jueves, 5 de enero de 2012

Carbón para todos



Dicen en la panadería que hoy llegan a casa los Reyes Magos; mejor dicho, que llegan en la madrugada de mañana. Esta tarde se les podrá ver desde lejos, cuando pasen en las carrozas con sus respectivos séquitos. Habrá desfiles en casi todos los barrios de Barcelona, rúas financiadas por esos ayuntamientos endeudados que ni siquiera tienen para pagar nóminas de sus empleados y mucho menos –dura realidad- para abonar deudas contraídas con pequeñas y medianas empresas privadas.
Solo el hecho de recortar en el tema visual, el lucimiento del prestigio que puedan tener los consistorios catalanes, nos da la medida de los tijeretazos anunciados por los nuevos gobiernos nacional y locales. Como si nos hubiéramos portado mal, cuando en realidad hemos hecho los deberes uno por uno y sin chistar en todo este tiempo. No tenemos la culpa de los malos manejos de fondos, más allá de la crisis mundial.
Cada vez que voy al aeropuerto nuevo, me pregunto si realmente son necesarios tantos metros cuadrados y, con más dolor aun, por qué el “viejo” ha quedado en un plan prácticamente de desahucio, solo para los vuelos low cost. La imagen de tantos mostradores cerrados es patética. Ya no se habla del espacio construido para aquel Fórum de las Culturas Universales, pero ahí está, reservado para la Feria de Abril, que ocurre una vez al año.
El despilfarro es innombrable porque da pena.
También es innombrable el derroche al que intentó acostumbrarnos una sociedad de consumo, unos bancos impúdicos, una gran economía familiar tan falsa como los bolsos de venta ambulante. Ahora nos invitan a apretarnos el cinturón, y seguramente lo haremos, sobre todo porque la fantasía de nuestros hijos es sagrada.
Me gustaría decir a los Reyes que no nos hemos portado mal, que pongan carbón debajo de las almohadas de los poderosos a ver si, con el tizne, los dejan marcados.
Intentaré asomarme a la cabalgata de mi barrio para entregar allí la presente.

Foto del autor
Un paje real, ayer, en plena calle, recibe las cartas destinadas a sus Majestades.

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