sábado, 28 de mayo de 2011

Barça/Manchester y la utopía revolucionaria



Lo bueno que tiene este país, y cualquiera otro donde reine la democracia, es que la gente puede hacer lo que le vaya de gusto. Los indignados de Plaza Catalunya continúan allí, no sin antes haber higienizado ellos mismos su plataforma, con fregonas, cubos y escobas. Se sabía de antemano que la policía no iba por ellos, sino por el espacio urbano, y no solo por la plaza, sino por los avíos. Pero dos centenares de jóvenes iracundos se negaron a entregar sus cacharros por las buenas. Así fue como los Mossos de Escuadra cometieron el pecado de aporrear a diestra y siniestra.
Ya se conoce que quien dio la orden fue el Conseller de Interior, Felip Puig, y que éste lo consultó con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que en ese momento se encontraba en Londres. A pocos días del partido final de la Liga de Campeones europeos, donde el Barça discutiría la copa, el President ya estaba en Wembley; eso sí, con una línea abierta hasta la manifestación que ocurría en el kilómetro cero de la Ciudad Condal.
Me imagino el diálogo:
-¿Qué hacemos, President?-diría el Conseller.
-Que los Mossos actúen-sería muy concreto el otro.
Tanto Mas como Puig prácticamente se estrenan en el gobierno de una importantísima autonomía, depauperada económicamente y arrastrando una deuda multimillonaria que ha dejado el Partido Socialista catalán a la cabeza de un tripartido que, en coalición, le arrebató el puesto precisamente a Mas, dos veces. Son tiempos duros para España y en particular para la región pegada a los Pirineos que presume de ser un país aparte, con sobradas razones, a mi modo de ver.
Con los indignados por cómo va el país protestando en Plaza Catalunya, y en sesión de trabajo –esta misma noche acordaron no abandonar la zona-,el Barça ganó su cuarta copa europea y, como era de esperar, la afición corrió a Canaletes, a escasos metros de las protestas. El Ayuntamiento trató de desviar la peña hacia otro espacio inmenso y céntrico, el paseo de Arc de Triomf, instalando allí pantallas gigantes. De hecho se repletó aquello con unas 35 mil personas, pero siempre hay quien va a su santuario, pase lo que pase y pésele a quien le pese.
El partido contra el Manchester United fue limpio, bien coordinado, orgánico, fuera de alardes escénicos y dentro del gran tecnicismo que caracteriza al equipo de Pep Guardiola. Este triunfo debe calmar los ánimos de los catalanes y de toda la afición en general, al menos durante 48 horas, como decía una señora esta tarde en el supermercado, observando un grupo de jóvenes y su avituallamiento para el partido. Artur Mas gozó de unos cuantos primeros planos televisivos desde el estadio de Wembley. Se le veía feliz, aunque comedido, como siempre está. Es posible que en la zona cero, donde la noche será más larga todavía, los hinchas se mezclen con los manifestantes y Barcelona tenga al menos 48 minutos para poner la mente en blanco. Sería magnífico que los vándalos no actuaran aunque sea por única vez.
No quiero ser pesimista, pero me temo que hoy los diarios abrirán con las típicas imágenes de destrozos en Las Ramblas.

Foto del autor
Manifestante en Plaza Catalunya invita a la no violencia

1 comentario:

Anónimo dijo...

..............y asi fue Jorge:De nuevo la barbarie reino en Barcelona.No se estias cansados los que vivis en Barcelona de tanto desorden e impunidad.No sentis el derecho y la necesidad de poder disfrutar con vuestros amigos y familias de celebraciones tan bien merecidas como los exitoas del Barça?Por que los "indignados" no se pronuncian al respecto y se diferencian de una vez y por todas de los llamados "antisistemas"(si es que en realidad no son parte de lo mismo).Sudos:ROBERTO.