miércoles, 25 de mayo de 2011

Otro episodio ridículo de la Revolución


Los personajes de Pedro Pablo Oliva suelen tener los brazos recogidos o no tener brazos. Son seres tristes en su gran mayoría; jóvenes, niños, amantes complicados por el asunto de intentar un equilibrio.
Los trazos del pintor se basan en por tanto en inclinaciones de los cuerpos hacia alguno de los dos lados. La composición general de sus cuadros, además de poseer una carga conceptual muy pesada, tiene una fuerza plástica sobrecogedora, tanto en colores como en los trazos. Sus obras son un paisaje humano que habla por sí solo, con humildad a juzgar por esas miradas lánguidas que le quedan clavadas a uno para siempre.
La última vez que fui a Cuba, mi mujer, catalana, ya había descubierto la obra de Pedro Pablo y me pidió que le trajera un original. Jugando, claro está. Ella sigue enamorada de esos personajes comentados anteriormente y quería tenerlos a mano. Entonces, husmeando por tiendas turísticas en la Habana Vieja, encontré una boutique especializada en cortinas de baño que llevan estampadas grandes obras de la plástica contemporánea insular. Ahí estaba su pintor cubano favorito, con unas muchachas que parecen flotar dormidas en medio de un mar espumoso, sin brazos las chicas, como es usual en el pintor, pero con los zapatos acordonados. Todo un tema surrealista y sórdido, sin llegar al grotesco de Roberto Fabelo, otro importante pintor cubano de la misma época.
Pedro Pablo Oliva es un discreto artista que ha ganado mucho dinero últimamente. Su discreción, a mi modo de ver, está relacionada con que no eligió la capital para establecer su casa-taller, y con que no se le ha visto haciendo bulla en los salones asamblearios del partido único, aunque sí fue designado como delegado a la Asamblea Provincial del Poder Popular en la provincia de Pinar del Río, llamada la Cenicienta de Cuba, de donde es oriundo el artista. Él lo aceptó con cortesía sin darse cuenta de que este cargo es un compromiso ineludible con el sistema de pensamiento único instaurado en la isla. Hace unos días, a raíz de unas declaraciones suyas a un medio de prensa de Miami, en las que el artista expresaba su deseo del multipartidismo en Cuba, el gobierno decidió defenestralo. Han cerrado su casa-taller y, faltaría más, lo han destituido de la Asamblea.
A su edad es un duro golpe, sobre todo si este hombre, como ha manifestado él mismo recientemente, no pretende abandonar el país. ¿Cuál será su final?, se pregunta uno desde el exilio. ¿Mermará su capacidad creativa o, por el contrario, crecerá todavía más en el nuevo estadio del ostracismo?
Lo que ha sucedido con los artistas “desviados” de los lineamientos estalinistas a lo largo de estos 52 años de dictadura ha sido bárbaro. El castrismo se ha encargado de chantajear a los creadores de diversas maneras. Unos, a cambio de no exponerse a los riesgos emocionales del exilio, han trabajado dentro de los lineamientos aunque con ciertas permisibilidades estéticas, como parte de ese escuadrón contestatario que, incluso, al régimen le conviene mostrar como imagen de apertura; otros, no pocos, se marcharon a la aventura. A finales de la década de los ’80, un potente movimiento denominado Arte Calle, en consonancia con los rumores de glásnost que el propio gobierno dejó correr –esperando el castrismo a ver por dónde iban los soviéticos-, se manifestó tan abiertamente en contra del sistema que los estudiantes universitarios de entonces llegamos a pensar que el cambio podía producirse. Pero todo fue un espejismo, tristemente hay que decirlo. La gran mayoría de aquellos plásticos –performance, instalaciones, arte efímero, dadaísmo- tuvieron que marcharse del país en una oleada sin precedentes. Fueron a parar a México y, de allí, se esparcieron por el mundo.
Asusta mucho que a estas alturas, veinte años después, a un creador filantrópico como Pedro Pablo Oliva –que no ha utilizado ni mucho menos aquella rebeldía de finales de los '80- la Revolución le cierre la puerta que una vez le dejó abrir. Esto demuestra el incisivo y enfermizo poder del Estado sobre el pensamiento individual.
Ah, pero la nación es otra cosa. Y Pedro Pablo lo tiene claro.
Hoy mi mujer, amante de su obra, está muy triste al recibir esta noticia.

Foto del autor. María con su cortina de baño. La imagen reproduce el cuadro Manada de novias, óleo sobre tela de 40x33 centímetros, creado en 2005.
Nota: Anoche –hora española- había grupos en Facebook apoyando en tiempo real a Pedro Pablo Oliva. Aquí otro de pinareños en el exilio.
Lea en este blog las declaraciones del pintor a raíz de lo sucedido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos ha pasado a muchos;no se puede mantener la doble moral por tiempo indefinido,al final las "tentaciones" de libertad,poder,dinero....... o todas juntas nos ponen en conflicto con el totalitarismo.Solo que a unos les fue mejor que a otros "dentro del sistema" y su conflicto de ideas y flagelacion hace mucho mas ruido.Un pais donde la dolbel moral es el estado natural de las cosas ya no se sorprende por casos como este.Nunca he podido llegar a entender donde esta lo "realmente contestatario" del arte cubano contemporaneo de "adentro",solo veo coqueteos mutilados y temblorosos.Ojala mi ignorancia no pueda ver que tenemos muchos Lezama Lima o Gutierrez Alea aun por las calles del caiman.Un saludo.ROBERTO.

Jorge Ignacio dijo...

Un saludo, Roberto. Estoy de acuerdo contigo: son solo amagos,intentos tímidos de protestar con el arte. La famosa polisemia de "lo digo pero no queda claro" es muy beneficiosa para el régimen. Esa polisemia la he visto desde la pintura, pasando por la literatura, hasta el teatro, que siempre ha sido el más contestatario, regularmente, pero con escasos resultados en un país con una férrea censura. Gutiérrez Alea criticó a la Revolucíón sin saber que la estaba criticando, porque "MEmorias del subdesarrollo" es una película que se hizo a tono con los primeros tiempos del régimen, y ya ves...

Anónimo dijo...

Es verdad:Se hubiera rodado "Memorias.........." en los duros años 90s?Posiblemente faltarian(como decis en Catalunya):"collons"!.Un saludo:ROBERTO.