sábado, 21 de mayo de 2011

Jornada de reflexión



Descansemos un rato de los políticos

Sin incidencias mayores y sin desalojo anoche en las principales plazas españolas. Aunque, en principio, las juntas electorales de las comunidades autónomas prohibieron las manifestaciones, amparados en la ley, el gobierno central dijo que no molestarían a nadie, a no ser por casos de disturbios o malos comportamientos cívicos.
Así se hizo. El pueblo -8 mil en Plaza Catalunya y 20 mil en Puerta del Sol- aprovechó los espacios ganados en años de guerra civil, en años de democracia, aunque, como se sabe, la herida de la desavenencia ha cerrado en falso. Pero esta vez se ha visto algo inédito en todos estos años: gente de diversa filiación política –derecha, izquierda, centro, arriba y abajo, como dijo un manifestante en televisión- se han puesto de acuerdo para protestar pacíficamente y exigir un cambio.
Anoche, portales independientes catalanes transmitían en vivo la asamblea de Plaza Catalunya. Una oradora que subió a leer las demandas saltaba del idioma regional al castellano, sin querer, porque se trataba de una cosa muy seria. Es el momento de unirse y replantearse este país, acorralar a los políticos, a la monarquía, a los banqueros, a los grandes empresarios que han llevado a España a la banca rota, al mayor índice de desempleo en mucho tiempo. En el acta, curiosamente, se exigía derogar la actual ley de extranjería. Eso quiere decir, o que las encuestas y periódicos mienten cuando se habla de las molestias que ocasionan los inmigrantes, o que los españoles se han dado cuenta de que si nos unimos todos tenemos más posibilidades de reinventar el territorio humano y físico que habitamos.
Los indignados, que son muchos, tomaron nota de la señal emitida por el gobierno: No marcharon a casa pero sí escondieron las pancartas alusivas a los políticos. La constitución lo dice claramente: El día de reflexión, la víspera de elecciones, no se puede hacer política. Entonces salieron guitarras, poemas, pasodobles, lambadas, salsitas, refrigerios –supuestamente hubo algún material etílico en la trastienda-; actores de todo género escénico…y niños, por supuesto. La familia estaba al raso, con perros y otras mascotas.
La jornada de reflexión me pilló en un pueblo a unos 30 kilómetros de Barcelona, en Sant Feliú de Codines, en el Vallès Oriental. Allí había una fiesta autorizada por el ayuntamiento en una explanada. Estaban casi todos los habituales, incluyendo al candidato del PSOE que, según escuché, tiene todas las papeletas para salir mañana de alcalde otra vez. Catalunya siempre ha sido un pueblo de obreros y éstos votan a los socialistas, por llamar de alguna manera al PSOE. El precio del menú era de 14 euros e incluía paella, mariscos, bebidas y café. Ah, y cava, la bebida espumosa de esta región a la que muchos se niegan a llamar champán.
Allí los dejé, bailando y con una marcha increíble. Pero estoy seguro de que, entre ellos, estaban también los que votarán una alternativa, decepcionados del actual gobierno o simplemente porque tienen otra ideología. Se tiraron pullas, pero no hubo altercados. Ni policías.
Yo a estas alturas he preferido no votar. ¡Y hay que ver la falta que me hace para compensar los años de dictadura que he vivido hasta que pude emigrar!

Foto del autor
Paellera vacía en primer plano y pasodoble detrás

2 comentarios:

Mari-Carmen Marcos dijo...

Jorge, yo también estaba pensando en no votar, pero antes de tomar esta decisión he querido leer qué implica no votar, voto nulo y voto en blanco. Al parecer, el sistema de votación en España no es muy "justo" e la forma de contar los votos y terminan beneficiados los grandes partidos, así que lo más recomendable es votar a los más pequeños. Mi siguiente paso será tratar de encontrar uno de los pequeños que merezca mi voto... pero los grandes opacan :-(

maria dijo...

Ese es el problema, Mari Carmen, que no hoy ninguno que me resulte atractivo. Pero estoy de acuerdo contigo...Todavía estoy a tiempo, hasta las siete de la noche. Gracias.