domingo, 16 de septiembre de 2007

Átame (con permiso de...)


Como te dije antes de jurarte toda mi fe, uno no es de donde viene sino de donde vive, y yo vivo en ti. Si he demorado mucho en escribir una frase tan delicada es porque no he dejado de pensarte, desde que apareciste ante mis ojos con esa figura resuelta que tienes. Contigo viajan el amor, el deseo y la ilusión, más un dulce sabor prohibido, que es precisamente el que llena de fuerzas todas mis acciones para poder despegar de una vez. Hay un mundo esperándome fuera de mí mismo, pero se cansará si no intento al menos mover un dedo para acercarme, más ahora que las palabras pensadas se están agotando, porque existe un desgaste, un desasosiego, entrañable pero desesperado, y el tiempo es irreversible.
El tiempo, ese que nos dejó un poeta antes de despedirse, es una montaña empinada y finita; lo veo desde donde estoy, lo puedo sentir junto a mí cómo anda despacio llamándome la atención para que haga algo. El problema está en saber exactamente qué hacer a partir de ahora, si buscarte cada vez que necesite una imagen divina para disfrutar de la melancolía, o si atender hacia otras direcciones desconocidas y trilladas a la vez. Ayer parecía que me ahogaba en un vaso con agua, y hoy espero a que llegue el lunes para resurgir, aprovechando un nuevo punto de partida. En ese juego ando hace años y no quiero perder la paciencia. Necesito reinventarme de la mejor manera posible para sortear mi circunstancia, que no es la peor, pero es la mía. Cuento contigo, y con el deseo de sorprenderme visualizándote de pies a cabeza. Tengo asumido tu carácter intangible. No te preocupes por mí. Tienes demasiadas cosas que atender, a otros más apurados tal vez. Por lo pronto me expreso por escrito y te pongo flores impares y amarillas. Te las debía. Están funcionando. Las compramos en la florería más espectacular que tiene Barcelona, en la calle Valencia, donde se encargan detalles por teléfono que pueden costar una fortuna, y te dejan el envío en la puerta de tu casa. Este pequeño manojo fue producto de un punto de giro de última hora, desplazando las margaritas, hasta nuevo aviso.

Al final del verano de 2007

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