martes, 13 de marzo de 2012

Espléndida e incorrecta políticamente



Carmen Maura

Primero que todo, hay que decir que no se puso nerviosa con un piropo como este:
-Cuando hago zapping y veo que en la película trabaja Carmen Maura, me quedo ahí, sin mirar el título ni nada- le dijo Pablo Motos a quemarropa.
Ella, que bien sabe llevar los años, no solo por fuera, sino también por dentro, sonrió levemente y pasó de largo el halago, para no mostrar inmodestia. El piropo fue sincero.
Es lo que mucha gente piensa: que la actriz es como una garantía del cine español, por como ha llevado su trayectoria histriónica y todo lo que ha sido capaz de interpretar sin bajarse del podio.
Ahora se ha ido a París, donde rodó una película –Las chicas de la sexta planta- que se estrena estos días en el circuito comercial. Y se lleva el pan de España para allá, el jamón, el chorizo…La tortilla española la confecciona en la iluminada ciudad del Sena, sin que le cueste decirlo en televisión.
Es como un libro abierto en mitad de una charla donde las personas se sinceran, en ese momento en que mentir es contraproducente. Claro, la Maura viene de vuelta de muchas cosas, ya no tiene ni que pensar lo que va a decir, porque se lo ha ganado y eso es un privilegio, poder gozarlo.
Esta noche soltó un rosario de opiniones que, para una actriz joven, hubieran sido incorrectas políticamente.
Le da igual tomarse un café con Almodóvar; es más, lo evitaría, pareció entendérsele. El rodaje de Volver fue uno de los más cómodos en su carrera, contrario a lo que podría pensarse a tenor con la cantidad de premios obtenidos por esta cinta. Allí no tuvo que ponerse tacones ni maquillarse apenas y solo le bastó el texto en la mano para interpretarlo de arriba abajo. ¡Quién lo diría!
Deberían instaurar, en los Goya, un apartado para las películas más taquilleras, comentó, y así se podría premiar a Torrente, la saga de Santiago Segura que sostiene económicamente el cine español. Esto último no es textual, solo intertextual.
Y la gran aventura:
Gérard Depardieu la dejó plantada delante de una cámara con su parlamento, sin darle el pie de entrada. Eso no se hace. Es un mal educado. Prefiere a Antonio Banderas mil veces a él.
Claro, el pasaje acerca del francés es muy fuerte y se convirtió en la comidilla del programa –El Hormiguero- en lo adelante, a tal punto que Carmen Maura se lo replanteó y sugirió bajar el tono.
Ella estaba reluciente, encantada de la vida en el show televisivo más visto de España, y Depardieu podría enterarse, aunque, evidentemente, a la gran y natural mujer no le iba la vida ni mucho menos. Fue por cortesía que mandó a parar el carro.
Ella nos dio una lección:
La lucha por envejecer con naturalidad y respeto vale la pena.

Foto del autor tomada de la televisión.

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