Luego de comparecer en
Ginebra, reunirse con políticos españoles y, al final, compartir ideas en Miami
con miembros del partido que fundó su padre y viejos exiliados, Rosa María
apareció sorpresivamente en el programa de Jaime Bayly, en una emisión grabada,
cuando ella estaba de regreso a la isla.
El programa de Bayly
habitualmente es en directo. Allí estuvo antes Yoani Sáchez y otro bloguero
mucho más irreverente, Orlando Luis Pardo Lazo, pero no esperábamos que
apareciera en ese programa Rosa María, ya decimos, porque se había marchado de
esta ciudad y había twitteado su llegada a La Habana, y, sobre todo, porque la
personalidad de esta atractiva joven de 24 años, sosegada, reservada, enérgica,
clara, parecía no tener nada que ver con el perfil mayormente frívolo del
programa de Bayly.
Sin embargo, el presentador
peruano la llevó a su parcela con todo el oficio que éste posee en televisión y
también con el debido respeto a una mujer que lucha sin pausa por la democracia
de Cuba, y que ha perdido a su padre recientemente en un turbio “accidente” de
carretera.
Las comillas del “accidente”
no son de quien escribe. Son producto de la interpretación del discurso de Rosa
María. Bayly, como es usual, no utilizó el lenguaje indirecto. Fue agresivo
hasta que se dio cuenta -¿no lo sabía desde antes?- que el tono y la intención
de la joven no ronda sobre el enfrentamiento frontal, sino sobre la presunción
de inocencia con que ella ha decidido beneficiar a la dictadura.
Es su línea y también
fue la línea de su padre, sobre la base del cristianismo que ya sabemos, a
veces, roza el estilo de la sumisión. En todo caso, hay que respetar su
estrategia o simplemente la “estética” del Movimiento Cristiano Liberación,
que, aclaró Rosa María, ella no dirige.
La concentración de Rosa
María para lograr el objetivo final es increíble. Algo poco visto a día de hoy.
Su intención de regresar, aun amenazada de muerte, es sumamente admirable.
Su ética –Bayly la puso
a prueba cuando le preguntó lo que pensaba acerca de Yoani Sánchez- es de
aplaudir, más en estos tiempos en los que aparentemente todo vale.
Rosa María se perfila
como una líder política extraordinaria, con posibilidades de manejar el
equilibrio en una transición muy necesaria y urgente.
Se va del estereotipo de
“lo cubano” y esta idea, esta realidad, como le gusta decir a ella, siembra
muchas ilusiones.
Bayly tuvo delante una
historia terrible de amor y muerte, un “culebrón” perfecto para Miami pero se
vio obligado, sobre la marcha, a transformar su estilo inquisitorio y aparentemente
suave, con el que se vale para conseguir respuestas, que generalmente las
consigue.
Hubo un momento en que
parecía torturar a su entrevistada, en que se empeñaba en arrancar una lágrima.
Sin embargo, no lo logró.
Rosa María debe haber
llorado mucho en particular –¡y todavía lo que le falta!-, pero no llorará en
cámara.
Aceptar esta entrevista
en uno de los programas nocturnos más vistos por la comunidad hispana de Miami
fue todo un reto, del que salió muy bien parada. Mucho más que eso, nos dejó un
mensaje:
Los perfiles bajos pueden
mover mundos.
El sentimiento existe.
Vea la entrevista en You Tube
1 comentario:
yoyi, tienes el link de la entrevista?? si lo tienes, mandame a mi e-mail personal por favor, me gustaria verla.
saludos, te hablo mas tarde.
Amaury
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