miércoles, 3 de noviembre de 2010

Administradores natos


Despidiendo a su presidente negro

Anoche, casualmente, me llamó un amigo desde los Estados Unidos, un cubano que vive en algún lugar de Arizona y que se ha nacionalizado en ese país. Estaba muy contento con el giro que ha dado la política, con el duro revés sufrido por Obama en el tanteo electoralista que promete, dentro de dos años, volver a los ruedos republicanos.
No le pregunté, por supuesto, a quién había votado. Era evidente. Hablamos de otras cosas y luego me quedé pensando qué pudo haber sucedido en la mente tranquila y apocada de este amigo.
Luego de ser militar en Cuba e incluso haber combatido en la trágica guerra de Angola, un buen día colgó los guantes; se desmovilizó con muchos líos y se dedicó a ser taxista, tal vez esperando a que le llegara una oportunidad para abandonar el país. La ocasión se le presentó y brincó el charco, sometiéndose a tribulaciones que ahora no vienen al caso. Diez años más tarde, es empresario en esa zona del oeste; posee una franquicia de una importante compañía de seguros norteamericana y vive tranquilo con su mujer y un hijo que ambos tuvieron en el exilio. Como el común de los estadounidenses, aprendió a administrar su dinero y a que no se lo administre el Estado.
Esto quiere decir: Separar una parte para los seguros (importantísimo el seguro médico) y otra parte para darse algunos placeres, como, por ejemplo, viajar. Ahora, lógicamente, no quiere que Obama le retenga una porción de sus ingresos para supuestamente el Estado gastársela en ayudas sociales.
En España, por el contrario, estamos obligados a dejar una parte importante de nuestros salarios en las arcas públicas. Esto quiere decir que el Estado nos hace de tutor, nos sobreprotege para que no nos falte nunca atención médica en caso de que alguien, inconscientemente, no sea capaz de cubrirse un seguro sanitario. A mí, que soy muy mal ahorrador, me va superbién esta realidad, pero debo confesar que nunca me he puesto a pensar si me iría mejor guardando todo lo que me retiene Hacienda. Según tengo entendido, los impuestos en EEUU son mínimos comparados con los de aquí. Allá es el ciudadano el que tiene que preocuparse por su vida, por eso están acostumbrados a administrarse en casa y rechazan en su gran mayoría el tutelaje. Por tradición.
Son sistemas diferentes.
Lo que sí está claro es que en Estados Unidos la gente ya no confía en Obama y prefiere barrer para su casa. Barack, el presidente, al parecer fue un accidente populista nacido de la debacle producida por su antecesor y también nacido de la necesidad del cambio, de la necesidad que siempre tiene la gente de soñar. El experimento, según se ha podido comprobar ayer, duró poco.
Según he podido excavar en la conversación de anoche –en la que mi amigo cubano recordaba lo bien que le fue a su país de adopción con Ronald Reagan-, el egoísmo prima en el ser humano cuando se habla de dinero. Es una triste realidad pero es así. En este mundo nuestro hay que tener asegurada en casa nuestras vidas porque nadie, ningún gobierno, nos lo hará. En España ha pasado más o menos lo mismo con Zapatero y si se votara ahora por su representatividad iría de patitas a la calle. Entonces vendría a gobernarnos el mal llamado Partido Popular, la única alternancia posible, que es el que tradicionalmente no asusta a la economía doméstica, pero, en cambio, no acepta ni a los gays ni a los abortos y machaca mucho con la Iglesia. O sea, un mundo anticuado que aún así encontrará su respaldo en las próximas elecciones generales.
Lo triste del partido conservador contrario a Obama es que su política exterior suele ser deplorable. Pero eso a los norteamericanos parece no importarle mucho. Fíjese si no en el matiz prepotente que tiene la palabra América para ellos: eso quiere decir que es la contrapartida de Europa. Que en el mundo realmente sólo valen esas dos zonas; por supuesto, sin incluir a Latinoamérica.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

El declive de Obama no me sorprende,lo veia venir desde el primer dia en que se convirtio en presidente de EEUU.El mundo que prometio cambiar resulto ser mas complejo que el que su propia capacidad puede manejar.Un saludo:ROBERTO.

Jorge Ignacio dijo...

Así es, Roberto. Yo tenía esperanzas, sin embargo. Soy demasiado romántico. Un abrazo.