sábado, 1 de octubre de 2011
Adria Santana muere de cáncer en plena madurez histriónica
Una triste noticia llega este fin de semana desde la isla: A los 63 años, todavía joven y con una vasta experiencia sobre las tablas, acaba de fallecer la entrañable actriz de teatro Adria Santana, luego de una larga lucha contra el cáncer que llegó, incluso, a anunciar su muerte antes de tiempo, ya que la prensa, por error, redactó su obituario hace aproximadamente seis meses.
Se trata de un golpe doloroso para este cronista que la siguió desde el patio de butacas, en una época –los 90- en la que parecía que el teatro cubano se iba a pique, y no precisamente por falta de ideas. Eran los tiempos de la destrucción de grandes compañías, grandes repertorios y, a la vez, creación de proyectos de pequeño formato que buscaban paliar, mediante el viaje, una realidad materialmente imposible. Sin embargo, Adria no apostó por la escapada y quedó en manos de Abelardo Estorino, el gran dramaturgo y director de escena que hizo de ella la voz de sus fabulosos textos .
Aunque algunos la recordarán seguramente por su papel protagónico en la serie de televisión La Delegada, donde desempeñó un personaje -como era ella- de carácter, es el mundo de las tablas el que más la extrañará, el público abonado, por decirlo de alguna manera, a la sala Hubert de Blanck, de Teatro Estudio. Fue allí donde Adria entregó sistemáticamente todo su talento y fue allí donde se sentó en una silla, sin apenas escenografía, a desdoblarse en el personaje de una actriz de teatro que ventila sus problemas acompañada de una botella de ron. Estrenado en 1987, el monólogo Las penas saben nadar, de Estorino, es sin dudas un clásico de la escena nacional y la obra por la que más se le recordará a Adria Santana.
No era de la capital ni luchó por la gran pantalla. Era una mujer muy bella, con una voz muy fuerte y peculiar, capaz de centrar la atención ella sola durante una hora y media, sin entreactos. Es una pena que el oficio y el talento –tan difícil de juntar- se vayan así de pronto y dejen a un país mucho más huérfano de lo que hoy está.
Cuando, en la distancia, más me duele la isla, pienso en esos artistas verdaderos, honestos, que quedaron en su sitio para salvar la dignidad desde otro punto de vista: el de la resistencia.
Hoy sábado, como va sucediendo inevitablemente con el paso del tiempo, Adria me ha obligado a desempolvar archivos y me ha devuelto a la sala de Teatro Estudio.
Que en paz descanse.
En la imagen, una crónica a propósito de la reposición de Las penas saben nadar, ocho años después de su estreno, en la sala Hubert de Blanck. (Pinche para ampliar). Abelardo Estorino, aunque mayor de edad, hoy sobrevive a la actriz.
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4 comentarios:
Me duele la noticia porque era una excelente actriz y una gran amiga. Me jode la distancia de un adiós
Triste noticia, Jorge. De cualquier manera, disfruté leer tu crónica, una suerte de homenaje en vida, algo siempre tan difícil de lograr. Un abrazo, y que en paz descanse esta gran actriz
Que descance en paz una de las actrices mas bellas y talentosas de nuestro pais.Un saludo:ROBERTO.
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