dejará mucho más dinero a Barcelona que el que se gaste (unos veinte millones de euros vaticinan los informativos para un futuro), ya que los 3 mil periodistas que cubren el evento lanzarán la ciudad a un potencial turístico mucho mayor que el actual. La Ciudad Condal, ciertamente, es una de las más visitadas en Europa.
El problema entonces estaría en el terreno ético.
El Sumo Pontífice –que ya estuvo en Valencia en 2006 movilizando a la familia tradicional española- ha elegido dos temas en esta ocasión: El Camino de Santiago, para el que viajará mañana mismo a la capital gallega, y la Sagrada Familia, no sólo como arquitectura, sino, además, como concepto bíblico.
Anoche las calles adyacentes ya estaban cerradas y se realizaban pruebas de sonido en el ámbito del templo, donde además han instalado varias pantallas gigantes. Quise comprobarlo con mis propios ojos –todavía no tengo claro si asistiré el domingo; no creo en la Santidad especulativa y mucho menos en un Estado repleto de oro decorativo-, y por eso me fui a dar una vuelta y visitar a un par de amigos que tienen un bar justo al lado. Ellos no están por la labor de la Iglesia sino por los ingresos propios, que en momentos como éstos resultan sumamente importantes. La Bicicleta –así se llama el bar- abrirá el domingo y, según se sospecha, venderá más café y cerveza que nunca.


Foto del autor
Anoche, en la fachada antigua, dedicada al Nacimiento de Jesús, una turista recoge con su cámara parte del montaje de un acontecimiento histórico. En esa cara del templo se puede ver una de las inmensas pantallas de retransmisión.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Producto ibérico



La Marilyn Monroe madrileña presenta disco con duetos

Bella, maciza, con ojos grandes y labios carnosos; sonrisa fácil, dientes parejos, hermosos; cintura de avispa, glúteos prominentes; tacones altos, ropa entallada; mirada triste, sin embargo. Es como si fuera una niña grande que todavía necesita que la mimen y que la guíen. Hablo de impresiones, por supuesto. He aprendido a leer las fotografías y, por extensión, la tele.
Hace tiempo que sigo subrepticiamente a Marta Sánchez, con ese nombre común que tiene, con esa voz capaz de emitir grandes agudos. La sigo desde que me impresionó hace años en Vivo por ella, junto a Andrea Bocelli. Desde entonces intuí que servía excelentemente para hacer dúos inolvidables. Ayer la descubrí todavía más en entrevistas que ofreció a los programas de la pantalla chica. Tuvo una jornada dura de plató en plató.
Se le veía ida, tímida quizá. Con su cabellera rubia suelta, con esa mata de cabellos abundantes dándole todavía más volumen a su rostro ancho y predominante. Combinaba el exotismo con la insignificancia, tal vez sin quererlo. No hace falta que diga que perder a su hermana melliza ha sido un duro golpe de la vida. Eso se nota a mil leguas.
Marta Sánchez, como Marilyn Monroe en Vietnam, actuó para las tropas españolas destinadas en la Guerra del Golfo Pérsico, a principios de los años 90. Fue elegida entonces, supongo, por su sencillez y a la vez llamativa presencia, algo así como un monumento que tiene vida, se mueve y además tiene alma perfectamente visible, audible. Ahora, a sus 44 años –la mitad de una vida, quizá-, sigue dando la hora como una maquinaria suiza, de esas que transitan sin hacer mucho ruido y nunca se estropean. Marta en las entrevistas de televisión parece introvertida; por eso lleva a que toda la atención se concentre en sus ojos.
Ya nos pasan constantemente por la radio uno de los singles –el dúo con Nena Daconte- del disco nuevo De par en par. Ahora queda por escuchar los otros “surcos”, entre los que se cuenta un binomio póstumo con su padre, el prestigioso bajo operático Antonio Campó.
A mí me sigue pareciendo un insulto que la llamada Prensa del Corazón continúe husmeando, como hace con ella, en las relaciones de pareja de los artistas. Pero, claro, no hay que olvidar que estos programas basura los demanda parte de la misma gente que consume la música de Marta Sánchez. Triste realidad.

