¿Principio y fin de un espectáculo no convencional?
La fabulosa simbiosis de dos compañías, Sin Complejos y
Teatro El Puente, se despidó este fin de semana del público cuando, en
realidad, comenzaba a andar. Fueron tres funciones solamente de Abanico de cristal, el recital
teatralizado de una hora de duración, aproximadamente, en el que la bella
actriz Raissa Avilés pasa revista a sus diarios personales, recuerdos,
fabulaciones, textos varios, escritos en diferentes años y que ahora
encontraron dramaturgia; o tal vez la dramaturgia los encontró a ellos.
Jorge Ferrera, director y actor cubano establecido en
Barcelona hace más de una década, realizó la puesta en escena y adaptación del
espectáculo partiendo, como decíamos, de la literatura. Pero su proyecto es
mucho más ambicioso porque convirtió la obra en un Musical. De no ser así sería
un desperdicio. La actriz -28 años- canta maravillosamente boleros, rancheras,
cumbias y un largo etcétera.
Abanico
de cristal narra la historia de las dos abuelas del personaje
central, una de origen mexicano y la otra de Suiza; esto quiere decir que
explica el intercambio cultural ocurrido en una familia que se debate, digamos,
en ambos mundos, con folclores muy distintos, enriquecidos a través del
mestizaje y, luego, de los recuerdos.
Espectáculo unipersonal técnicamente hablando –no tan al uso, por la música predominante-, quien narra es una actriz que va contando y caracterizando a varias mujeres del mundo, todas llamadas Eva.
Espectáculo unipersonal técnicamente hablando –no tan al uso, por la música predominante-, quien narra es una actriz que va contando y caracterizando a varias mujeres del mundo, todas llamadas Eva.
El resultado es –nunca mejor dicho- un amplio abanico de
localizaciones globales, que viaja del centro de Europa a América Latina con
mucha facilidad, pasando por Nápoles y, cómo no, por la canción napolitana.
Para lograr tal empresa, el espectáculo necesita respirar –la actriz, sobre
todo-, con logradas transiciones. Ferrera es un maestro en disolvencias, lo que
nos hace menos pesada esa hora entera, porque el planteamiento de base ha sido
en un solo acto.
El trance es bello, especialmente por la fuerza expresiva
de Raissa Avilés; su actitud corporal, en tan escasas dimensiones del
escenario, funciona como un elemento mucho más sobrecogedor si se quiere. Esto
sin contar su potente voz y la música interpretada en directo: Guitarra de Joan
Delgado y Contrabajo de Pedro Martínez Maestre.
Es posible que todavía se pueda limpiar un poco más el
espectáculo, para hacer aun más rápida la comprensión de las historias, pero, como
está, funciona perfectamente. Es demasiado ambicioso el proyecto, repetimos.
Todo comenzó –dijo el director a este cronista- con la “contratación” de la hermosa actriz
para un programa anterior: una puesta particular de El Ensueño, la obra de
Strindberg. A partir de ahí, en la mente de Ferrera siempre hubo un espacio
para las impresionantes condiciones escénicas de Raissa.
También, el creador cubano comentó que, con estas tres
funciones de Abanico de cristal, quiere incentivar el teatro a domicilio, a
tenor con los tiempos que corren. Así cada espectador hará las aportaciones monetarias que
crea conveniente. No es nada novedoso;
es simplemente ganas de hacer posible que el teatro no muera. Y aquí
entra en debate si determinados actores y directores que no están en el
circuito comercial dejan de ser profesionales, o no.
La primera función de Abanico…tuvo
lugar el viernes pasado en el Casal de Barri Folch i Torres, un centro cívico
de El Raval, en la zona vieja de Barcelona, y las otras dos funciones se
sucedieron el sábado y domingo últimos, en la vivienda del director de la obra,
también en la provincia de Barcelona.
Con respecto a la actriz, pocas veces se reúnen en una
misma persona las magníficas dotaciones histriónicas y vocales para el canto, con la afinación perfecta –o casi así, para no
dañarnos con absolutismos-, el timbre adecuado y la gestualidad protegiendo las
canciones, en este caso, temas de toda la vida. No en balde, Raissa Avilés,
suiza y también residenciada en Barcelona, tomó estudios en una escuela mimo-corporal de
esta ciudad.
Abanico
de cristal en sí misma es una invitación a no perder la memoria, a determinar
sin miedos de dónde somos y hacia dónde vamos. Y es también una invitación para
apostar definitivamente por el teatro como medio de comunicación.
Foto del autor
Una escena de Abanico
de cristal.
Otra reseña relacionada con el actor y director Jorge Ferrera, aquí.
Otra reseña relacionada con el actor y director Jorge Ferrera, aquí.
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