viernes, 10 de diciembre de 2010

Revolución Saturno


Nuestro exilio es duro y poco reconocido

Pasan los días, las semanas, los meses; pasan los años. Pasa la vida.
Se nos está yendo entre las manos ese tiempo preciso que es el que sabemos dónde estamos y hacia dónde vamos, ante la mirada resbaladiza de buena parte de la comunidad internacional, la mirada de la llamada Izquierda Progresista, sobre todo, que ha dado sus giros subrepticios para adecuarse a la Historia sin que sea posible sentarla en el banquillo. Recuerdo haber visto con mis propios ojos a Ana Belén y a Víctor Manuel tranquilos en los jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, cantando en prosa los versos de Nicolás Guillén, el poeta de la Revolución. Diciendo eso de “Tengo lo que tenía que tener”; o sea, cantando la vía ideal comunista de la igualdad social. ¡Muy romántico!
Pero la realidad –se ha demostrado ampliamente- ha sido otra. Por eso, aquellos actores de Izquierda están ahora recogidos y, en su lugar, aparecen otros oportunistas que intentan vivir de nuestro dolor. No es cuestión de ideología. Tal vez este que escribe sea más comunista, en esencia, que los que dicen que lo son. Se trata de visualizar de un plumazo cómo el oportunismo, por un lado, y el instinto de conservación, por el otro, se han dado la mano para permitir que unos tiranos continúen coartando nuestros derechos más elementales.
¡Ay, pobres mujeres vestidas de blanco que andan por las calles de La Habana diciendo en forma silente todo esto mismo, y son atemorizadas con golpizas incluso de hombre a mujer!
El más reciente episodio de este aberrante ejercicio de poder sucedió ayer, en vísperas del Día Internacional de los Derechos Humanos. Las aporrearon miserablemente delante de las cámaras de televisión extranjeras. Pero el gobierno cubano continúa negando sus arbitrarios maltratos, continúa haciendo pasar por delincuentes a quienes solo piden elecciones libres. Como en China, cuyo ejecutivo mantiene en la cárcel a un hombre honrado, Liu Xiaobo, que será premiado esta tarde, in absentia, con el Nobel de la Paz. Enfermos de poder, testarudos dictadores –todos- que masacran políticamente a pueblos enteros, a millones de sus hijos, hasta devorarlos, como un Saturno.
También ayer, el consulado cubano en Berlín le comunicaba verbalmente –nunca por escrito- a una blogger activista que el Gobierno Revolucionario le prohíbe su entrada al país, a su país, donde nació, donde creció, donde estudió, donde trabajó. Es evidente que al gobierno cubano no le basta con cobrarnos los estudios toda la vida con los ridículos salarios que percibe un profesional. Su actitud acreedora va mucho más lejos: Se persigue al exiliado donde quiera que esté y se le regula sus visitas a la isla en dependencia de lo que éste sea capaz de callar. O de hablar. Se trata de un pacto tácito que ha convertido a buena parte de nuestro exilio en el eterno chantaje de la doble moral. Doble allá y doble también en la otra orilla. Aguaya Berlín –su nombre en la red- ha optado por aprovechar la libertad de opinión que tiene a su alrededor, precisamente una libertad ganada con la sangre del genocidio más grande conocido en la historia de la humanidad. Ha preferido denunciar, decir lo que ha vivido, antes de transitar por la escaramuza de lo que significa comer bien y, para la política, un punto en boca.
Es una decisión muy valiente teniendo todavía a seres queridos en la isla, como por ejemplo a su padre, a quien le abrió un blog para que éste, simbólica y clandestinamente, pudiera expresar sus recursos de pensamiento desde la isla. Aguaya Berlín, una cibernética matemática escapada de allí como casi todos hicimos, desinformando, preparando un plan de fuga efectivo que, sin embargo, no contemplaba las despedidas. Porque uno se marcha de Cuba con la ilusión de que un Estado tan bárbaro no nos superará, ni en el tiempo ni en las emociones. Y un buen día, cuando ya hemos desarrollado con mucho esfuerzo nuestro propio camino en el exilio, nos damos cuenta de que el animal aquel, voraz, vengativo, no es capaz de perdonarnos ni siquiera en nombre del tiempo, como hicieron aquellos intelectuales de izquierda que, al menos, se han retirado de una callada manera.
No.
Saturno –ya se sabe- no perdona jamás.

Foto del autor
La televisión de Mallorca entrevista a Aguaya Berlín, en el primer encuentro de bloggers cubanos en el exilio, celebrado en el verano de 2009

4 comentarios:

Eduardo dijo...

¡Hola! Yoyi, La dictadura de los castros no escatiman en recursos a la hora de reprimir, pero a la hora de alimentar al pueblo aparece la injustificación del bloqueo... ¿Sera doble moral? oh ¿Descaro dictatorial? Saludos, Eduardo.

Anónimo dijo...

Estoy absolutamente en contra de la basura que se viene hablando en los blogs. Yo creo que cada uno puede colaborar desde su posición y sus coordenadas con la causa de Cuba. No todo el mundo tiene que echar tiros. Yoani y Aguaya sí han hecho una gran contribución, tal vez mayor que la de muchos críticos. que probablemente no has hecho ninguna. Yo admiro a Yoani y a Aguaya. Yoani y Aguaya sí tienen papaya.

Aguaya particularmente tiene una gran papaya!!!

Anónimo dijo...

Jorge:por algun tiempo he seguido el blog "Desarraigos Provocados" que emite Aguaya desde Berlin y siempre me pregunte cuanto faltaba para que se le impidiera la entrada en Cuba----era solo cuestion de tiempo.En cuanto a comentarios anteriores leidos en este blog:creo ,Jorge,que estas en tu derecho de emitir criterios.El cuestionamiento o defensa de una "causa" no debe tener "padrinos" ni "monopolios de opinion".No es cuestion de fibrolizar ni de "papayas",es cuestion de necesidad de espacio de opinion y valor para emitirlas.Un saludo:ROBERTO.

Jorge Ignacio dijo...

Por eso no le respondí, Roberto, porque, aunque no tengo filtrados los comentarios,las vulgaridades las paso de largo. Estamos de acuerdo. Un abrazo.