lunes, 16 de mayo de 2011
Monsieur Dominique
Parece un guión de Hollywood, pero es la pura realidad la que ha llevado la imagen del director del FMI a todas las portadas del mundo, esposado y en shock transitorio. Si es que sale del shock.
Un escándalo de tal magnitud es comparable con el caso Watergate que llevó a la renuncia del presidente Nixon, el 8 de agosto de 1974; un ejemplo de la fuerza del llamado Cuarto Poder y que se imparte en las facultades de Periodismo. Aquella investigación, por cierto, ocurrió en los Estados Unidos, ese país raro en el que algunos inocentes se pudren en los corredores de la muerte y algunos culpables son llevados ante la justicia por denuncias de agresiones sexuales, tengan la tendencia que tengan y ostenten cualquier tipo de rango. Por eso vimos al señor Dominique Strauss-Khan salir de la comisaría de Harlem por la puerta principal, donde le esperaba la prensa a pie de calle; lo vimos salir custodiado por agentes de cuello y corbata que no llevan pasamontañas. Este duro espectáculo –no todos los días vemos en situación semejante al hombre que dirige las partidas de dinero del Mundo- tiene lógica si recordamos que lo primero que hace la policía federal en los EEUU es entregar a los medios los partes escritos por la fiscalía.
Hace unos días, comentábamos en este blog un caso similar con un importante pintor cubano, acusado de pedofilia en el estado de La Florida. Agustín Bejarano todavía está bajo custodia de la policía y el fiscal no acepta fianza alguna, hasta celebrar el juicio. Aunque a día de hoy es inocente si no se prueba lo contrario, el rostro de este artista plástico ha salido en los periódicos de buena parte de Iberoamérica y no se le permite regresar a Cuba, donde reside. Al político francés, relevo del señor Mitterrand en las urnas socialistas para las elecciones del año que viene, tampoco se le ha concedido fianza para evitar que abandone el país donde supuestamente acosó a una camarera de hotel. Lo raro de todo esto es que, si tanto le gustan las mujeres, al punto de no poder controlarse, uno se pregunta por qué Monsieur Dominique no alquiló los servicios de lujo de una dama de compañía.
Si fuera un guión de Hollywood sería perfecto: Una camarera negra, del Bronx, es capaz de hacer bajar del avión, en primera clase, a uno de los hombres más poderosos del Planeta. El expediente laboral de la camarera, según el hotel neoyorkino, es intachable, por tal motivo la policía le creyó al señalar a Strauss-Khan en una rueda de reconocimiento. El canoso señor, que duerme en suites de 2 mil euros la noche, en lugar de viajar directo de Washington a París, no se sabe por qué, realizó una escala personal en Nueva York, y allí ocurrió su peor episodio, luego de muchos años, según se ha podido conocer, acosando a sus empleadas en el Fondo Monetario Internacional.
Parece un espectáculo fabricado, pero también parece corroborarse con esto que el hombre es el único animal capaz de tropezar tres veces con la misma piedra. Habrá que ver el final de la historia. La prensa mundial tendrá ahora que irse olvidando un poquito del chapucero desenlace, sin pruebas contundentes todavía, que tuvo el terrorista más buscado sobre la faz de la Tierra.
Foto de AP/Richard
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