martes, 19 de octubre de 2010

Un pulso a Sarkozy



Si aquí en España los sindicatos se lo pensaron para organizar una Huelga General hace poco –e incluso algunos creen que todo estuvo pactado con el gobierno-, en el vecino país galo ya han hecho nueve revueltas de este tipo contra el ejecutivo de Sarkozy, que quiere alargar la edad de jubilación. Este último paro se ha centrado en algo tan cenital como los carburantes.
Sarkozy ha tenido que echar manos a las reservas del Estado para que algunos transportes esenciales sigan funcionando, porque las refinerías continúan con las puertas cerradas. Las imágenes que transmite la televisión dan cuenta de la amplia participación popular en tales contiendas: gente joven, mayoritariamente, se ve en las calles defendiendo barricadas; nativos, emigrantes e hijos de emigrantes; franceses islámicos nacidos en el país de los vinos y los quesos gourmet.
Y eso que Francia, con respecto a España, tiene un sistema de ayudas sociales mucho más sólido, o más coherente con la realidad. Pero estamos hablando de un país con una fuerte tradición revolucionaria, dicho en el correcto sentido de esta palabra. Se habla de otro Mayo del 68 si no se resuelven las demandas de la población, luego de que Sarkozy, por otro lado, protagonizara una muy criticada expulsión de gitanos rumanos.
En las fronteras españolas, los camiones llenan el depósito de combustible y continúan viaje sin saber cómo van a regresar. La parálisis del carburante galo, de continuar, sería bastante seria también para la economía española, que comercia en buena medida con el país de al lado.
En nuestro patio también el gobierno intenta estirar la edad de jubilación –entre otras medidas poco socialistas que se han tomado para paliar la crisis económica-, pero el estilo de vida de los españoles se basa más en aguantar y esperar a ver qué pasa. Zapatero, el presidente cansado, dijo en estos días que todavía le queda año y medio y que no va a tirar la toalla. Así que por aquí seguiremos atentos a los chismes de la farándula, a las noticias de Marbella –el mayor escenario de la corrupción- y a los folletines del fútbol.
Esto se enderezará, no caben dudas. El problema es que, a diferencia de los franceses, no sabemos cuándo.

Foto de María García
Las escapadas de fin de semana, como esta en la que mi mujer me retrató delante del mítico Moulin Rouge, están paralizadas de momento para los españoles. Los aeropuertos franceses funcionan a media máquina.

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