Entre el juglar colombiano/miamense Juanes y el hijo de papá Almeida, los web sites de asuntos cubanos han tenido suficiente trigo durante este verano.
Pareciera como si los tocayos se hubieran puesto de acuerdo con el fin de entretenernos en los dos meses del año que menos noticias corren, y no porque no se produzcan novedades, sino más bien porque los profesionales de la información están de vacaciones y en su lugar quedan los becarios aspirantes a gacetilleros que hacen lo que pueden.
La blogosfera cubana se toma en serio su trabajo de contrapunteo mezclado con el chisme y el desprestigio, de ahí que los Juanes nos hayan mantenido expectantes con el ordenador entreverado con la playa. Hay muchas más cosas interesantes que hacer en los días de ocio, como leer un buen libro que nada tenga en relación con el cosmos cubano; pero he ahí que volvemos sobre lo mismo, quizá porque no perdemos las esperanzas de ver derrumbarse a un régimen abusador que ha secuestrado nuestras vidas sin piedad alguna. Por muy lento que haya sido este proceso de deconstrucción fidelista- por el camino a veces perdemos las ganas de observar si quiera el desplome-, en el fondo sabemos que somos testigos de un largo proceso de destrucción nacional que se presenta en la historia de la humanidad como una de las aberraciones más sostenidas, y de la que la mayoría de los cubanos somos ahora jueces y parte.
Todavía me pregunto qué persigue Juanes con este concierto que programa para muy pronto en la Plaza de la Revolución de La Habana. Pero no deja de ser interesante que el cantautor esté residenciado en Miami, el asentamiento por excelencia –y cercanía geográfica- de la diáspora cubana. Los que hemos vivido el poder de manipulación de la dictadura Castro sabemos que el joven rapsoda saldrá perdiendo, al menos en el ámbito de la opinión pública de la emigración de la isla que ya suma dos millones de nativos, o sea, el veinte por ciento de la población. Sin embargo, un amigo que emigró igual que yo en el 2001 y con quien comparto ciudad de destino, de derechas él, piensa que es positivo que Juanes actúe en Cuba. Me sorprende su pensamiento de distensión. Yo que soy de izquierdas –por decir algo que no sea la derecha- creo todo lo contrario. ¿O los tiempos están cambiando de aire o es que este que escribe ya está mareado y no ve el bosque a lo lejos?
Pareciera como si los tocayos se hubieran puesto de acuerdo con el fin de entretenernos en los dos meses del año que menos noticias corren, y no porque no se produzcan novedades, sino más bien porque los profesionales de la información están de vacaciones y en su lugar quedan los becarios aspirantes a gacetilleros que hacen lo que pueden.
La blogosfera cubana se toma en serio su trabajo de contrapunteo mezclado con el chisme y el desprestigio, de ahí que los Juanes nos hayan mantenido expectantes con el ordenador entreverado con la playa. Hay muchas más cosas interesantes que hacer en los días de ocio, como leer un buen libro que nada tenga en relación con el cosmos cubano; pero he ahí que volvemos sobre lo mismo, quizá porque no perdemos las esperanzas de ver derrumbarse a un régimen abusador que ha secuestrado nuestras vidas sin piedad alguna. Por muy lento que haya sido este proceso de deconstrucción fidelista- por el camino a veces perdemos las ganas de observar si quiera el desplome-, en el fondo sabemos que somos testigos de un largo proceso de destrucción nacional que se presenta en la historia de la humanidad como una de las aberraciones más sostenidas, y de la que la mayoría de los cubanos somos ahora jueces y parte.
Todavía me pregunto qué persigue Juanes con este concierto que programa para muy pronto en la Plaza de la Revolución de La Habana. Pero no deja de ser interesante que el cantautor esté residenciado en Miami, el asentamiento por excelencia –y cercanía geográfica- de la diáspora cubana. Los que hemos vivido el poder de manipulación de la dictadura Castro sabemos que el joven rapsoda saldrá perdiendo, al menos en el ámbito de la opinión pública de la emigración de la isla que ya suma dos millones de nativos, o sea, el veinte por ciento de la población. Sin embargo, un amigo que emigró igual que yo en el 2001 y con quien comparto ciudad de destino, de derechas él, piensa que es positivo que Juanes actúe en Cuba. Me sorprende su pensamiento de distensión. Yo que soy de izquierdas –por decir algo que no sea la derecha- creo todo lo contrario. ¿O los tiempos están cambiando de aire o es que este que escribe ya está mareado y no ve el bosque a lo lejos?
El mulato se rebela
El renombrado Juan Juan Almeida –reiteración no tan ingenua que demuestra ese afán de continuidad de la casta poderosa de Cuba- ahora se apea del coche comodísimo de las cortes castristas. Anduvo en él toda la vida aprovechando ese beneficio que le dio el nacer en una casa protegida por los militares de la media centuria. “La guarnición” le llamábamos a ese búnker de la barriada de Nuevo Vedado, urbanización donde nací y crecí. Pero también estaba “La guarnición” de Alejandro, el otro compañerito de aula que tenía los ojos achinados y era un retoño de Raúl Castro. Así que desde pequeños aprendimos esas palabras militares para encontrar en el espacio de nuestra zona las viviendas de los hijos de papá.
El mulatico Almeida -¿de dónde habrán sacado ese apellido portugués?-era buena gente y nos dejaba asistir a sus fiestas de cumpleaños en “La guarnición”, así como también él asistía a las nuestras en las viviendas que nos cedió en herencia nuestra familia burguesa que se marchó del país bien temprano. En aquellos años 70 solo pensábamos en jugar a los escondidos, aunque los niños que no teníamos ningún pariente en la élite de poder notábamos que nos faltaba algo. Aún así éramos felices porque éramos niños.
