miércoles, 10 de octubre de 2007

Cuestión de genitales



Cualquier hombre con dos dedos (horizontales) de lujuria perseguiría a Maribel Verdú por los caminos del mundo. La delgadísima ninfa de dientes largos y abundantes labios volvió a asomarse en la gran pantalla, esta vez desde el reto para sí misma de no cautivar a nadie con su belleza, sino con la fibra histriónica. Acaba de salir a la calle Siete mesas de billar francés, el quinto largometraje de otra mujer, Gracia Querejeta, repleto de fuerza en las múltiples historias que narra.
El domingo nos fuimos a verlo mi mujer y yo seducidos por los avances del traíler, y, por qué no, por la curiosidad de constatar el contrapunteo entre Blanca Portillo y la sensualísima Maribel. Nos encontramos con un filme que no deja descansar a nadie durante las casi dos horas de metraje, porque cuenta con un alardoso guión que pretende ahondar en cada uno de la decena de personajes, haciendo hincapié, por supuesto, en las dos mujeres. El ritmo de la película es superágil, entretenido, vertiginoso. El guión utiliza el suspense como punta de lanza para traer más de una sorpresa constantemente, aunque esto le obligue a echarle manos a lugares comunes. La historia comienza a narrarse desde un punto que parece un final, y se va abriendo paso con las subtramas y las pequeñas historias de personajes menores. Hacía tiempo, me dijo mi mujer, que no veía una película española tan redonda y entretenida. Coincido con ella, aunque me parezca que el guión abuse del factor sorpresa. Desde mi más humilde opinión, es uno de los largometrajes nacionales que más dará que hablar en lo adelante, porque se mete hasta el cuello en la verdad social, digamos, en la urdimbre social, porque la verdad es relativa. Hay muchas gratuidades –como la mini historia de la enfermera que se ofrece para hacer la manicura- en pos de la presentación de conflictos sociales de la España de hoy y de la llamada España cañí, la auténtica, la barriotera y costumbrista.
Por suerte, aunque se huela la inspiración en el trhiller de la gran industria del cine, esta cinta no cae en situaciones y mucho menos en cierres americanos; quiero decir, norteamericanos. Podía haberse llegado a eso perfectamente con el buen ritmo de la tragicomedia que se logra.
Pero el final no es de happy end.
El final estaba dicho hacía rato, lo que la directora, los guionistas, tenían que bajar la persiana de una vez.
Historias de mujeres y hombres, de puntos de vistas y lecciones de emprendedores, de ancianos lúcidos y gente testaruda. En fin, cualquier entramado de patio citadino de hoy se ve aquí. Incluyendo –¡parece que no puede faltar en una peli que se respete!- el tema de la inmigración.
Nuestra adorada Maribel, no obstante, se nota sobreactuada. Su personaje no es nada fácil de interpretar y suponemos –mi mujer y yo- que hubo un error de casting. Esta película está muy lejos, por ejemplo, de la sensualidad bucólica que transmite un retrato social como Belle Èpoque. No es el estilo de Maribel, sencillamente, aunque se esfuerce y logre una aproximación, de lo que se le pide, por exceso de carácter.
La delicia total en pantalla es Blanca Portillo. La estábamos persiguiendo, por otras cosas, desde que la vimos en Volver. En esta nueva entrega suya, en la que le toca un papel de perdedora y amargada, no solo logra el matiz exacto del personaje, sino, además, lo enriquece. Hay escenas memorables, como la secuencia en la que tira los vidrios enmarcados al suelo, que la enmarcarán para toda la vida. Y valga la redundancia.
Otra cosa: mientras en las pantallas españolas siga diciéndose que las mujeres tienen cojones en lugar de ovarios, este país seguirá detenido en el tiempo.

Otoño de 2007

4 comentarios:

Ivis dijo...

Me has abierto el apetito con este comentario. Iré a verla en cuanto pueda. Oye, ¿ustedes no tenían que hacerme la visita?

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Yo también asistiré a "visionar" el film, lástima que no iré con Ivis, cuyo comentario me ha abierto el apetito. ;-)

Jorge Ignacio dijo...

el film está fuera de serie, porque escapa de la superficialidad con que abordan las cosas últimamente el audiovisual español. Es entretenido éste además. Estoy un poco liado con el trabajo. Gracias por la visita Liborio e Ivis.

Ivis dijo...

Jajaja, este Infortunato, qué gracioso. Bueno, chicos, mi casa está abierta para ustedes.
Un saludo.