martes, 14 de diciembre de 2010

Los buenos recursos de la gestualidad



Kylie Minogue también es un encanto en la distancia corta

Aunque en realidad no le haría falta hablar, ya que lo dice todo, o casi todo, con la mirada, ella se esfuerza por ser agradable y piensa, incluso, en cómo decir algunas cosas en Español. Eso es todo un detalle.
Podría pasar del rollo de las traducciones mentales y dedicarse a responder en Inglés, sin más. A fin de cuentas debe estar cansadísima de andar de un lado a otro del mundo, con sus baúles de ropa, como hacía la siempre bien recordada Conchita Piquer. Y no tiene avión propio, según confesó anoche a Pablo Motos en El Hormiguero, del canal Cuatro de televisión.
La Piquer tampoco lo tenía, pero no creo que se moviera tanto entre latitudes como hace Kaylie, esa cuarentona australiana que compite, y a veces gana, con la mismísima Madonna.
Un metro cincuenta creo que mide de alto. Sin embargo, Kylie ha sido bien dotada para la danza y para cantar, dos virtudes indispensables en un music hall. Además, cuenta con un cuerpo de baile impresionante –en los dos sentidos- y así también son las coreografías que le acompañan. Pero una cosa es el espectáculo visual alcanzado con todos los sentidos desde lejos, y otra el espectacular encanto de las distancias cortas, de la sonrisa bien llevada, junto con los ademanes, en esos primerísimos planos que le hicieron anoche en la entrevista emitida en directo. Ahí, en esas condiciones, se pierde, se aumenta o se mantiene todo, todo lo que da el ángulo ancho de las gradas.
Pablo Motos estaba embobecido, torpe, ido del guión o de su escaleta. No podía creer que tuviera tan cerca a una de las mujeres más deseadas del mundo –por hombres y por otras mujeres-, permitiéndole caprichos, susurros de milímetros, olfateos de perfume, preguntas de ropa interior. Todo un show que superaba al mismo conductor. Porque esas oportunidades de tener tan cerca y tan natural a una diva que vende millones de dólares en espectáculos y discos, en realidad se da pocas veces.
Como es lúdico y poco sensacionalista –aunque su estilo es sensacional-, El Hormiguero permite estos acercamientos desde la distancia subjetiva de estar entre amigos en una fiesta particular, aunque enfrente se hallan todos esos focos y las cámaras. Y es verdaderamente agradable la transportación que sugiere el programa hacia planos bastante más humanos de lo frecuente.
Kylie, por supuesto, habló del cáncer de mama que superó gracias a la eficacia de un diagnóstico precoz y también de los avances médicos. Pasó por todo, quimioterapia y cirugía, y al final la vida le permitió continuar disfrutando de esos buenos recursos de gestualidad que tiene, acompañados de unos bellos ojos. Pero ya sabemos que los ojos, los labios, las manos, todo necesita una expresión que lo mueva, que lo represente.
Con Kylie se echa por tierra el mito histórico de las vedettes espigadas.

Foto tomada de la televisión
La australiana estuvo anoche en El Hormiguero y dejó oficialmente inaugurada la navidad en España, coincidiendo con el día de Santa Lucía. A finales de invierno vendrá a Barcelona. Aquí presenta su gira internacional Aphrodite-Les Folies 2011, el 12 de marzo en el Palau Sant Jordi.

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