jueves, 4 de marzo de 2010

¡Chapeau, Fariñas, chapeau!



Mientras en el Parlamento de Cataluña se discute, ahora mismo, si dejan o quitan las corridas de toros en esta región; mientras Andalucía se revuelve bajo agua por causa de interminables lluvias; mientras duerme o trabaja Guillermo Toledo en su casa de Madrid, actor que difamó sobre el civismo de un disidente pacífico recientemente fallecido en huelga de hambre, otro mortal, tocayo de este último, se consume en vida en la ciudad de Santa Clara, a trescientos kilómetros de La Habana.
Guillermo Fariñas, psicólogo y periodista independiente, realiza una huelga de hambre y sed para demostrar que su antecesor, Orlando Zapata Tamayo, luchaba a manos limpias por demostrar al mundo que en Cuba se vulneran, y de qué manera, los derechos humanos. Fariñas, con absoluta sangre fría, acaba de hablar en directo en el programa Cara a Cara de CNN en España, con el habitual conductor Antonio San José. Un grupo de tertulianos presentes en la mesa se han quedado sin palabras tras escuchar un testimonio durísimo de procesar y de creer. En pocos días, si Fariña no abandona la huelga, puede estar muerto.
“Mi familia sabe que voy a llegar hasta el final”, expresó el luchador de 48 años y temeridad asombrosa. “Mi protesta intenta conseguir que el mundo se dé cuenta de que aquí hay 26 prisioneros de conciencia que están en estado grave de salud en las cárceles. Es por ellos mi huelga y también por la memoria de Orlando Zapata Tamayo.
“Soy pesimista con respecto a que el gobierno atienda mis solicitudes y excarcele a los otros hermanos de lucha, pero si no puedo ser yo quien disfrute la democracia, serán otros, mi sobrina, por ejemplo. Cuando yo muera hay tres personas más preparadas para dar continuidad a esta huelga en cadena. Esto seguirá durante varios meses”.
Los panelista no sabían qué decir.
Yo tenía un nudo en la garganta. Soy su compatriota y abandoné el país por las misma razones que Fariñas se planta ahora jugándose sus vísceras.
Mientras tanto, los comunistas españoles (¿serán comunistas de verdad?) continúan utilizando la triste realidad de mi país para hacer política. Sin pudor, sin miramientos hacia el prójimo, sin respeto hacia un hombre que está a punto de morir pacíficamente y que entregará sus 48 años a una causa tan larga y agónica que parece no tener fin jamás.
Si Fariñas muere, yo acuso a todos los oportunistas que cierran los ojos intencionalmente para hacer su jugada maestra. Incluido, como el primero, a su tocayo Toledo.

(Lea si usted tiene tiempo los comentarios de españoles en esta página web y comprobará hasta qué punto se puede ser miserable y desmemoriado).

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