El destino nos separó al finalizar la secundaria, cuando ya uno comienza a tomar en serio el bienestar material. Para Juan Juan, Alejandro y Alonso* hubo becas especiales, mientras que para los de “afuera” hubo becas ordinarias más parecidas a campos de concentración vejatorios. Supongo que a partir de entonces comenzó a estructurarse el Juan Juan que aprovechó las oportunidades de su medio para traficar con materiales de diversa pasta. Eso no es nada nuevo en los círculos de poder. Lo que sí llama la atención es que el mulato se rebele contra quien le dio alas y todo el combustible para sus correrías. Esto da la medida de cómo se está desmoronando el sistema castrista, ya que antes no nos enterábamos de los desvaríos de los hijos de papá. Habrá que leerse las Memorias de un guerrillero cubano desconocido que pronto publicará la colección española Espuela de Plata, y comprobar hasta qué punto el autor utiliza la venganza o el resarcimiento como vía de purgatorio. A mí me parece poco digno utilizar al revés los recuerdos de “La guarnición” para salir adelante, porque las noticias veraniegas nos dicen que a Juan Juan ya no lo quiere ni su padre. Su nombre, sin embargo, ha quedado en el centro de un clásico poema “revolucionario” en el que Nicolás Guillén se empeña en resaltar la “justeza” del proceso comunista: “Juan con todo y Juan sin nada”.
La última vez que vi de cerca a Juan Juan fue hace unos veinte años en un garaje de nuestro barrio donde se celebraba una fiesta. Vestía su elegante guayabera blanca y ya estaba medio calvo, aunque seguía sonriendo con el dibujo facial que hacen los soneros de Santiago de Cuba, el dentado sabrosón para que no quepa duda de que el calor humano puede más que todo.
*Alonso de los Santos era hijo adoptivo del Gallego Fernández, el ministro de Educación de entonces y hombre de absoluta confianza de Fidel Castro.
El mulatico Almeida -¿de dónde habrán sacado ese apellido portugués?-era buena gente y nos dejaba asistir a sus fiestas de cumpleaños en “La guarnición”, así como también él asistía a las nuestras en las viviendas que nos cedió en herencia nuestra familia burguesa que se marchó del país bien temprano. En aquellos años 70 solo pensábamos en jugar a los escondidos, aunque los niños que no teníamos ningún pariente en la élite de poder notábamos que nos faltaba algo. Aún así éramos felices porque éramos niños.
El destino nos separó al finalizar la secundaria, cuando ya uno comienza a tomar en serio el bienestar material. Para Juan Juan, Alejandro y Alonso* hubo becas especiales, mientras que para los de “afuera” hubo becas ordinarias más parecidas a campos de concentración vejatorios. Supongo que a partir de entonces comenzó a estructurarse el Juan Juan que aprovechó las oportunidades de su medio para traficar con materiales de diversa pasta. Eso no es nada nuevo en los círculos de poder. Lo que sí llama la atención es que el mulato se rebele contra quien le dio alas y todo el combustible para sus correrías. Esto da la medida de cómo se está desmoronando el sistema castrista, ya que antes no nos enterábamos de los desvaríos de los hijos de papá. Habrá que leerse las Memorias de un guerrillero cubano desconocido que pronto publicará la colección española Espuela de Plata, y comprobar hasta qué punto el autor utiliza la venganza o el resarcimiento como vía de purgatorio. A mí me parece poco digno utilizar al revés los recuerdos de “La guarnición” para salir adelante, porque las noticias veraniegas nos dicen que a Juan Juan ya no lo quiere ni su padre. Su nombre, sin embargo, ha quedado en el centro de un clásico poema “revolucionario” en el que Nicolás Guillén se empeña en resaltar la “justeza” del proceso comunista: “Juan con todo y Juan sin nada”.
La última vez que vi de cerca a Juan Juan fue hace unos veinte años en un garaje de nuestro barrio donde se celebraba una fiesta. Vestía su elegante guayabera blanca y ya estaba medio calvo, aunque seguía sonriendo con el dibujo facial que hacen los soneros de Santiago de Cuba, el dentado sabrosón para que no quepa duda de que el calor humano puede más que todo.
*Alonso de los Santos era hijo adoptivo del Gallego Fernández, el ministro de Educación de entonces y hombre de absoluta confianza de Fidel Castro.
3 comentarios:
Tan hipocrita y repugnante me resultan los privilegios que disfrutaron unos pocos elegidos; como su actitud oportunista ahora criticando al sistema que les engendro.Todos de una manera u otra hemos "nadado con la corriente" alguna vez y lo menos que se puede hacer,si has vivido como "hijo de papa",es tener la decencia de no fibrolizar publicando "libritos" para poner a parir a papa y a todos los que un dia le celebraron un cumpleaños en alguna mansion del oeste de La Habana o te diero "el LADA" para llevar a la noviecita a Varadero; mientras la mayoria sudaba por alcanzar "los 10 millones" en los cañaverales y se conformaban con un baile de domingo en "La Tropical".
Viveremos para ver a "los nuevos buitres" alimentarse de la caroña de su pasado.
Un saludo.ROBERTO
We owe it to someone else's achievements in health and thus feel joy, depending on the success of others as if their achievements, and this is the Buddha mind. Always hold the interests of all sentient beings of the heart, we can not leave the joy forever.
www.cosmifilm.com.tw
www.cosmifilm.com.tw/index.htm
www.cosmifilm.com.tw/pro1.htm
www.cosmifilm.com.tw/product2.htm
www.pandora-mall.com
www.pandora-mall.com/default.asp
www.pandora-mall.com/info/guide.asp
www.pandora-mall.com/info/view.asp?id=1
A juanes le digo " Canta , canta q el que canta el mal espanta"
saludos
Publicar un comentario