lunes, 2 de junio de 2008

Somos mucho más que dos



Un día estabas jugando a los escondidos entre las piedras de un río de montaña; tropezaste con una roca y caíste al suelo con la barriga apuntando hacia las nubes, con las rodillas raspadas y el ardor a flor de piel. Quedaste rendida unos instantes, perdida entre la intimidad que sugiere una pradera como aquella. Mientras tus padres te buscaban, guardaste silencio unos minutos para imaginar cómo sería la vida cuando hubieran pasado los años y de tu cuerpo brotara una mujer; de qué largo tendrías el pelo; de qué tamaño los ojos; y cómo serían tus pies con otros zapatos, y cómo se dibujarían tus manos colocando el calzado. Y vislumbraste un túnel de alta velocidad con salidas laterales para el reposo, pero un túnel al fin y al cabo. Era tu trayectoria, clara como el agua del río en las alturas, acompañada del rumor de las corrientes. Te viste entrando en los algodones –con permiso del poeta-, humedeciéndolos con las aguas rotas, con las aguas que no continúan su curso y se detienen para envolver a otra persona. Entonces, te hallaste con una criatura envuelta en mantas acabada de nacer de tu propio vientre. No te lo explicabas, solamente lo veías como parte íntima y secreta de tu juego, perdida en senderos casi vírgenes, muy lejos de los deberes de la escuela.


Para mi cuñada, que acaba de dar a luz un niño en un hospital de Barcelona. Para Jorge Puente, brillante ginecólogo y obstetra cubano, de mi generación, de quien no pude despedirme y no sé dónde andará.


3 comentarios:

Queseto dijo...

Qué fulminante carrera de niña a madre. Casi da vértigo. El mismo, supongo, imagino, que ser madre. Yo también tengo una amiga que ha sido mamá de un niño hace un mes, en Barcelona. Bienvenidos, niños, al mundo.

¿Viste qué empujón te ha dado el sobrino, Jorge?

Oye... ¡y como hay Jorges en Cuba!

Jorge Ignacio dijo...

Sí, la verdad es que me robó unos minutos del domingo y me puse a pensar...Como buenos hijos de la cultura greco-latina, hay muchos Jorge en Cuba.Del griego, hombre bueno que viene del campo...Un abrazo,Queseto.

Anónimo dijo...

Qué poesía nos traen tus palabras... qué dulzura y felicidad nos aportan los niños... Puedes tener un mal día, estresada, o incluso triste, pero la sonrisa y la mirada de un niño nunca pueden hacer que te resistas a sonreir y ver el mundo de manera diferente. Felicidades por la parte que te toca, ahora viene lo mejor, que es disfrutarlo... Por mi parte, explicarte que mi hermano me dijo que en enero seré tía, que gran ilusión!!! Que vivan estas alegrías!!