Foto tomada de televisión
Marta Sánchez, que no proyecta ser una mujer desesperada, anoche en El Hormiguero, de la cadena Cuatro.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Administradores natos


Despidiendo a su presidente negro

Anoche, casualmente, me llamó un amigo desde los Estados Unidos, un cubano que vive en algún lugar de Arizona y que se ha nacionalizado en ese país. Estaba muy contento con el giro que ha dado la política, con el duro revés sufrido por Obama en el tanteo electoralista que promete, dentro de dos años, volver a los ruedos republicanos.
No le pregunté, por supuesto, a quién había votado. Era evidente. Hablamos de otras cosas y luego me quedé pensando qué pudo haber sucedido en la mente tranquila y apocada de este amigo.
Luego de ser militar en Cuba e incluso haber combatido en la trágica guerra de Angola, un buen día colgó los guantes; se desmovilizó con muchos líos y se dedicó a ser taxista, tal vez esperando a que le llegara una oportunidad para abandonar el país. La ocasión se le presentó y brincó el charco, sometiéndose a tribulaciones que ahora no vienen al caso. Diez años más tarde, es empresario en esa zona del oeste; posee una franquicia de una importante compañía de seguros norteamericana y vive tranquilo con su mujer y un hijo que ambos tuvieron en el exilio. Como el común de los estadounidenses, aprendió a administrar su dinero y a que no se lo administre el Estado.
Esto quiere decir: Separar una parte para los seguros (importantísimo el seguro médico) y otra parte para darse algunos placeres, como, por ejemplo, viajar. Ahora, lógicamente, no quiere que Obama le retenga una porción de sus ingresos para supuestamente el Estado gastársela en ayudas sociales.
En España, por el contrario, estamos obligados a dejar una parte importante de nuestros salarios en las arcas públicas. Esto quiere decir que el Estado nos hace de tutor, nos sobreprotege para que no nos falte nunca atención médica en caso de que alguien, inconscientemente, no sea capaz de cubrirse un seguro sanitario. A mí, que soy muy mal ahorrador, me va superbién esta realidad, pero debo confesar que nunca me he puesto a pensar si me iría mejor guardando todo lo que me retiene Hacienda. Según tengo entendido, los impuestos en EEUU son mínimos comparados con los de aquí. Allá es el ciudadano el que tiene que preocuparse por su vida, por eso están acostumbrados a administrarse en casa y rechazan en su gran mayoría el tutelaje. Por tradición.
Son sistemas diferentes.
Lo que sí está claro es que en Estados Unidos la gente ya no confía en Obama y prefiere barrer para su casa. Barack, el presidente, al parecer fue un accidente populista nacido de la debacle producida por su antecesor y también nacido de la necesidad del cambio, de la necesidad que siempre tiene la gente de soñar. El experimento, según se ha podido comprobar ayer, duró poco.
Según he podido excavar en la conversación de anoche –en la que mi amigo cubano recordaba lo bien que le fue a su país de adopción con Ronald Reagan-, el egoísmo prima en el ser humano cuando se habla de dinero. Es una triste realidad pero es así. En este mundo nuestro hay que tener asegurada en casa nuestras vidas porque nadie, ningún gobierno, nos lo hará. En España ha pasado más o menos lo mismo con Zapatero y si se votara ahora por su representatividad iría de patitas a la calle. Entonces vendría a gobernarnos el mal llamado Partido Popular, la única alternancia posible, que es el que tradicionalmente no asusta a la economía doméstica, pero, en cambio, no acepta ni a los gays ni a los abortos y machaca mucho con la Iglesia. O sea, un mundo anticuado que aún así encontrará su respaldo en las próximas elecciones generales.
Lo triste del partido conservador contrario a Obama es que su política exterior suele ser deplorable. Pero eso a los norteamericanos parece no importarle mucho. Fíjese si no en el matiz prepotente que tiene la palabra América para ellos: eso quiere decir que es la contrapartida de Europa. Que en el mundo realmente sólo valen esas dos zonas; por supuesto, sin incluir a Latinoamérica.

