sábado, 15 de octubre de 2011
Adiós a Laura
Hace unos días reproduje esta foto en mi muro de Facebook. Lo hice para ver cómo reaccionaban los amigos que no están al tanto de la situación represiva de Cuba. Enseguida preguntaron cómo es posible ese maltrato entre mujeres. “¿Dónde ha sido eso?”, soltaron la interrogación.
No dije nada pero ahora les respondo:
Ha sido en la isla, en plena calle. Tropas paramilitares –utilicemos correctamente los términos- trataban de impedir que las Damas de Blanco cubanas marcharan por la vía pública como festejo del Día de las Mercedes, la misma patrona de Barcelona que allá sincretiza con Obbatalá en la religión afrocubana y es la protectora de los presos.
La líder de esas Damas reivindicativas fue brutalmente apachurrada contra un muro (se observa claramente, es la primera por la izquierda) por una turba de compatriotas enviada por el gobierno. Por supuesto, al castrismo no le interesaba tanto la veneración a los santos como el fuerte sentido libertario de esta organización pacífica, curiosamente no reconocida por otro grupo de mujeres, las argentinas de la Plaza de Mayo, que, en principio, han luchado por lo mismo, o contra lo mismo: contra una dictadura.
Laura Pollán era una profesora de instituto, oriunda de Manzanillo, al este del país. Su nombre comenzó a circular por una parte del mundo cuando decidió hacer de portavoz al grupo femenino de la disidencia que reclamaba la libertad de sus maridos, prisioneros políticos. Cuando consiguieron su obejtivo, y para pesar del gobierno, continuaron su activismo. Laura y su esposo Héctor fueron de los que no quisieron abandonar territorio nacional, en aquel trueque maléfico del primer trimestre de este año, en el que se les desterraría a cambio del armisticio.
Se convirtió entonces en un verdadero dolor de cabeza para la dictadura. Su voz, tranquila, correcta , no dejó de escucharse hasta ayer en que se produjo su muerte en un hospital público habanero. Cualquiera podría rectificarme, pero es que en Cuba existen los hospitales privados. Precisamente, a uno de éstos, en un acto de dignidad que quedará para la historia, el marido de Laura se negó a trasladarla en los últimos minutos de vida, luego de que agentes de la policía política cursaran invitación.
Falleció, según se ha dicho, de un paro cardíaco provocado en principio por el dengue tipo 4. Eso han dicho las autoridades; los partes médicos, ya se sabe, no son nada fiables en un país donde la corrupción campea a sus anchas y donde casi todo puede ser modificable. Lo cierto es que esta mujer, a quien un telediario español despidió este mediodía con un “Adiós a una dama”, hizo lo que la gran mayoría de los cubanos no hemos hecho: enfrentarse al despótico poder con un manojo de palabras y una flor entre manos, una simple espiga de gladiolos.
Tenía 63 años, padecía diabetes y, por encima de todo, era mujer. Pero ya sabemos que las dictaduras no miran nada cuando se les critican. Van aniquilando a bocajarro. Más cuando se hallan en fase agonizante.
Ojalá que la vida, la historia futura y todos nosotros tengamos presente a Laura cuando se anuncie el día final del régimen.
Que en paz descanse su alma.
Nota:
La propia Laura pidió que incineraran su cuerpo en caso de fallecimiento. Según reportes de Orlando Luis Pardo a través de Twitter, desde La Habana, el cadáver fue retirado rápidamente del hospital por funcionarios del Estado, sin que el marido e hija pudieran encaminar un examen profundo.
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2 comentarios:
Valiente donde las hay... Que descance en Paz, por la cual lucho hasta el ultimo de sus dias.
Que descanse en paz Laura que ha tenido el valor que nos falto a muchos para enfrentar "de cara" a la dictadura.Siempre he pensado que la historia menos reciente y la contemporanea de Cuba esta aun por escribirse y espero que el miedo,el silencio y la represion no borren nunca su nombre.Un saludo:ROBERTO.
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