miércoles, 18 de junio de 2008

Los plañideros del flamenco



Se veía venir una saga de Lágrimas Negras, el disco que por fin legitimó la concordancia entre el flamenco y el son. Hay quien piensa que la rumba catalana –frase o especie hecha por un grupo de gitanos de los barrios de Gracia y alrededores del Mercado de San Antonio, en Barcelona-, es similar a la rumba afro-cubana, mientras, en realidad, a lo que se parece es al son. Lo que habría que buscar, estudiar, si no lo han hecho ya, es cuál de los dos fenómenos musicales surgió primero, o si surgieron en paralelo.
Tuve una novia muy flamenca, una morenaza, como se conoce en el argot popular a este tipo de mujer altiva, generalmente de cabello negro largo, derivación de lo morisco pero aderezada con acento andaluz. La primera vez que bailamos un son, nos entendimos tan bien que la chica dijo, al final, emocionada:
-¡Pero si es lo mismo!
Y en realidad es lo mismo, aunque interpretado de otra manera y con otros instrumentos o parte de un grupo de instrumentos. Ya se ha demostrado que, para clasificar un tipo de manera de hacer, en esa maraña de música que es la isla de Cuba, hay que ir al formato. Arsenio Rodríguez, El Cieguito Maravilloso, se puso las botas con sus innovaciones al agregarle un piano y un par de tumbadoras a su septeto Bellamar. Dio lugar, sin querer, al formato de Conjunto. Y lo hizo porque era ciego, y buscaba un sitio en su grupo para su hermano/lazarillo, que era tumbador. La adición del piano, sin lugar a dudas, tuvo más que ver con su cosmos musical, amplísimo y desbordado para el uso de los primeros años 30. Hasta que encontró a un guantanamero llamado Luis Martínez Griñán, Lilí -con sobrenombre de mujer-, que fue el definitivo golpe de suerte para llegar a lo que hoy se conoce como tumbao, en la genérica salsa.
Muchos años después, ocurre un fenómeno natural tan necesario como éste que está llevando a cabo El Cigala. Desde que descubrió la flexibilidad del piano y su amplísimo espectro armónico lo llevó al flamenco, al cante gitano de su estirpe, y no lo suelta.
En una entrevista que publicó ayer la CNN española, confesó que le había pedido permiso a Bebo Valdés para buscar otro tecladista de raza, porque el viejo está cansado. Y lo halló en Alemania, a Guillermo Rubalcaba, otro cubano, otro anciano lúcido y activo. Otra gloria de nuestra música agregada a la diáspora nacional.
Dos lágrimas, la reciente entrega, es más de lo mismo. Esto significa más fusión coplera/sonera/bolerística. El Cigala también confesó haber quedado boquiabierto con un disco de Rolando Laserie que alguien le suministró en Cuba. Descubrió, o corroboró, que se trata de lo mismo que había bebido, pero, en lugar de por bulerías o por soleá, por boleros, por guaguancó, por danzón. Letras desgarradas, sufridas, y alguna que otra desagradable. Quizá por eso haya incorporado a su más reciente álbum un tema tan repelente como Bravo, arriesgada letra que, entre otros despechos, dice “…te odio tanto”. Desde mi humilde opinión, Dos lágrimas, teniendo un antecedente tan fuerte como Lágrimas negras, no sería “nada del otro mundo” si no incluyera dos curiosidades: la fabulosa versión en tiempo de guaguancó de Dos gardenias –un título que aquí en España el pueblo atribuye a Machín, pero es de Isolina Carrillo-, y la tanguera de Caruso, con bandoneón incluido.
También sirvió para decirle adiós a un legendario percusionista, Tata Güines, a quien tenemos como virtuoso tres o cuatro generaciones de cubanos, precisamente desde la época en la que el cieguito Arsenio, en los años 40, lo puso a tocar en sus estrellas juveniles, un conjunto paralelo que protegió y difundió como una especie de benefactor.
Tata Güines, a pesar de su “mala vida”, duró más de lo esperado, y El Cigala lo aprovechó; creo que lo quiso, pues se le atragantó la palabra al mencionarlo en la entrevista televisiva. Solamente con esta versión de Dos gardenias me basta para comprimir los once surcos del álbum en mi MP3. Hacia la mitad del “metraje” en la versión particular de El Cigala, luego de un floreo medio flamenco medio jazzístico de la guitarra de El Morao, surge un poco la gozadera, el tumbao perverso y retozón de ese jolgorio extrovertido que se conoce como cubaneo.
Es una lástima que la larga entrevista que incluye el disco, texto de Juan Cruz, no haya sido bien revisada. Además de su enrevesada redacción en las primeras páginas, se cuela un error imperdonable. “Beni Moret”, (por Benny Moré), un apellido que, tal y como está escrito, a los que vivimos cerca de los Pirineos nos suena catalán.
Diego, El Cigala, está feliz. Se vio así en la tele. Las cien mil copias fabricadas para vender el diario El País, se agotaron en menos de una semana. Porque la única manera de adquirir el soporte musical, legalmente, era comprando este periódico. Un raro experimento para lanzar un disco que advierte la no muy lejana extinción de la prensa impresa.




