sábado, 28 de abril de 2012

No echaré de menos a Guardiola



Pep  (Pepito, en catalán) Guardiola es el típico avezado que sabe retirarse a tiempo, como los grandes deportistas o artistas que dejan su puesto  cuando están en la cumbre. Ya sea para crear un efecto sentimental o bien porque están convencidos de que la gloria se deshace en un abrir y cerrar de ojos.
Guardiola se ha hecho querer, incluso en catalán, una lengua que, fuera del contexto futbolero, molesta bastante en el resto de España. Pero la afición o devoción por el Barça es mucho más grande que cualquier cosa.
Sus conferencias de prensa, con ese volumen prácticamente inaudible, quedarán para la historia. Rascándose un ojo o la cabeza, Pep enmarcó lo que significa ser incombustible, flemático, con sangre de horchata, vamos. Como un lord inglés. Contrario a su antagonista  José Mourinho (tocayo, casualmente) que se alteraba por cualquier cosa hasta robarse el show muy en su contra.
Hoy en día, con las redes sociales, hay que tener mucho cuidado con el público. Te pueden hacer trizas también en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, confieso que no extrañaré a Pep Guardiola. Y esto tiene que ver con su imagen mediática.
A mí me recuerda sobremanera ese estilo catalán muy correcto, apocado, insípido, frío, desconcertante, en fin.
Debo agregar que en Catalunya, donde vivo, hay muchos estilos, pero el que he mencionado arriba es el que los identifica por antonomasia.
Guardiola, sin quererlo, como ente público, tuvo la misión de referir este tipo de carácter muy particular, con el que no encajamos bien los que “venimos de fuera”, según dicen ellos mismos.
Desde este humilde espacio despido al gran técnico del Barça, y también a un patrón fijo en las emisiones de telediarios, el hombre tal vez más subtitulado de España.
Es posible que, detrás de su estilo, exista una gran timidez.

 Foto tomada de La Vanguardia


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