miércoles, 11 de enero de 2012

Dos hermanos

Ambos eran maestros de varias generaciones de actores y directores de escena, queridos por el mundo de las tablas. Los dos hermanos se empeñaron en llevar a cuestas todo lo contrario a una cruz. Es un oficio noble el que se atravesó en sus vidas, pero, a pesar de ser el origen de las artes escénicas, el teatro se les manifestó elitista con la llegada del cine y la televisión. Quedó para reducidos grupos de espectadores, a la vuelta del tiempo. No como ellos soñaron que sería siempre.
Había pasado la época de las grandes compañías, los grandes repertorios y, por supuesto, los grandes estrenos. El pequeño formato había llegado para instalarse.
Aun así, y a pesar de las desavenencias con colegas, bifurcaciones y replanteo de una compañía insigne –Teatro Estudio-, continuaron experimentando en una casona vieja de El Vedado que no tenía un escenario tradicional ni apenas condiciones técnicas, pero lograron trasladar hasta allí lo principal: textos, actores y también espectadores. Eso sucedió en la senectud, cuando tenían un nombre cincelado en el paseo de los mejores profesores de todos los tiempos. Ella, Raquel, había sido, además, estrella de la televisión y del cine; él, solo maestro y actor, por lo que la fama le tocaba menos de cerca, para su agrado. Habían nacido para adorar el teatro, para hacerlo esencia de sus vidas hasta el punto de renunciar a algunos privilegios por amor al arte. Estaban predestinados porque su madre había sido actriz.
Vivían solos, en un apartamento de la principal avenida de la capital, donde recibían amigos, alumnos y periodistas. En los últimos tiempos, una nieta les alegró mucho al declararse también amante de las tablas, y ellos, con facilidad porque lo habían hecho con otros interesados, la encaminaron.
Cuando el Estado intentó raptar el talento de Vicente, en aquella época más negra que gris, años de cacería de brujos y brujas, acusándolo de un delito que entonces figuraba en el listado de contravenciones, ser homosexual, ahí estuvo Raquel, con sus influencias, para salvarlo. Pero parece ser que Vicente nunca superó aquella barbaridad porque estuvo destinado el resto de su vida a padecer depresiones. Ambos sabían que si no escogían el camino del exilio había que seguir con muchos dolores a cuestas, más allá del dolor físico. Así lo hicieron y así murieron. Raquel en el 2004, y Vicente esta semana.
Dos hermanos, dos grandes maestros que pactaron con el poder para continuar investigando, justo en el entronque de las tradiciones con las vanguardias.
Siempre se les recordará a los hermanos Revuelta. Y siempre, a pesar de los años, sus muertes nos parecerán prematuras.
El teatro cubano vuelve a estar de luto.

Foto del autor
Vicente Revuelta, en el Festival de Monólogos y Espectáculos Unipersonales de La Habana, en 1994. A manera de exhibición, el genial maestro presentó ese año un surtido de fragmentos de obras clásicas universales y del teatro nacional. Fue capaz de interconectar maravillosamente Cuento del zoológico, de Edward Albee, La noche de los asesinos, de José Triana, y Medida por medida, de Shakespeare.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mia cuanto distanciamiento,cuanto desarraigo.No sabia que Raquel y Vecente Revuelta habien emigrado y mucho menos que habian fallecido.Un pena y nua vergüenza para la cultura nacional cubana el "desterrar" a sus grandes exponentes a una vida misetrable,tirte y en el mas absoluto olvido.Teatro Estudio quiso HACER vanguardia....y lo quisieron convertir en "Vanguardia Nacional".Un saludo de nuevo ROBERTO.

Jorge Ignacio dijo...

No, Roberto, no emigraron como muchos artitas. Los hermanos se quedaron en la isla y murieron allí. Vicente acaba de fallecer. Saludos.

Anónimo dijo...

AH!!!Me parecio enteder que habian emigrado.Pues doble es el merito de ser consecuentes con su forma de ver el teatro y la cultura "a pesar de todo y de todos" dentro de la isla!!ROBERTO.

Anónimo dijo...

¡Zapatero a tu zapatos!
Jorge, te han dado una lección de periodismo, en tu actitud revisionista.
Juan Carlos
http://www.diariodecuba.com/cultura/9084-alianzas-de-alicia-alonso

jorge ignacio dijo...

Juan Carlos (siempre nombres compuestos):
Tienes muy mala leche. El artículo que mencionas no hace más ampliar el mío y corroborarlo. No hay contradicciones. El periodismo tiene muchas aristas. Lo que hice fue abrir una línea de investigación para contribuir a desmontar la dictadura o las dictaduras. No te aproveches de este blog sin censura y espero que algún día des la cara.

Anónimo dijo...

No tienes la mas minima cuota de autocritica, tu que criticas tanto.
Hablas mucho de libertad de expresión y no aceptas democraticamente una observacion.
La mala leche la tienes tu, al manipular un hecho historico.
Juan Carlos

Jorge Ignacio dijo...

Claro que acepto críticas, cuando sean basadas en un argumento creíble y sólido, lo cual no ha sido el tuyo, Juan Carlos. No he manipulado nada: he puesto los hechos sobre la mesa, con un documento que lo ampara, cuyo documento es auténtico y está guardado en mi casa. Si a ti te molesta que yo saque a la luz este hecho històrico durante tanto tiempo ocultado por la protagonista y la dictadura que lo ampara, por algo será. No la emprendas conmigo y, te repito, da la cara, ten vergüenza de aceptar que ahora vivo en democracia y digo lo que me da la gana, siempre sobre la verdad. He visto que me atacaste también en la sección de comentarios del portal donde se produjo la noticia -que no es éste, no sé por qué me persigues tanto- y firmas allí con el seudónimo de Angel. No me interesa seguir tu huella por internet, buscar direcciones IP y esas cosas. No es mi estilo. Mi estilo es limpio, a diferencia del tuyo y tengo abierto al público este apartado de comentarios incluso para policías políticos como tú. ¿O es acaso un problema personal? Te pregunto: ¿Nos conocemos? ¿Por qué no escribes a la dirección de correo que aparece en este blog y ventilamos esto? Solo los cobardes se escoden detrás de una identidad falsa.

Anónimo dijo...

Jorge:me he perdido algo?De que ataques hablais?.Un Saludo:ROBERTO

Anónimo dijo...

ah!ya he leido el Articulo en El Diario de Cuba.el tuyo Jorge y el de Cicili.......creo que ambos se complementan y dan la misma informacion.Felicidades por tratar el tema:yo no lo sabia.Un Saludo desde un Madrid frio y lluvioso.ROBERTO.

Jorge Ignacio dijo...

Gracias, Roberto.