sábado, 6 de agosto de 2011

Los padres de Keyla



El Baby Boom de Catalunya llega con las arcas autonómicas vacías .
Crónicas desde Can Ruti (XVII)


La vida, ya sabemos, está repleta de paradojas. Pero uno no termina de asombrarse. Los pasillos del hospital llevan varios días abarrotados de visitantes diurnos y nocturnos, aquellos ilusionistas que llevan un poco de aire fresco junto con el ramo de flores. Los hay de todas clases, porque de todas clases son los bebés que llegan a este mundo en las instalaciones de Can Ruti: No solo nacionales, con distintas raíces culturales, sino también emigrantes de la India, Pakistán, Colombia, Marruecos, en fin, del llamado Tercer Mundo.
En las seis semanas que llevo “ingresado” junto con María he observado diez veces más cosas de lo que tal vez vi en una década en Barcelona. He aprendido a hablar sin cortarme un pelo. Supongo que la locuacidad sea mucho más fácil en estas circunstancias.
Lo más impactante es corroborar el crecimiento de la población, cuando se supone que las parejas se proyecten menos en la concepción familiar. Una de estas noches, encontré en Urgencias a una chica a punto de dar a luz. La habían enviado a casa porque la sala de ingresos (la Planta Cuarta) estaba llena. Como no rompía aguas, ni dilataba más de dos centímetros, sencillamente le dijeron: “Vuelva usted mañana”. Los subí en mi coche, a ella y a su marido, y los dejé en la puerta de su casa,convencido de que la muchacha rompería fuentes dos horas más tarde en el asiento trasero de un taxi.
Así fue.
Al día siguiente, me encontré con la recién nacida y la parturienta, ya ingresadas, dos habitaciones más hacia el fondo del pasillo donde está mi mujer. Son cosas, sinceramente, que cuesta comprender. ¿Por qué no la animaron a dar vueltas a pie alrededor del hospital?
Su bebé está perfecta. Pesó 3,100 kilos. Sus padres, de Cartagena de Indias, del Caribe colombiano, olvidaron los sucesos para centrarse en la pequeña…Su habitación, en lugar de al mar, da a la montaña. Se les ve felices, con ganas de comerse al mundo.
Sin embargo, corren tiempos de fatalidad económica.
En los pasillos de maternidad se habla de la visita de un gerente que dio órdenes de recortar medios materiales. Esto se traduce no solo en el avituallamiento, sino además en las restricciones de ingreso. Si hasta ahora los recortes solo nos llegaban de oídas, acerca de otros hospitales de Catalunya, ahora parece que se acercan adonde estamos nosotros. El nuevo Govern de la Generalitat se ha encontrado las arcas autonómicas escuálidas, luego de dos legislaturas seguidas del anterior gobierno del Tripartit. La tijera, pues, ha llegado a la Sanidad Pública, algo verdaderamente sensible para este país acostumbrado a todo tipo de mimos de la Medicina. La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Nos van a seguir cobrando impuestos? Al fin y al cabo –y esto es un tema polémico- la Seguridad Social la inventó Franco, aunque parezca increíble. Que los que trabajen coticen para que todos tengan el médico garantizado; esa era la idea. Aunque supongo que Franco, en principio, no debió siquiera imaginar que su brillante concepto cubriría a los emigrantes (inmigrantes) como yo.
Después de más de treinta años disfrutando de las ventajas de Papá Estado –que hace de tesorero, no es que regale nada-, parece que el bienestar se resquebraja y la gente, por supuesto, se asusta. De momento solo son temblores.
Pero tenemos que decir que la sala de Neonatología y Engorde también está llena. Si María alumbra hoy o mañana nos trasladarán a otro hospital. Aunque llevamos más de un mes ingresados, aquí no existentes preferencias.

(Continuará…)

Foto del autor
Cartageneros en Barcelona. Mileydis, su esposo José Luis y la pequeña Keyla, un minuto antes de marchar felices a casa. A ellos les faltó poco para que la bebé naciera en un taxi.

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