miércoles, 10 de agosto de 2011

Oda a las llevadoras. María sale de cuentas



Crónicas desde Can Ruti (XVIII)

El que no ha observado seguidamente a mi mujer y la visita ahora se tira las manos a la cabeza. La expresión es muy definitoria de dos aspectos antropológicos: Primero que todo, queda claro el aguante de una mujer en pos de la reproducción; después, todos nos asombramos de hasta dónde puede dar de sí la piel, la compresión de los órganos y la dotación de la naturaleza femenina para resistir el dolor.
Pienso que María está anulada desde que entró al hospital, hace un mes y una semana. Pero esto no es del todo correcto. Ella espera algo que será –ya es- lo más grande de su vida, y por esta razón busca alternativas a la circunstancia de estar en cama. He observado cómo se hace amiga de su compañera de habitación, Cristina, y también cómo disfruta el baño con esponjas jabonosas que le ofrezco cada mañana desde la más absoluta humildad. El baño parece ser su momento, su nuevo goce de las cosas de la vida, porque el baño incluye masajes en las extremidades y caricias en el abdomen. Y miradas.
El equipo médico, encabezado por el Doctor José Lecumberri Martí, va cerrando filas ante la cercanía de un posible parto natural. Los niños continúan de cabeza, más encajados todavía, y han aumentado de peso: Marc llegó hoy –según estimados- a los 1,750 kilos, mientras Lucía está en los 2,425, con roscos en los muslos según pudimos ver en la Ecografía Doppler. Ahora el reto tiene un tiempo más ajustado a la realidad: Una semana más y fuera, han dicho los facultativos ante el asombro: Sinceramente, no contaban con que María, pequeña de estatura, llegara a las 35 semanas cumplidas mientras escribo, esta misma jornada.
Pero los galenos solicitan, para estar mucho más a gusto, una semana más.
El equipo de ginecólogos –todos los de Can Ruti, porque es rotativa la presencia de ellos- prefiere un parto vaginal antes que una cesárea. Es el protocolo existente en España, a diferencia de otros países donde no se lo piensan mucho en utilizar el bisturí. En el capítulo que está por venir, entrarán en primeros planos las manos de las comadronas o llevadoras, generalmente mujeres expertas que son el alma subyacente del recinto de Urgencias. Las conocemos a todas; son de diversas edades. Son las que monitorean a María desde hace un mes y las que asisten esos partos que escuchamos de lejos, mientras estamos en la sesión de “correas” o monitores.
La preparación para el parto comenzó desde que pisamos Urgencias. La preparación psicológica empieza con esos gritos de terror y el lloro de un niño a continuación.
Si hay parto para nuestros mellizos me autorizarán a presenciarlo. De manera que este servidor también está “metido en el ajo”. Eso sí, a voluntad propia.
Creo que es lo mejor que puedo ofrecer para acompañar el tiempo.
Los cuatro estamos agotados. La madre, los niños que buscan salir y el padre que vive pendiente del reloj.

(Continuará…)

Foto del autor
Llevadoras, comadronas o también denominadas matronas. En Urgencias, una tarde de dinámica de parto no efectiva.




1 comentario:

Guillermo Bernal dijo...

Me alegra mucho que María haya evolucionado tan bien y los bebes estén perfecta forma. María es de las madres coraje que han tenido la dicha ade tener a un increible compañero de batalla a su lado. Algún día Marc y Lucía conocerán de estas historias y seguro la leerán, entonces los querrán mucho más por el esfuerzo y la tenacidad de sus padres. Les mando mis saludos y un gran abrazo.