Nota: A ella no le gustó esta foto, no sé por qué. Aprovecho la oportunidad para, como se dice en el cubaneo, publicar su foto en la prensa. Sin su permiso, pero con respeto. Hace mucho tiempo que no sé nada de su vida.

8 comentarios:

Queseto dijo...

Jorge, a mí también me gusta El Cigala. Lo vi en directo un par de veces con el eminente maestro Bebo. Y luego compré el disco que le dedica a Picasso. Me gustó la canción que pusiste, pero me fío de tu criterio. Oye, no sabes el tiempo que llevo buscando una definición de tumbao, y lo mencionas en este post, pero sigo sin entender... ¿alguna posibilidad de explicarlo para que una ignorante como yo lo entienda?

Me ha dejado helada la última frase... porque yo también lo presiento, y no me gusta. No me gusta nada...

Abrazos.

Queseto dijo...

¡Ah, lo olvidaba! ¿Has oído la versión de Dos Gardenias que hace Habana Abierta?

Yo literalmente me disuelvo cuando la escucho. Es... ¡¡¡divina!!!

Jorge Ignacio dijo...

Querida amiga: estoy en casa en feriado semanal, así que casi estamos chateando. La definición musical de tumbao, hasta donde sé, tiene que ver con una frase repetitiva del piano en la parte, digamos, más bailable de la pieza, pero lo entenderìas mejor si lo escucharas. la música es abstracta. También se le llama "llevar un tumbao" a llevar cierto aire extraño en la actitud o el andar. No he escuchado la versión de Habana Abierta, la buscaré ahora. A ver si me disuelvo igual que tù. un beso.

Queseto dijo...

¡jajaja! Espero que te derritas... qué bueno, feriado... yo me voy ya a casa, ya terminé la jornada. Como no te guste la versión de Habana Abierta, me corto las venas...

Queseto dijo...

P.S. ¡gracias por la definición de tumbao! Así que el piano es el causante... y el estribillo (más o menos...)

Jorge Ignacio dijo...

es el piano el causante, sin dudas. buscando la versión de habana abierta de dos gardenias, econtré la página personal del vocalista, alejandro gutiérrez, y es una pasada. me encanta esa voz, ese metal. y esa versión rockera/jazzística/brasileira es muy original. te pasaré "por interno" el link de ale gutiérrez. un abrazo y gracias por el mano a mano. hoy se me presentaron en la tienda dos gitanos a comprar varias cosas y me armaron un follón...les dije que era amigo del Cigala y todo se normalizó. besos

Queseto dijo...

OK, espero el link. Abrazos también.

Si es que el Cigala sirve "pa tó"...

Bss

ingelmo dijo...

Lágrimas negras, excelente disco!

Rayado tengo el cd de tanto que lo he puesto. Tendré que hacerme con este de Dos lágrimas, para ver si le está a la altura.

Un abrazo Jorge,