viernes, 22 de noviembre de 2013

Adiós a Estorino


Internet es bueno y malo. Uno se entera de todo. Hoy ha muerto en La Habana, con casi 90 años, Abelardo Estorino, el dramaturgo que llevó a las tablas –porque también dirigió- nuestra idiosincrasia sin guapería, sin facilismo, sin oportunismo.
Lo conocí personalmente porque la vida me llevó a ser cronista de teatro.  Tuve delante, en las oficinas de Teatro Estudio, a una persona que me hizo sentir bien, con todo lo que  podía haberme ninguneado. Yo era un recién graduado y escribía la columna de teatro de Granma, el único periodiquito que quedó en aquellos tristes años de “período especial”. El único diario, con ocho páginas, y, de éstas, siete dedicadas a lo que no fuera cultura y deporte.
La media página que nos quedaba debía compartir espacio con las otras artes. Quiero decir: el teatro era la última carta de la baraja.
Conseguí  colocar a Estorino en tan poco espacio y no porque me lo pidieran, sino porque el señor seguía estrenando y se había aliado –como actriz fetiche- a la gran Adria Santana, que, prematuramente, se fue antes que él.
Hubo una triste e inolvidable época en que parecía que el mundo se iba a acabar y personalidades como Estorino se aferraron a lo mejor que sabían hacer.
Como mismo, unas décadas antes, según me han contado, en los 70, de tantas prohibiciones el sector artístico terminó haciendo orgías, literalmente.
Estorino fue vertical, sobre todo un ser humano amable y dulce.
Su homólogo Pepe Triana  (La noche de los asesinos) marchó a París. Él optó por el insilio.
Se le recodará en la prensa “seria” como el gran dramaturgo. Y en la prensa de “relajo” como el amante de Raúl Martínez.

Nada más que decir. 

Foto de Jorge Ignacio Pérez: La casa vieja, de Estorino, en un montaje de Teatro de Dos

1 comentario:

Marianexy Yanes dijo...

Gracias Jorge I. linda despedida.