lunes, 18 de julio de 2011

Marc. Su carta astral está en los pasillos



Crónicas desde Can Ruti (X)

La luna llena sobre el techo del hospital nos quería decir algo. Suponíamos que era un mensaje astral, como en efecto fue. A estas alturas, con todo lo aprendido en el tránsito de la vida, no podemos obviar ninguno de los paisajes que se presentan en esta montaña, luego de tres semanas batallando por el mejor de los alumbramientos posibles para Marc y Lucía.
He decidido nombrarlo a él primero. Ella, su hermana, me lo perdonará.
Esta mañana, el doctor Lecumberri, jefe del team médico de Obstetricia y Ginecología, se acercó a la cama de María con todas las cartas sobre la mesa. La confirmación de que Marc no crece es una realidad de nuestras barajas. Los análisis de sangre lo demuestran, pero, por delante de todo, está la Ecografía Doppler, aplicada en sesiones anteriores sin que nosotros supiéramos su importancia.
Es un ultrasonido inocuo con el fin de comprobar el flujo sanguíneo en la placenta y cordón umbilical de los fetos, una prueba de contraste de color que, increíblemente, alcanza a medir la irrigación de los bebés durante el embarazo. Los facultativos, en este caso, no habían dicho nada. Hasta hoy.
Contacté al doctor Lecumberri en el pasillo. Me habló de una diferencia muy grande –medio kilo- entre los mellizos, por lo que, seguramente, me dijo, tendrán que extraerlos en días próximos, para salvar a Marc.
-¿Y entonces qué?
-Neonatología se encargará. De eso puedes estar tranquilo- respondió a mi pregunta con amabilidad pero sin atisbos de paternalismo.
Los médicos suelen referirse a su trabajo con profesionalidad. Incluso se refirió a los fetos sin distinguir sexos, algo que, para los padres, resulta sumamente importante por la proyección de futuro que nos viene de adentro.
María lloró. Faltaría más.
Estuvimos abrazados un buen rato pero solo como reacción a la noticia de una cesárea que está al doblar de la esquina. Hoy en día no es tan dramática la prematuridad, pero, claro, en estas crónicas estamos hablando de los nuestros.
Anoche subí a la Planta Séptima a visitar a los mellizos de Sonia, también de ambos sexos, que ya los tuvo este fin de semana a través de un parto vaginal. Todo va saliendo, a su tiempo y con las circunstancias de cada cual. Están bien: Los nombraron Georgina y Dìdac.
Creo que los médicos han llevado correctamente nuestro proceso, con la discreción hasta donde ha sido necesaria y con el tiempo en una muñeca; haciendo juego de manos para convertir las horas en gramos. Hasta donde se ha podido.
El jueves que viene volveremos a la Ecografía Doppler, a ese pastel de colores que alguna vez vimos en pantalla sin saber qué era. Será definitiva para, entonces, programar una cesárea y dar entrada a nuestros niños en la Séptima Planta.
María y yo hemos firmado un pacto de amistad con el tiempo y nos hemos confesado a la luz de la luna. Mucho antes de todo esto.

(Continuará…)

Foto del autor tomada en los alrededores de Barcelona

María cenó anoche su dieta rica en fibras:
Amanida espirals amb pinya, pernil y maionesa
Pollastre trocejat amb peres
Panet integra envasat
Fruita
17/07/2011

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