martes, 19 de abril de 2011

Miami o la tierra prometida (III)



En el vuelo directo de Barcelona hacia Miami (Iberia acaba de inaugurar esta ruta con precios promocionales escandalosamente tirados), hubo una conexión de pensamiento que me puso la piel de gallina. Recordaba al artista plástico cubano Agustín Bejarano, quien continúa en una cárcel de la Florida, y de repente en las pantallas del avión comienzan a proyectar el filme Los próximos tres días, que trata sobre la inculpación, encarcelación y presunción de inocencia en los Estados Unidos.
Parecía como hecho a la medida, como si hubiera un sastre empeñado en que al traje no le sobren ni dos milímetros de largo. Fue uno de esos fenómenos no sé bien si casuales o causales –tampoco me lo cuestiono por si acaso-, que ocurren hasta en los altos cielos, porque la película, magistralmente interpretada por Russell Crowe y Elizabeth Banks, se adentra en un caso similar al de Bejarano, al poner en duda al espectador. ¿Será o no será culpable?
Aunque después se convierte en un thriller de acción –a Hollywood le cuesta salirse de su fórmula mágica-, la primera mitad del metraje utiliza básicamente el drama humano para poner en tela de juicio –y valga la redundancia- al sistema judicial del denominado país más democrático del mundo. En pantalla, hay una mujer acusada de un asesinato, metida en la cárcel, con el uniforme naranja de alta peligrosidad, mientras en su casa un marido y un niño sufren la terrible circunstancia de la duda.
En la vida real, concretamente en la ciudad de Miami, hay un hombre entre rejas acusado de pedofilia, mientras su mujer e hijos –los vástagos están en La Habana- no dan crédito de lo sucedido y tratan de movilizar a la opinión pública.
Es un caso delicado en extremo. En primer lugar, las leyes norteamericanas son inexpugnables y más todavía en relación con tratos lascivos a niños. El pintor se encontraba de visita junto con su esposa, como invitados a la feria ArteAmérica, donde debió exponer. De un día para otro, su vida ha cambiado. Una acusación de pedofilia en su propio entorno familiar le mantiene recluido hará casi un mes. Incomunicado y, también, vestido color naranja. Ha salido en la prensa miamense y, por extensión, en la mayoría de publicaciones digitales e impresas relacionadas con el ámbito cubano en el exterior. Se trata de uno de los más connotados pintores actuales, cuya obra no muestra evidencias de lo que se le acusa. Si acaso no se le deporta a la isla, donde reside habitualmente, podría ser condenado a cadena perpetua en los Estados Unidos.
Por supuesto, esta fue la comidilla que encontré en Miami. Se hablaba de otras cosas pero siempre se caía en el tema del pintor. Y no es para menos.
Hay quien se ha atrevido a ver el “cuadro” como una jugarreta más del gobierno castrista, a sabiendas de que Fidel, todavía en activo por detrás del telón, es capaz de elaborar cualquier plan para mantener la tensión en el llamado diferendo cubano/americano. El tema de los Cinco Espías capturados y apresados desde hace algunos años en Miami, cansa ya, según escuché. Además, Cuba tiene entre rejas a un empresario gringo al que el ex presidente Carter intentó rescatar infructuosamente. Entonces, según opiniones más o menos paranoicas, Castro pudo preparar todo para meter a Bejarano en un proceso largo que provocaría, al final, un canje de prisioneros; pero sobre todo mantendría la atención en el destino de un artista presuntamente pedófilo.
Lo primero que hace la policía estadounidense en estos casos es pasar a la prensa el acta de detención junto con las fotos realizadas en comisaría. Es decir, sea o no culpable, este hombre no podrá levantar cabeza nunca más.
En la película, Lara, el personaje interpretado por Elizabeth Banks, termina fugándose de la cárcel de una manera espectacular. El director Paul Haggis, además de desarrollar una buena acción dramatúrgica, ha dado a entender que cualquiera puede caer en desgracia y que el sistema judicial a veces falla. Porque, debido a una cadena sentimental que propone el guión, uno termina poniéndose de parte de la presunta homicida, aunque ella misma, en un segmento muy breve y un poco oscuro, dijera a su esposo, durante una visita privada a la cárcel, que sí lo hizo.
Bejarano también reconoció el cargo que se le imputa, en el momento de su detención; aunque, días más tarde, se retractara con el argumento de que no entendía lo que estaba sucediendo.
Ayer mismo se aplazó una sesión judicial en la corte del condado, ya que un nuevo abogado que ha tomado el caso pidió tiempo para analizar todo. Mientras tanto, en internet circulan opiniones diversas que, desde la subjetividad, acusan o defienden al pintor. Un gran conocedor de los asuntos cubanos en Miami me comentó que lo peor que pueda hacer la familia de Bejarano es politizar el caso. Podría ser contraproducente, dijo.
Cabe preguntarse entonces hasta qué punto el gobierno de la isla, en lo adelante, se interesará por esto. La familia Castro –los que realmente mandan a 90 millas de la Florida- están demasiado ocupados en una representación teatral: El VI Congreso del Partido (único) Comunista de Cuba.

(Continuará...)

Foto del autor
Perfil de los altos edificios del Downtown, centro de negocios de Miami.

2 comentarios:

Rodrigo Kuang dijo...

Mi hermano, conocí a Bejarano desde el ISA. Mi mejor amiga, alguien que es como una hermana, fue su novia, y junto a otros más que lo conocen todavía andamos muy confundidos con este escándalo. Agustín nunca dio visos a nadie de ser un pervertido. Todo lo contrario, es tremenda gente. Es cierto que sólo él y el niño saben lo que allí pasó, pero yo sigo apostando por la presunta inocencia. Prefiero pensar que está siendo objeto de una trampa, no política sino para sacar dinero, por parte de un individuo cuyos propios familiares siguen diciendo que es un delincuente. Prefiero creer eso al menos por el momento y seguir confiando en el Bejarano que conocí, mientras no se demuestre lo contrario.
Recientemente en México ocupó titulares una película documental con la historia de un chamaco que pasó años presos por un crimen que no cometió, y se ha debatido mucho la inexistencia en este país de la presunta inocencia. El filme se llama Presunto Culpable y la verdad, me gustaría pensar que Bejarano tendrá presunción de inocencia, que no está en México, o en Cuba.

Jorge Ignacio dijo...

Como bien dices, Rodrigo, la verdad sobre este asunto solo la saben Bejarano y el niño. Con respecto a la presunción de inocencia, está claro que no se le ha respetado al pintor. Ya la prensa, como suele pasar en países democráticos, le ha hecho un juicio paralelo. Su foto vestida de naranja es algo contundente y difícil de olvidar. Al principio me negué a escribir algo sobre este caso, pero ir a Miami en días recientes es, inevitablemente, escuchar el tema en todas las esquinas. Un saludo desde Barcelona.