No soy el único que se
lo pensaría para volver a Cuba (con todo el debido respeto para amigos y
conciudadanos que viven allí). Conozco a varios exiliados, emigrados o
hacedores de tiempo –como se quiera y convenga llamar- que desvían la mirada y también sus ahorros hacia otro
destino. Cuba es muy cara y ahora especialmente peligrosa.
Desde la isla no paran
de llegar noticias de asaltos y vandalismos. El que dejamos atrás ya no
es aquel país seguro; eso sí, atiborrado de policías que sin embargo no están
para garantizar la tranquilidad ciudadana, sino han quedado para reprimir a los
opositores políticos.
Parece ser que el
gobierno está utilizando otro método:
El fomento del odio
entre las personas es una manera fácil y barata de amedrentar a los que,
cansados de tanta miseria, o simplemente cansados de esperar lo que les
prometieron en el lejano 1959, han perdido el miedo a la expresión abierta,
incluso en la calle.
El más espeluznante
suceso callejero ocurrió hace pocos días. Una adolescente de 19 años se ensañó
a navajazos contra otra de 15, provocándole cortes por todo el cuerpo y en el
rostro, incisiones profundas, salvajes, que llevaron cuatro horas y 66 puntos
de sutura en un quirófano. Ocurrió en Cienfuegos, al centro-sur de la isla.
Todo hubiera quedado en
un vulgar ataque adolescente -no tan
común entre el sexo femenino- si el hecho no tuviera un móvil político.
La víctima –que recibió
navajazos incluso cuando estaba en el suelo- defendía el honor de algunas
mujeres de su familia adscritas al movimiento opositor pacífico denominado
Damas de Blanco, una organización que surgió a raíz del encarcelamiento en 2003
de varios periodistas independientes que cumplieron prisión y luego fueron
desterrados, más que amnistiados.
La victimaria, hija de
un oficial del Ministerio del Interior (abrigo de la Stasi cubana, o lo que es
lo mismo, de la policía política) había dicho que las Damas de Blanco son
prostitutas y su vecina intentó en vano rectificarle. La agresora está en
libertad, sin cargos y sin juicio previsto, aun cuando un forense dictaminó
intento de homicidio al constatar el grado de ensañamiento.
La joven Berenice –así
se nombra la agredida- lleva la desgracia de por vida. Difícilmente pueda
superar el trauma y el complejo.
Este nivel de barbarie,
desgraciadamente, no es un hecho aislado.
Recientemente -según narra
el periodista David Canela desde La Habana-, un grupo de “amantes” del reggaetón
asaltaron un concierto de trovadores. Ocurrió el pasado 10 de noviembre, en la
ciudad de Ciego de Ávila. “Un grupo de delincuentes locales, que portaban
piedras, botellas y armas blancas, asaltó con violencia a los artistas y
técnicos, muchos de los cuales tuvieron que recibir atención médica en el
hospital provincial, y además (dañaron) los equipos y parte de la
infraestructura del espectáculo”, dice Canela.
Tampoco parece ser un
hecho fortuito.
Jóvenes trovadores y
artistas alternativos significan una de las fuerzas contestatarias que más
preocupa al régimen. Mueven masas y estados de opinión; promueven además un
sentido estético definitivamente adverso a la vulgaridad.
Esto no interesa. Todo
lo contrario: preocupa a la dictadura.
El Estado cubano digamos
que –desde que llegó la Revolución- ha echado a pelear a sus gentes no solo
para entretenerlos, sino también para dividirlos.
Claro que aquella
observación optimista desde las gradas se puede volver en contra del Estado.
Un diez por ciento de la
nación en el exilio y una pobreza alarmante dentro de la isla, más el desgaste
que decíamos, da la ecuación perfecta para tomar dos caminos: o el gobierno
entrega el país a sus ciudadanos, o continúa reteniéndolo apoyado en la
barbarie, como recurso in extremis.
3 comentarios:
Hombre al fin reapareces!!Ya se extrañaban tus post!!!Un saludo:Roberto
Amigo hay varias cosas muy ciertas en su escrito ,pero lo del ensanñamiento a navajasos ,es pura mentira todo fue una riña por un novio,pero ademas fijate bien en le baja calaña de esas personas comenzando por la afectada y su tia,escribes bien pero asegura tus fuentes pues se pierde credibilidad al escribir cosas que no son totalmente ciertas.
Feliz Navidad y prospero Año Nuevo
Anónimo del 26 de diciembre de 2012 a las 08:22: Mi fuente fue la tía de la niña agredida, una Dama de Blanco. No creo que tenga necesidad de mentir. Hablé con ella por teléfono.
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