miércoles, 7 de julio de 2010

Los sobrevivientes (IV)



Desde que me advirtieron de la instalación de ojos mágicos en los postes de la luz no hacía otra cosa que mirar hacia arriba. Allí estaban, como farolitos cándidos pendientes de un brazo de metal que resistirá el temporal de turno, la tormenta tropical llamada Equis y las radiaciones ultravioletas de ese astro rey perenne en los cielos de Cuba.
Nadie se atreve a lanzar una piedra a esas cámaras porque sabe que enseguida irán a buscarlo. Todo está controlado desde el aire, comenzando por el trapicheo ligero y hasta la marcha disidente organizada con coraje por las mujeres de blanco, cuyos maridos están encarcelados precisamente por disentir a camisa quitada. No están escondidas las cámaras, no es algo sutil. Son registros abiertamente conocidos para intimidar a la población y que ésta no sea capaz de unirse en cientos de miles y salir a la vía pública de una vez y por todas.
No se ven tantos policías como antes, tantos agentes de carne y hueso, quiero decir. Ahora en su lugar están las filmadoras omniscientes.
Es el más reciente –ojalá que sea el último- invento de las fuerzas de poder para tener controlada a una población cansada por la falta de recursos y por el calor. ¡Ese calor tan insoportable! Es como si la naturaleza se hubiera ensañado también con Cuba, porque años atrás no era tan brutal. En realidad nunca estuve a más de 34 grados centígrados esos días –en Sevilla, ahora mismo, tienen 40-, pero la humedad a un 90 por ciento provoca una sensación de bochorno insoportable. Esto significa, en España, estar pegajoso todo el día. Ahora en Cuba es necesario llevar sombrillas y gorras, abanicos y envases de agua. Años atrás no era así.
Pero no sólo las evidencias de las cámaras castigan el desenvolvimiento natural de esta ciudad; también lo hacen las tarifas eléctricas. No todo el mundo tiene un acondicionador de aire en su casa. El que lo tiene, se ve obligado a negociar directamente con el cobrador de la luz porque los precios del kilovatio/hora son impagables. Y ahí está otra de las ramificaciones del camino del CUC (Moneda libremente convertible que, siendo oficial, no está presente en los sobres salariales de los cubanos). El cobrador de la luz necesita ese CUC para comprar víveres, y el que posee un acondicionador de aire tratará de dormir fresco. El reloj contador marcará una lectura ficticia.
¡Dígame usted si, con tantos problemas verdaderamente existenciales, la gente va a tener tiempo de buscar información política más allá de los canales establecidos! ¿Quién es Yoani Sánchez, quién es Guillermo Fariñas, quién fue Orlando Zapata Tamayo, quiénes son las Damas de Blanco, quiénes son los cientos de prisioneros de conciencia que en estos momentos están siendo negociados entre el actual gobierno español y el cubano?
Desgraciadamente hay que decir que no todo el mundo maneja estos nombres. No hay cabeza ni tiempo ni energías para andar en disidencias. Hay que buscarse la vida.
Por eso creo que los cubanos que viven en la isla se enterarán tardíamente de que las cosas políticamente han cambiado. Siempre ha sido así: los de adentro, esa masa moldeable a fuerza de castigos diversos, será la última en recibir lo que se merece. Respeto, información, libertad de movimiento y libertad de expresión.
Hoy mismo es noticia en el mundo entero la visita del canciller español a Cuba con el propósito de canjear unos prisioneros de conciencia. Pero no nos engañemos. El día a día de los cubanos sigue siendo insoportable. Solo hay que salir a la calle. Y esta sufrida realidad, de momento, no la arregla Moratinos ni el Partido Socialista Obrero Español. Mucho menos la arreglarán los comunistas españoles porque se aprovechan de ella.

(Continurá…)

Foto del autor
Un parque del Vedado, en la intersección de las avenidas G y Línea, muestra parte de un regalo del gobierno austriaco, un jardín musical. Queda la inscripción de piedra donde reza que un día estuvo allí una reproducción de la famosa estatua dorada de Johann Strauss. La escultura fue robada y queda solo el pedestal (al fondo de la imagen). ¿Qué han hecho los ladrones con Strauss y cómo no fueron detectados por las cámaras de los alrededores?

1 comentario:

Jorge Ignacio dijo...

Me comenta un amigo por correo electrónico que "la estatua desapereció hace años, cuando no había cámaras todavía. Alguien me dijo que no se la habían robado, sino que la habían dañado, que la habían embarrado de mierda y que la habían retirado para restaurarla. De ser así, igual ya debe haberse acabado de destruir en algún almacén, y resultaría más inmoral aún que la teoría del robo loco de una estatua de falso oro difícil de ocultar."
Gracias.