miércoles, 20 de octubre de 2010

Chao, Moratinos



El último tirón del gobierno

Esta mañana la prensa nacional nos sorprende con la noticia de grandes cambios que hará en su plantilla el gobierno español. ¿Pero nos sorprende en realidad?
Se suponía que algo tenía que pasar en la estructura de mandato. Solo hay que ver las caras de ellos en el Congreso para darnos cuenta de que el actual ejecutivo está agotado. Rostros como idos del aire, aguantando el tipo en el habitual enfrentamiento entre PSOE y PP, ahora más recargada la diatriba por parte de los segundos, que se aprovechan de la difícil situación económica, cómo no.
No me pongo a pensar cómo el PP hubiera llevado esta crisis financiera; eso sería especular. Me pongo a ver cómo su adversario político nada en un mar revuelto que por desgracia nos toca todos. En su momento, cuando por fin me pude regularizar luego de casi cinco años indocumentado, admiré la estrategia del PSOE porque me tocaba la fibra más profunda: con un simple permiso de residencia me entregaba la soberanía, algo que jamás tuve en mi país de origen.
Pero, a la vuelta del tiempo, me he desencantado con su manera de administrar el país y principalmente con la manera errónea de llevar la política exterior hacia Cuba. He leído en alguna parte que Miguel Ángel Moratinos es un experto en política internacional; sin embargo, y desde hace mucho tiempo que lo vengo siguiendo, no le veo buena imagen para dirigir la cancillería de este país; es como una pieza anacrónica en el juego de figuras alternativas que pretende mostrar Zapatero en su gabinete de gobierno.
Sé que un cambio de actor no satisfará la demanda que tenemos los exiliados de endurecimiento hacia la dinastía castrista, el único recurso posible para que Cuba transite de una vez; pero al menos la salida de Moratinos y entrada de Trinidad Jiménez nos lleva a albergar esperanzas.
Ella es comedida y tiene cierta atracción en la mirada, un brillo en los ojos y lágrimas cuando hacen falta; un brillo que, por fuerza mayor, insuflará nuevos aires a su nuevo ministerio.
A mí Trini –el público la llama así- me parece honesta, pero desgraciadamente ha entrado en esta cartera en la recta final de un gobierno exhausto, agarrado a las paredes con uñas y dientes.

Foto de Carlos Miralles, El Mundo
Con Trinidad Jiménez como Ministra de Exteriores vuelve el acento andaluz a primera fila, como en los viejos tiempos de Felipe González.

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