Fraga estuvo de acuerdo con desempeñar este papel, aun sabiendo que podía ser señalado como ministro comprometido con Franco. (A cada rato pasan en la televisión aquella secuencia en blanco y negro donde aparece Don Manuel en bañador mostrando las playas españolas, para captar turismo). Y fue pasando el tiempo hasta que los años lo deterioraban cada vez más, pero siempre hubo un puesto en la nomenclatura oficial para él.
A sus 89, anoche s

Con 60 años en política, muchos de ellos entregados a la preparación de militantes del Partido Popular, 16 gobernando Galicia, su ausencia hoy, según los despachos de prensa, parece haber dejado en orfandad a este país. Es como si ahora no hubiera a quien echarle la culpa de una parte, porque de la otra todavía está Carrillo –muy deteriorado también- y un juez, Garzón, encartado por atreverse a pasar la barrera de contención.
Los cubanos, viendo esto, estamos obligados a tomar nota. ¿Quién quita que, para llegar a un Estado de Derecho en la isla, tengamos que tragarnos ciertas y determinadas caras como entes honorables?
Lo que nos sigue pareciendo increíble es aquella postura oportunista que nos quería obligar a que aceptáramos la amistad entre Fraga y Fidel Castro.
¿Quién quita que, como resarcimiento, la muerte de Don Manuel sea capaz de arrastrar otra muerte al otro lado del Atlántico?
En la imagen superior, Manuel Fraga, y, en segundo plano, Santiago Carrillo, líder de los comunistas. Enemigos políticos, se vieron obligados a figurar juntos en público para reforzar la idea de la democracia española. Pero también es cierto que la herida no ha cerrado completamente.
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