martes, 17 de mayo de 2016

Margallo, el plan no era ese





El ministro español de Exteriores (en funciones) José Manuel García-Margallo es un perfecto enviado especial. Si fuera periodista, estaría en múltiples confines del mundo reportando la noticia. Como es canciller, se restringe a una cartera de clientes.

Los de La Habana son hueso duro. En noviembre de 2014 lo hicieron regresar a España sin estrechar la mano del dictador Raúl Castro, un señor muy viejo con unas alas enormes al que él llama presidente. Ahora sí; lo acaba de lograr esta semana, junto a la ministra de Fomento Ana Pastor. Un encuentro “extraordinariamente familiar”, reseñó el canciller.

Castro le mostró, además de sus helechos en el palacio de gobierno, el lugar exacto donde estrecharía su diestra con el Rey de España, si este llegara por allí, siguiendo los pasos de su padre Juan Carlos que ya visitó la isla y tomó mojitos en La Habana Vieja, también en noviembre, pero del año 1999.

Volver a por la mano del dictador era cuestión de días. Y también cuestión de Obama, quien abrió el camino para unas “normalizaciones” diplomáticas que han sido noticia en las principales portadas del mundo. ¿Por qué España habría de quedarse atrás, si es el tercer socio comercial de Cuba?

Los hoteleros españoles empujan el carretón desde hace mucho tiempo para que su país no pierda otra vez a la perla del Caribe. Los políticos españoles son los elegidos para apañar los negocios –incluyendo al inefable García-Margallo, quien, en 2011, cuando obtuvo la cartera de ministro, dijo a un periodista que en Cuba no se le había perdido nada; más o menos así.

Y era lógico entonces. Aznar, el anterior presidente español de su partido, había dejado a los Castro acorralados con una especie de embargo a la europea. La Posición Común fue el peor de los tropiezos para la casta militar cubana, aunque no es menos cierto que lograron quitarse de encima tal embargo, digamos, fácilmente.

Un canje de prisioneros organizado  por otro canciller español (Moratinos, también inefable, escudero por excelencia del presidente Rodríguez Zapatero) fue la estrategia utilizada para desmontar el “acoso” diplomático a la isla. Luego el propio Zapatero se encargaría de la parte restante en la Unión Europea.

Si ahora Obama está desmontando el embargo principal, por qué los españoles, aunque sean de un partido de derechas, van a quedarse atrás.

Ah, pero los políticos están muy por encima de lo que la gente sea capaz de olvidar. Cuba vuelve a estar de moda, Cuba duele a los españoles, pero no en el sentido de las flagrantes violaciones a los derechos humanos que en la isla se comenten a diario, sino en el de la pérdida otra vez.

Otro duelo no sería posible. El primero, luego de tener que prescindir en 1898 de sus tres últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), conllevó un trauma nacional que se resume todavía en una frase: “Más se perdió en la guerra de Cuba”.

Aznar debe estar muy molesto. Los suyos lo han traicionado. El plan no era ese.


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