Foto del autor

martes, 2 de noviembre de 2010

El perfil de Mujeres...



Ha llovido mucho –veintidós años- desde que Pedro Almodóvar estrenó Mujeres al borde de un ataque de nervios, la película que lo llevó a ser considerado un gurú del séptimo arte español, un tipo mimado y rebelde que se permite el lujo de dejar plantada a la Academia nacional de cine.
Mujeres… fue su obra maestra porque, además de su excelente puesta en escena, se atrevió a dibujar desde temprano un panorama social evidente a día de hoy, relacionado con ese matiz dominante que tiene el género femenino en la España al uso: Unas chicas “con temperamento” se imponen en una serie de situaciones, dentro de lo que hubiera sido una típica comedia de enredos si no tuviera el punto de giro que tiene en el papel de los géneros. Ellas se burlan de ellos (¡esos policías atontados que resultan rehenes de las mujeres!) y hacen lo que les da la gana, unidas en ese fabuloso tándem interpretativo de Carmen Maura y María Barranco.
Pero el interés de los roles invertidos no hubiera tenido lugar si la película no fuera española. Esta sociedad, ya se sabe a ciencia cierta, ha pasado del machismo más arcaico al feminismo más caprichoso. Toda esta guerra de los géneros que está sucediendo ahora –por ejemplo con el caso del alcalde de Valladolid- tiene un viso infantil. Ya hace mucho tiempo que se debían haber limado esas asperezas porque vivimos en una sociedad democrática y moderna, donde se permite por ley los matrimonios homosexuales y donde –las veo todos los días- en determinadas líneas de metro de Barcelona, por ejemplo, hay más mujeres conductoras que hombres.
Y conductoras de autobuses, y bomberas, y capitanas de aviones.
Es magnífico que así sea, al menos en un país del denominado primer mundo. Lo que no se pude es seguir arrastrando el rencor de la España Profunda, aquel cabildeo de hombres prácticamente institucionalizado que llevó a este país a adoptar una doble moral. No son pocas las casas españolas donde todavía se les sirve en la mesa a los hombres primero. Se ha quedado, por tradición, aunque luego de los postres y las bromas las mujeres salgan conduciendo su propio automóvil por autopistas de alta velocidad.
En este sentido habría que entender aquel Almodóvar que nos avisó de que esto podía pasar. Lo dijo él, que se crió precisamente en las planicies de La Mancha, o sea, en la España Profunda.
Cuando llegué hace una década me quedé de piedra al enterarme de que el salario de ellas es inferior al de ellos, desempeñando la misma función. “Es tradición”, me dijeron en el año 2001. Por eso, aunque las cosas cambien con las nuevas leyes –sean o no populistas- del PSOE, lo interesante sería trabajar mentalmente en el asunto.
A veces me asombro de cómo reacciona a la defensiva mi mujer, como si yo no fuera dulce y caballeroso con ella. Sin que hubiera pasado nada; es solo una necesidad que tiene, a veces, repito, de reafirmarse. Seguramente habrá escuchado muchas historias machistas en su familia y alrededores y lo lleva impregnado –si se me permite el disparate- en su paquete genético.
El alcalde de Valladolid –que la pifió políticamente con un comentario sexista- se ha disculpado varias veces, pero vemos que el pueblo no terminará hasta enviarlo a la hoguera.

Foto tomada de la televisión
Este fin de semana, la televisión pública volvió a pasar Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), excelente manejo de personajes y decorados de Pedro Almodóvar. La cinta parece una obra teatral en varios actos. De hecho, Almodóvar reconoce que, para realizarla, se inspiró en el monólogo La voz humana, del dramaturgo Jean Cocteau.